ECONOMíA › CRECE EL PESO DE LOS PAISES NO DESARROLLADOS

Cambió la ecuación económica global

 Por Javier Lewkowicz

La integración regional en el marco de la Unasur en materia financiera y comercial se presenta como una oportunidad para los países miembro, en especial por la fortaleza que vienen mostrando las economías que lo integran, en contraposición con la dinámica que se observa en los países desarrollados. La economía de la Unasur registró en forma agregada altas tasas de crecimiento, estabilidad fiscal y, en el sector externo, solvencia en materia de deuda externa, acumulación de reservas y mejora en los indicadores sociales, según un reciente trabajo del economista de la Gran Makro Agustín D’Attellis. En cambio, buena parte del mundo desarrollado ha mostrado una desmejora en esos indicadores. El buen rendimiento de la región también es compartido por otros países subdesarrollados, lo que incentiva la integración Sur-Sur y confirma la idea de un contexto internacional favorable para los países periféricos.

El creciente peso de los países no desarrollados en la economía mundial ya no es novedad. En 1998, el crecimiento del PIB mundial se explicó en un 64,8 por ciento por las economías avanzadas (Estados Unidos, Europa, Japón, Canadá y tigres asiáticos), mientras que los emergentes aportaron algo más de una tercera parte. En cambio, el avance anual promedio de 4,5 por ciento entre 2010 y 2011 fue explicado en un 65 por ciento por los emergentes y en un 35 por ciento por los desarrollados. En su último informe, el FMI estima para 2012 un crecimiento de la economía mundial de 4 por ciento. Sin embargo, los países avanzados crecerían 1,9 por ciento, frente a una suba de 6,1 en los emergentes. La crisis en los países centrales y la dinámica positiva de la economía china, que mejora los precios de las materias primas, explican parte del aumento en el peso de los emergentes en el PIB mundial.

Los países de la región forman parte de la dinámica alcista que registran las economías periféricas. El economista Agustín D’Attellis calculó la evolución de algunas variables a nivel consolidado en la Unasur. Desde 2003, el bloque presenta tasas de crecimiento positivas que superan el 4 por ciento, con la única excepción de 2009, cuando tuvo pleno impacto la crisis global. En 2010, la suba de la “economía Unasur” fue de 6,4 por ciento. El crecimiento se tradujo en una reducción de la de-socupación, que en 2003 llegaba al 13 por ciento en el bloque regional, mientras que el año pasado se ubicó en 7,7 por ciento. En el mismo período, los países desarrollados registraron una suba del de-sempleo de 6,7 a 8,3 por ciento.

La mejora en los términos del intercambio y la demanda asiática permitieron acumular reservas que, junto al crecimiento económico, redujo el peso de la deuda pública. En 2003 la deuda del bloque representaba el 61 por ciento del PIB, mientras que en 2010 se ubicó en el 42 por ciento. En el plano fiscal, el superávit primario de la Unasur pasó del 0,6 por ciento del PIB en 2001 a 2,9 en 2007, y bajó a 1,6 por ciento en 2010.

El comercio dentro de la Unasur asciende a 120 mil millones de dólares anuales. El 75 por ciento es de manufacturas (agropecuarias e industriales) y el resto, productos primarios. En cambio, los países del bloque reducen la porción de manufacturas al 50 por ciento en sus ventas fuera de la región, según datos de Cepal.

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