ECONOMíA › REPUNTE DEL EMPLEO EN EL ULTIMO TRIMESTRE DE 2012 TRAS NUEVE MESES DE CONTRACCION. LAS ESPERANZAS PARA 2013

El año que vivimos en peligro de crisis

El leve aumento del desempleo y del trabajo no registrado de 2012 es considerado por las autoridades una “muestra de fortaleza”, frente a un contexto que amenazaba con provocar un impacto mayor. Repunte en distintos sectores a partir de noviembre.

 Por Tomás Lukin

Durante la fuerte desaceleración de la actividad económica en 2012, el escenario laboral local mostró una leve contracción del empleo formal que comenzó estabilizarse en septiembre y, a la vez, un incremento del desempleo de 7,2 a 7,6 por ciento. En los primeros nueve meses del año el nivel de trabajo no registrado aumentó hasta 35,5 por ciento, 1,2 punto por encima de los registros del mismo período el año pasado. Desde la visión del equipo económico, la fortaleza relativa del mercado de trabajo frente a una nueva crisis, con raíces internas y externas, hace prever que este año volverán a generarse puestos de trabajo y caerán el desempleo y el empleo en negro. La recuperación de los principales socios comerciales, Brasil y China, el impacto de medidas como el programa de construcción de viviendas Pro.Cre.Ar, mayor obra pública y las políticas de ingresos –jubilaciones, AUH y salario mínimo–, junto a la mayor cosecha esperada, permitirán reactivar el mercado de trabajo formal, según se espera. Además del arrastre que genera una recuperación sobre la informalidad, el Ministerio de Trabajo está elaborando un conjunto de políticas integrales para enfrentar los elevados y persistentes niveles de empleo precario.

En diciembre de 2011, la evolución del empleo registrado comenzó una etapa de contracción moderada que duró hasta agosto de 2012. En nueve meses de fuerte desaceleración en sectores industriales –como autos, siderurgia, química, metalurgia, alimentos y bebidas–, la construcción y en áreas de servicios, el nivel de empleo cayó un 1,2 por ciento. Los datos de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), que releva empresas privadas de más de diez trabajadores en ocho centros urbanos, muestran que a partir de septiembre el escenario laboral formal comenzó a estabilizarse y en los últimos meses mostró ya signos de recuperación en actividades de la industria manufacturera, el comercio, servicios financieros y transporte, pero continúa sin repuntar en la construcción. Durante los primeros tres trimestres del año también crecieron el desempleo y los niveles de informalidad laboral.

Un documento del Ministerio de Trabajo que será difundido en los próximos días advierte que en el escenario de estancamiento global atravesado durante el año pasado, “era inevitable que la dinámica del mercado de trabajo en Argentina resultara afectada en alguna medida. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en décadas pasadas, el impacto de esta fase contractiva internacional y regional no ha redundado en un crecimiento significativo de la desocupación, ni en la destrucción masiva de puestos de trabajo formales o un empeoramiento en la distribución del ingreso”.

En el último período contractivo que atravesó Argentina, durante la crisis del sistema financiero internacional de 2008-2009, el empleo formal llegó a caer 2,5 por ciento en términos interanuales. Para la cartera laboral, “se podría afirmar que la actual situación internacional condicionó moderadamente la dinámica laboral, dado que detuvo momentáneamente el proceso de inclusión social iniciado en 2003, pero no generó una severa crisis en el mercado de trabajo, ni en la situación socioeconómica de la población”. En ese sentido, el estudio al que accedió este diario destaca que la estructura laboral local “reúne las condiciones para amortiguar el impacto de una crisis, y esto se debe al esquema de políticas implementadas desde 2003 y a las nuevas acciones que complementan las existentes”.

Desde esa perspectiva, funcionarios de todo el equipo económico coinciden en señalar que, si fue posible atravesar un escenario de crisis global y fuerte desaceleración interna con una estructura laboral sin problemas de magnitud, 2013 se presentará como un año de recuperación y crecimiento del empleo. El optimismo está sujeto a la coyuntura internacional, advierten, al tiempo que la recuperación no exhibirá el dinamismo observado en materia laboral cinco años atrás, pero sostienen que servirá para volver a la situación previa a la crisis y mostrar mejoras. Asimismo, reconocen la continuidad de problemas laborales y productivos estructurales en algunas regiones del país, como en las provincias del noreste y noroeste y en sectores como el municipal, o la persistencia de condiciones de empleo precarias en un amplio sector de la población.

Incipiente y reciente

En los últimos meses se observó una mejora en los niveles de empleo registrado, al pasar de una situación donde la mayoría de los sectores no generaban o destruían puestos de trabajo, a otra en la que prevalece la generación de empleo en muchas de las actividades productivas. En noviembre, la EIL mostró un comportamiento positivo de 0,4 por ciento. Después de un año complicado en ramas como la metalmecánica, alimentos y bebidas, y la química, la industria manufacturera mostró tres meses consecutivos de recuperación en su dotación de empleo formal. Ese comportamiento todavía tiene espacio para recuperar, a medida que recobren fuerza actividades como la automotriz. Los otros sectores que, según los datos oficiales, mostraron comportamientos contractivos en los meses anteriores y en noviembre empezaron a generar puestos de trabajo fueron: comercio, restaurantes y hoteles, servicios financieros y a las empresas, y, en menor medida, transporte, almacenaje y comunicaciones.

A la luz de la desaceleración económica, la frenada en la obra pública y el impacto sobre el sector privado que generaron las restricciones para la compraventa de moneda extranjera, la construcción fue el sector que lideró la contracción del empleo entre marzo y agosto de 2012. El sector llegó a explicar la mitad de la totalidad de los puestos de trabajo destruidos durante ese período. Por eso, uno de los fenómenos más relevantes a nivel sectorial que surge en noviembre es la estabilización del nivel de empleo registrado en la construcción. No crece, pero dejó de caer con la intensidad que lo hizo a lo largo del año. Para la cartera laboral esto es relevante, tanto por el peso del sector en la evolución del empleo formal como por la demanda de puestos de trabajo de baja calificación que genera. Desde la visión de los ministerios de Economía y de Trabajo, la evolución futura del empleo registrado de todo el sector privado estará condicionada a que esta mejora verificada en la construcción se consolide en los próximos meses. El despegue del plan de construcción de viviendas Pro.Cre.Ar y la obra pública en un año electoral serán los dinamizadores del sector. Dados los actuales niveles de utilización de la capacidad instalada, existe espacio para que los aumentos en la demanda generados por las políticas de ingreso se traduzcan en mayores horas trabajadas y hasta creación de empleo en actividades como alimentos y bebidas.

Además, según argumentan en Trabajo, el cambio en la dinámica de empleo formal se encuentra impulsado por un incremento en la cantidad de incorporaciones de personal. Investigaciones recientes realizadas por el equipo de la cartera laboral evidencian que, en las últimas fases contractivas, el nivel de empleo comienza a descender el mismo trimestre en que se inicia la contracción de la actividad económica. Esa rápida reacción del empleo registrado está asociada a la disminución en el número de incorporaciones de personal antes que a un incremento en las desvinculaciones. La estrategia de los empleadores en actividades como comercio es dejar de contratar trabajadores antes que aumentar los despidos, una tendencia que comenzó a estabilizarse en agosto pasado.

No registrado

Después de una década de sostenido crecimiento económico y marcada mejora de los indicadores sociolaborales, el empleo no registrado permanece en niveles elevados. Los últimos datos del Indec señalan que el 35,5 por ciento de trabajadores argentinos es empleado informalmente. Si se incluye al sector agrario y a los trabajadores autogestionados o de cooperativas el número sería mayor. En la actividad agropecuaria, según los últimos datos de la cartera laboral, la no registración alcanza al 77 por ciento de los asalariados. El Ministerio de Trabajo está diseñando un plan integral para abordar la problemática que contempla un fuerte incremento de la fiscalización, un abordaje específico para los sectores más vulnerables de servicio doméstico, trabajo agrario y trabajadores autogestionados, e incentivos económicos para que los empleadores, principales responsables de las condiciones precarias de empleo, formalicen a sus asalariados.

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El trabajo no registrado llegó al 35,5 por ciento, sólo en zonas urbanas. En el campo es más del doble.
 

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