El empleo registrado en el sector privado retrocedió 0,8 por ciento en septiembre frente al mismo período del año pasado. Como sucede desde comienzos de año, la construcción y la industria manufacturera son los sectores que concentran las mayores caídas como consecuencia de la reducción en la inversión, la amputación del rol contracíclico del gasto público, la merma del salario real, la apertura comercial y las menores exportaciones hacia Brasil. Las contracciones relevadas por la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Trabajo llegan al 7,9 por ciento para la construcción y al 3,7 en la actividad fabril contra el año pasado.
Desde la cartera que conduce Jorge Triaca destacaron que en septiembre hubo un alza del empleo contra agosto del 0,1 por ciento, la primera del año, aunque admitieron que no es suficiente para revertir la caída registrada desde que asumió el Gobierno. La estabilización no representa un quiebre en el escenario contractivo sino que se explica por una incipiente recuperación en la obra pública. La construcción subió 0,8 por ciento contra agosto. En cambio, la industria volvió a bajar 0,1 por ciento.
Ayer también se publicaron las cifras del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Los datos hasta agosto muestran que la caída interanual en la cantidad de trabajadores en relación de dependencia se mantiene elevada pero estable: son 92.458 puestos menos, una baja de 1,5 por ciento. En tanto, la comparación contra el mes anterior registró un aumento desestacionalizado de 5130 empleos, un alza del 0,1 por ciento. En los primeros ocho meses del año se perdieron 103.775 puestos formales (de enero a agosto) y desde que asumió Mauricio Macri la merma en el sector privado fue de 124.778 empleados.
“Tenemos una situación distinta a la de abril-mayo, pero todavía se requieren incrementos sistemáticos para decir que estamos mejor”, consideró ayer el subsecretario de Estadísticas, Estudios y Políticas Laborales, José Francisco de Anchorena, al presentar una serie de informes elaborados por su área. “La recesión y la caída del empleo son mucho más leves que las observadas durante el impacto de la crisis internacional en 2008-2009, se parece más a lo que sucedió después de la devaluación de 2014”, afirmó el funcionario, que evitó realizar apreciaciones cualitativas sobre el escenario laboral. La dinámica laboral en ambos períodos fue similar, pero durante la gestión anterior los ingresos de los asalariados se fueron recuperando en el transcurso del año, mientras que la contracción actual del poder adquisitivo continúa en ascenso.
Los datos de la cartera laboral muestran que las remuneraciones de los trabajadores registrados acumularon hasta agosto un alza interanual del 35,1 por ciento y la inflación medida por las autoridades porteñas trepó a 43,5 por ciento en el mismo período, 8,4 puntos porcentuales de diferencia.  
Esas cifras cubren los primeros ocho meses del año. El Instituto Estadístico de los Trabajadores, auspiciado por la CGT y las CTA, publicó hace dos semanas los datos hasta septiembre y sus estimaciones para lo que resta del año: el poder adquisitivo de los asalariados registrados retrocedió en ese período 5,6 por ciento. Esa cifra representó una leve recuperación que estuvo explicada no solo por la suspensión del aumento en las tarifas del gas, sino por una moderación de la inflación del resto de los ítems de la canasta de consumo y el disciplinamiento de precios que impone la creciente competencia importada. De todos modos, en el IET estiman que el salario real volverá a contraerse y el poder adquisitivo sería 7,8 por ciento menor al de noviembre de 2015, previo a la asunción del nuevo gobierno.