ECONOMíA › EL TRABAJO NO REGISTRADO SE CONCENTRA EN CINCO RUBROS

Informalidad difícil de roer

El trabajo doméstico, los cuentapropistas, el empleo rural y el trabajo asalariado en construcción y comercio constituyen los rubros con más empleo no registrado. Un seminario de la OIT abordó la problemática.

“El crecimiento económico es condición necesaria pero no alcanza para reducir la informalidad, avanzamos mucho en materia de formalización laboral pero todavía falta. En la actualidad el trabajo no registrado está concentrado en un núcleo duro que es más difícil de quebrar: el 70 por ciento está en empresas de hasta cinco trabajadores”, advirtió ayer la secretaria de Trabajo, Noemí Rial. Fue durante un seminario realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde participaron representantes de la CGT y la Unión Industrial, quienes enfatizaron la relevancia de las transformaciones en la estructura productiva y el fortalecimiento de las instituciones laborales para profundizar la reducción del empleo no registrado. Acompañada por el director de OIT en Argentina, Pedro Américo Furtado de Olivera, Rial enfatizó la necesidad de profundizar las tareas de fiscalización laboral y la relevancia de contar con una estrategia activa de difusión de los estímulos a microempresas para la regularización de sus trabajadores.

La informalidad afecta a uno de cada tres asalariados. Los datos para el primer trimestre del año ubicaron la tasa de empleo no registrado en 31,9 por ciento, una reducción de 17 puntos porcentuales frente a los máximos alcanzados durante la crisis de la convertibilidad. El crecimiento económico y la creación de empleo de calidad favorecieron esa dinámica y permitieron quebrar la trayectoria ascendente registrada desde mediados de los años setenta. No obstante, el proceso de mejoras está estancado desde 2008 y la informalidad todavía afecta a 4,7 millones de personas. Ese escenario dificulta lograr niveles de no registración inferiores al 30 por ciento para 2016 como pretendía el Gobierno con el lanzamiento de la Ley de Promoción del Empleo Registrado y Prevención del Fraude Laboral el año pasado.

“Nos quedan los núcleos duros como el sector ladrillero donde recién empezamos a identificar la problemática en la que hay mucho trabajo infantil y migrantes indocumentados. Cuesta mucho fiscalizar en algunas actividades como en los talleres textiles donde hay que introducir modificaciones en la legislación para poder avanzar y responsabilizar a quienes se benefician hacia arriba de la cadena de valor”, expresó Rial en declaraciones a este diario. De acuerdo con el preciso diagnóstico elaborado por los especialistas de la OIT Fabio Bertranou y Luis Casanova, existe un núcleo duro de informalidad que está concentrado en cinco segmentos críticos de dificil formalización: el trabajo doméstico, los cuentapropistas, el empleo rural y el trabajo asalariado en la construcción y el comercio.

Si bien la informalidad laboral está concentrada en unidades productivas sin empleo formal y en los hogares (trabajo doméstico), existe un amplio universo de trabajadores precarizados que se desempeñan en empresas formales. “Más de 1100 empresas formales figuran en el Repsal, son empresas que no cumplieron con las normas laborales y fueron sancionadas, en ese listado existen alrededor de 100 compañías con más de 100 trabajadores que contratan en forma precaria”, advirtió Diego Schleser, director general de Estudios y Estadísticas Laborales del Ministerio de Trabajo. El Registro de Empleadores con Sanciones Laborales (Repsal) forma parte del paquete de leyes sancionadas el año pasado.

Desde la representación sindical celebraron el nuevo paradigma desplegado en materia de políticas de inclusión social pero a su vez advirtieron sobre la intensidad de la informalidad en las provincias más pobres, entre los trabajadores de menores ingresos y los jóvenes. “Se precariza a los jóvenes para mejorar la rentabilidad de las empresas, hubo avances para contenerlos en el sistema educativo para que terminen sus estudios, pero entendemos que todavía se requiere una mayor articulación entre la educación y la inserción laboral”, expresó ayer Marita González, coordinadora de equipo multidisciplinario de trabajo decente de la CGT. Por su parte, Diego Coatz, economista jefe de la UIA, remarcó la necesidad de recuperar mayores niveles de crecimiento económico para dinamizar el mercado de trabajo y profundizar las mejoras de las condiciones de trabajo. No obstante, el representante del sector empresario sostuvo que esa estrategia debería contemplar un nuevo modelo productivo que, a través de la inversión y la innovación, enfrente la desarticulación productiva existente.

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“El trabajo no registrado se concentra en un núcleo duro difícil de quebrar”, dijo Noemí Rial.
 
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