La actividad industrial cayó en septiembre 8 por ciento en relación al mismo mes de 2015, lo que supone una de las peores marcas del año, según los datos de la consultora liberal FIEL. Además, redujo su nivel frente a agosto un 2,6 por ciento sin tener en cuenta factores estacionales. El desempeño más flojo fue para los bienes de consumo durable, como línea blanca y autos, seguido por bienes de capital, que sirven de termómetro de la inversión, y los bienes de uso intermedio. Los sectores que más cayeron fueron automotor y siderurgia. Al contrario del discurso oficialista, la baja de la industria no encontró todavía su piso, a raíz de la tracción negativa del consumo por la baja de salarios, la crisis de Brasil y el aumento de importaciones.
Ante la fuerza de los hechos, el Gobierno dejó a un lado el planteo acerca de los supuestos brotes verdes. Según FIEL, una consultora ideológicamente cercana al macrismo, el tercer trimestre cerró con una caída del 6,9 por ciento en relación al año pasado, unas décimas mejor que la merma del 7,3 por ciento del segundo trimestre. La baja del 8 por ciento en septiembre estuvo en el escalón más bajo del año junto a la caída del 9,2 por ciento de junio y del 8,6 por ciento de julio.
Los bienes más castigados fueron los de consumo durable, con una caída del nivel de actividad del 11,2 por ciento interanual en septiembre. Se trata de los sectores de línea blanca, equipamiento para el hogar, autos y motos, entre otros. Ese desempeño tiene que ver por un lado con el impacto en el consumo de la caída de los salarios reales, que deterioraron poder de compra. Pero además se trata de rubros en donde se verificó un incremento de la participación de los artículos importados en detrimento de la producción nacional.
La producción de bienes de capital bajó el mes pasado un 12,9 por ciento frente al mismo período del año pasado, lo que refleja que el desplome de la inversión todavía no cesó. En este punto pesa no sólo la baja expectativa de venta del empresariado, que posterga las decisiones de compra de equipamiento para la producción, sino las altas tasas de interés que vuelven menos atractiva esa posibilidad ante la colocación financiera. La producción de bienes intermedios cayó 8,8 por ciento.
La producción de bienes de consumo no durable, más indispensables para el día a día, cayó un 4,1 por ciento interanual. Una parte importante de ese segmento se encuadra en el consumo masivo, que según el último informe de la consultora privada CCR cayó el mes pasado un 7,3 por ciento. En los supermercados y los comercios de cercanía la merma fue la mayor del año, del 8,1 por ciento.
En el desagregado por sectores, la siderurgia cayó en septiembre 19,6 por ciento interanual y el mes anterior había bajado un 27,4 por ciento. El sector automotor también registró una baja del 19,6 por ciento, mientras que la fabricación de cigarrillos cayó un 13,1 por ciento. En tanto, químicos y plásticos bajaron 9,2 por ciento; insumos para la construcción lo hicieron en un 8,3 por ciento y la metalmecánica, un 7,3 por ciento. En el rubro de alimentos y bebidas la caída fue del 2,8 por ciento; en textiles, del 0,9 y en pasta y papel, del 1,6 por ciento.
Otro de los factores que explican el derrape industrial es la situación de Brasil. En agosto, la actividad económica en el país vecino cayó 0,9 por ciento en la comparación mensual, el peor resultado de los últimos quince meses. En el año acumula una merma del 5 por ciento sobre una base de comparación baja, ya que en 2015 la economía mostró una retracción del 3,8 por ciento, la mayor caída de los últimos 25 años. En este punto también el Gobierno argentino quedó en offside, con su pronóstico de que Brasil había entrado en fase de recuperación.