Las acciones de la empresa San Miguel, la mayor exportadora de limones del país, se derrumbaron ayer 8,21 por ciento y en dos días la caída acumulada es de 11,7 por ciento. La firma tucumana estaba contando los días para que la administración de Barack Obama autorizara el ingreso de los limones argentinos al mercado estadounidense luego de 15 años. El gobierno de Mauricio Macri había estado negociando esa posibilidad durante los últimos meses y el camino parecía allanado. Sin embargo, la sorpresiva victoria de Donald Trump ahora genera dudas sobre lo que pueda llegar a pesar, ya que el presidente electo de Estados Unidos tuvo un discurso abiertamente proteccionista durante la campaña electoral. 
En el caso de los limones, la estrategia es tratar de acelerar los tiempos para que la apertura del mercado se concrete antes de que asuma Trump el próximo 20 de enero, aunque nadie sabe si Obama seguirá adelante o preferirá dejarle la decisión a su sucesor. El gobernador de Tucumán Juan Manzur viajará el viernes 27 hacia Nueva York y Washington para tratar de acelerar los tiempos. “Hay políticas de Estado que son centrales y tienen que ver con el desarrollo a mediano y largo plazo, por eso con respecto a si este resultado de las elecciones impacta o no en la provincia, creo que no interfiere en lo más mínimo en la apertura del mercado americano a Tucumán; no creo que tengamos ningún inconveniente”, señaló el gobernador tras conocerse la victoria de Trump sobre Hillary Clinton. “Creo que en el caso del limón hay protocolos, cuestiones técnicas y también comerciales que se han superado y que no dependen necesariamente de los aspectos políticos y electorales”, agregó su ministro de Desarrollo Productivo, Juan Luis Fernández, aunque a esta altura parece más una expresión de deseos que un dato seguro. De hecho, en abril Manzur estimó que dentro de 60 días iba a ser aprobada la resolución que permitiría la reapertura de la comercialización con aquel país a partir del año próximo y la oficialización de esa medida aún no se concretó. 
La Argentina es el primer país productor de limón en el mundo y Tucumán lidera esa producción con 1,3 millón de toneladas anuales, pero las exportaciones a Estados Unidos se interrumpieron en 2001, cuando un lobby de productores de California denunció que supuestamente los cítricos argentinos no eran inocuos en términos fitosanitarios y, tras un fallo judicial, logró que se trabara su venta e ingreso. Para refutar la posibilidad de que los limones argentinos pudieran transmitir una bacteria, el país realizó en los últimos años una serie de presentaciones en distintas entidades internacionales, como la Organización Mundial del Comercio (OMC). Incluso se les remitió a las autoridades sanitarias estadounidenses un trabajo científico que demuestra la condición del limón argentino como no hospedante de Clorosis Variegada de los Citrus (CVC), la bacteria denunciada por los productores californianos. Durante la visita de Barack Obama al país el tema volvió a analizarse y el mandatario estadounidense prometió darle luz verde a los limones argentinos, lo que fue presentado como un triunfo por el gobierno de Macri, que ahora ve como se está posibilidad está en riesgo.
Incluso algunos analistas también empezaron a dudar sobre la posibilidad de que Estados Unidos deje ingresar la carne argentina, pese a que en ese caso hay un fallo de la Organización Mundial del Comercio de septiembre del año pasado ordenando levantar las trabas a las exportaciones argentinas.  
El gobierno de Macri también había dejado trascender recientemente que Estados Unidos volvería a incluir a Argentina dentro del sistema de preferencias arancelarias, que permite exportar a este país un listado de productos sin pagar tasas. “Antes de fin de año”, sostuvo el ministro de Producción, Francisco Cabrera, a la prensa cuando le preguntaron sobre si habría acuerdo por este sistema conocido como SGP. Argentina había quedado afuera de esa preferencia en 2012, cuando dos empresas estadounidenses, Azurix y Blue Ridge, denunciaron al gobierno argentino por la falta de pago de fallos arbitrales en el tribunal del Banco Mundial, el Ciadi. La intención oficial era anunciar esa flexibilización como parte de la nueva etapa que supuestamente se había iniciado con los Estados Unidos a partir del triunfo de Macri, pero la llegada de Trump obliga a barajar y dar de nuevo, pues el magnate repitió varias veces que su objetivo será defender el trabajo estadounidense frente a las crecientes importaciones.