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A nuestro juego nos llamaron

 Por Claudio Daniel Boada *

El viernes pasado, la Presidenta manifestó que “hay que comenzar a manejar nuestro poder de usuarios y consumidores” haciéndonos un llamado a ejercer nuestro poder de compra. En especial, contra los que aumentan abusivamente los precios. Mientras nosotros debemos tomar conciencia y ejercerlo, los empresarios lo conocen muy bien. Con su publicidad buscan cautivarnos para que lo utilicemos a su favor comprando sus productos y servicios.

Por su propia naturaleza, este poder se encuentra atomizado, fraccionado y con cada compra lo ejercemos, aunque en una porción infinitamente pequeña. Sólo el planteo de acciones que unifiquen miles y miles de esos pequeños ejercicios tendrá repercusión en el mercado. Esto, que parece imposible, no lo es.

CFK dio dos ejemplos. Mencionó el boicot a una petrolera que en el 2005 planteó Néstor Kirchner y lo que pasó en la costa en esta temporada, donde tuvieron que bajar los precios por la merma de veraneantes.

Les contaré otros casos. Uno impulsado por una ONG de DD.HH. En los años ’80 y ’90, una marca de zapatillas deportivas tuvo que cambiar su comportamiento frente a sus trabajadores del Sudeste asiático, ya que fue acusada de utilizar allí trabajo esclavo. Estas ONG motorizaron un boicot que dio la vuelta al mundo.

En otras oportunidades, han logrado cambios en las publicidades, con amenazas de boicot. En 2009, en nuestro país, una firma que comercializa desodorantes para hombres organizó en su web un juego que otorgaba puntajes cuando más “garrotazos” les propinaba el jugador a mujeres que aparecían en la pantalla. La presión de estas ONG, de diputadas nacionales y las amenazas de sanciones y de boicot por parte de los consumidores llevaron a esta firma a suprimir la publicidad.

ONG ambientalistas también lo han planteado. Uno de estos casos fue el boicot a la compra de atún, para proteger a los delfines de los barcos atuneros. La casi totalidad de las latas de atún contienen la frase “Dolphin Safe” o “Protejemos a los delfines”. La presión de los consumidores de los EE.UU. condujo a la creación de esta etiqueta, que fue adoptada por las principales compañías atuneras de ese país en los ‘90. Esta etiqueta declara que el atún fue pescado sin lanzar redes sobre los delfines de forma deliberada. De allí, esta etiqueta se lanzó a todo el mundo.

En nuestro país, desde las asociaciones de consumidores hemos planteado o apoyado boicots. Contra la petrolera mencionada, contra la compra de productos alimentarios que aumentaron desmedidamente o contra el aumento de los precios del servicio de la telefonía celular. Pero siempre fueron acciones puntuales y pendulares. Pasamos de legitimar diariamente las injusticias del mercado mediante nuestras compras, a realizar un boicot que pretendemos solucione todos los conflictos.

Es hora de realizar acciones que se prolonguen en el tiempo. Propiciar la compra de productos de industria nacional a fin de sostener la tríada de incrementar el consumo interno, incrementar el trabajo e incrementar la producción nacional es una de las acciones posibles. Apoyar con nuestras compras los productos provenientes de cooperativas, pymes y pequeñas industrias, apuntando a mercados desconcentrados. Si existiera una forma de identificarlos, comprar sólo trabajo registrado. Y por supuesto –volviendo al principio–, como dijo CFK, hacerles el vacío a los que aumentan abusivamente los precios.

* Unión de Usuarios y Consumidores.

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