ECONOMíA › SALVATAJE DEL BANCO SIMBOLO DEL PODER DE EE.UU. POR ASIATICOS Y ARABES

La solvencia no es un activo del Citi

 Por Alfredo Zaiat

Señal de la profundidad de la crisis financiera de Estados Unidos, y de la lenta, pero persistente, dispersión de la hegemonía económica mundial, la ofrece los grandes bancos de la principal potencia del globo que están buscando en forma desesperada fondos frescos para enjuagar resultados anuales desastrosos. La situación más acuciante es la del Citigroup, pero también están en un estado muy delicado los bancos de inversión emblemáticos de Wall Street, como Merrill Lynch, Morgan Stanley y Bear Stearns. Esas entidades impactadas por la debacle de los denominados créditos subprime están en angustiosa campaña de reclamo de auxilio a inversionistas árabes y asiáticos. El Citi es de los más necesitados de capital, y para ello piensa emitir acciones y aplicar una política de reducción de dividendos. También instrumentará un violento plan masivo de despido que alcanzaría al 10 por ciento de su plantilla en todo el mundo, que representa unas 20 mil personas. Y además ya ha dispuesto la venta de filiales en el exterior, como la de Italia, transferida al grupo Credito Emiliano.

El banco más afectado por la crisis es el hasta hace poco poderoso Citigroup, que en la Argentina tiene una larga historia cruzada por la deuda externa y su participación en el proceso de privatización de empresas públicas. Durante la década del ’80 y ’90 fue el banco líder de los acreedores, con una presencia relevante en el ámbito económico y político, hasta influir en estrategias gubernamentales. Hoy, su estado patrimonial es muy delicado. En noviembre de 2007, el fondo soberano de Abu Dhabi lo salvó de la insolvencia al inyectar 7500 millones de dólares, convirtiéndose así en el mayor accionista individual. Pero no fue suficiente. Ahora, el Citi necesita recaudar de 8 mil a 15 mil millones de dólares más para evitar su descapitalización. Para ello, sus principales ejecutivos están seduciendo a inversores del Golfo Pérsico y China para conseguir esos millonarios aportes, con el objetivo de compensar las depreciaciones de activos que pueden llegar a los 20 mil millones de dólares.

El Citi está tratando de obtener ese salvataje contrarreloj para poder anunciarlo hoy, cuando publique sus cuentas del cuarto trimestre, que reflejarán números rojos por efecto de la desvalorización de sus activos en un monto de entre 15 mil y 24 mil millones de dólares, según informó el Wall Street Journal en su edición de ayer. Esos millonarios quebrantos tienen su origen en la caída de los créditos hipotecarios subprime, concedidos con mucha facilidad a clientes de poca solvencia que hoy se ven imposibilitados de pagar. Entre los posibles salvadores del Citigroup se menciona nuevamente al príncipe saudita Al Walid bin Talal, que desde 1991 es unos de los mayores accionistas, con el 5 por ciento del capital, cuando en ese entonces salió también al rescate de la entidad. Se especula con el salvavidas del banco chino China Development Bank y del fondo de inversiones de Kuwait KIA. El grueso de los fondos que necesita el Citi debería provenir de China, según WSJ. El diario de finanzas más influyente de Estados Unidos advierte, sin embargo, que nada puede ser dado por hecho porque el gobierno chino puede bloquear el aporte del China Development Bank como parte de su silenciosa guerra comercial con la todavía potencia mundial.

La institución financiera más importante de Estados Unidos surcó un peculiar recorrido durante la actual crisis de los subprime. Cuando estalló la burbuja hipotecaria fue convocada por la Reserva Federal junto con otros bancos para constituir un fondo de ayuda a entidades con problemas. Hoy es el propio Citi que está al borde del precipicio. En su momento, las autoridades del Citi ocultaron la magnitud de la exposición de la entidad en esos créditos, lo que provocó el despido de sus principales ejecutivos, empezando por el presidente, Charles Prince, quien fue reemplazado por el indio Vikram Pandit. En realidad, el Citigroup tiene en su cartera créditos hipotecarios de baja calidad por la friolera de 55 mil millones de dólares, siendo la mayoría incobrables. Los operadores bursátiles no esperaron el rescate y liquidaron las acciones del Citi: durante 2007, los papeles del banco símbolo del poder financiero estadounidense descendieron un 48 por ciento.

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