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Gracias, Richard

 Por Santiago O’Donnell

Aunque los dos son más o menos de la misma edad y comparten un interés por lo que pasa en el Tíbet, Jorge Malena no es Richard Gere. Malena tiene la cara redonda, cachetes rosados y el pelo negro, crespo y muy corto. El glamour no es para él. De saco, camisa y corbata gastados por años de fatigar claustros universitarios, toma café cortado en el bar de la esquina.

No será el galán de Mujer bonita, ni la cantora de los tangos, pero Malena tiene lo suyo, empezando por un frondoso currículum. Licenciado en Ciencia Política, Universidad Católica Argentina. Mágister en Política Internacional de Asia, Escuela de Estudios Orientales y Africanos, Universidad de Londres. Analista Jefe de Relaciones Internacionales del Ministerio de Defensa, Area Asia, Oceanía y Africa. Profesor Adjunto de Historia Diplomática y de las Relaciones Internacionales (UCA) y Profesor Asociado de Relaciones Internacionales de Asia Contemporánea (Universidad del Salvador). Coordinador Académico de la Tecnicatura en Estudios sobre China Contemporánea de la Universidad del Salvador, donde dicta las materias Elementos de Sinología y Seminario China de cara al siglo XXI.

El profesor, además, porta opiniones bien distintas a las que el actor de Hollywood difunde con frecuencia a través de la prensa occidental. Si fuera un poco más feo, casi casi podría decirse que Jorge Malena es la contracara de Richard Gere.

En primer lugar, Malena no comparte la idea de que el gobierno chino es un gran violador de derechos humanos. “En los últimos 20 años, 300 millones de chinos salieron de la pobreza. Creo que eso es defender los derechos humanos básicos, que son el derecho a alimentarse, a vestirse y a recibir una educación”, explica.

¿Y cómo se logró eso?

“A través de una reforma económica que promovió el ingreso de inversiones y conocimientos tecnológicos y administrativos del exterior, que se sumaron a la laboriosidad y capacidad de ahorro del pueblo chino, y la existencia de un gobierno central planificador.”

Pero sigue habiendo pobres en China, ¿no?

“Sí, sobre una población de 1300 millones hay aproximadamente 200 millones de pobres concentrados en el sector rural. No obstante, en el 2003, en el Congreso del Partido Comunista chino, se aprobó el nuevo plan quinquenal, que tiene como prioridad el desarrollo del área rural del interior.”

¿Cuál es el rol actual del Partido Comunista?

“Hay una máxima en sinología: ‘China será imperial, republicana o comunista, pero va a seguir siendo China’. El PC es el heredero del legado imperial en un país con 56 grupos étnicos. Una apertura política apresurada podría generar un colapso peor que el de la Unión Soviética.”

¿Qué pasa en el Tíbet?

“El Tíbet es una de las regiones autónomas del país, y como tal se encuentra en la periferia de China. En China las regiones autóctonas tienen mayoritariamente población no china y se encuentran en las áreas fronterizas del país porque fueron incorporadas al imperio a lo largo del proceso político expansionista de las distintas monarquías, mientras las provincias que están al este del país reúnen a la población china. El gobierno central debe mantener el control de las regiones autónomas porque si no debilitaría sus áreas fronterizas. En el caso del Tíbet, donde existe una vinculación, étnica, religiosa y cultural con la India, en caso de acceder a una autonomía real, se convertiría en una cabeza de playa de la India en territorio chino. China no puede ceder porque ya hay otros reclamos autonomistas, como el de Xingjiang en el extremo oeste, y porque hay muchos grupos étnicos que podrían pedir lo mismo.”

¿Qué quieren los tibetanos?

“Ellos dicen que su autonomía no es real sino formal. En marzo iniciaron protestas por el 49o aniversario del ingreso de tropas chinas (para aplastar la rebelión de 1959, financiada por la CIA), lo que los chinos llaman ‘la liberación pacífica del Tíbet’ y los tibetanos llaman `la anexión por la fuerza del Tíbet’. Entre 1911 y 1951 Tíbet había sido un estado nominalmente independiente, no reconocido internacionalmente, que funcionaba bajo la órbita china. En el siglo XIX había sido prácticamente un protectorado del imperio británico y entre los siglos XIII y XVIII, un reino vasallo del imperio chino.”

¿Por qué estalló el conflicto?

“Es muy llamativo que ahora pongan sobre el tapete la falta de autonomía real. Para empezar, era el aniversario 49, no el 50; no era una fecha significativa. En lo económico la pertenencia a China les ha permitido mejorar su nivel de vida casi tanto como en las provincias chinas de la república popular. Tampoco está claro que con la autonomía ganen derechos y garantías. Cuando los tibetanos eran autónomos, los gobernaba un gobierno autocrático. Los monjes que ejercían el poder político y religioso, y se valían de siervos y esclavos para llevar a cabo las labores que los monjes consideraban impropias para ellos. El movimiento en el exilio de los tibetanos no habla de este modelo. Hay un gobierno tibetano en el exilio en Dharamsala, India, donde vive el Dalai Lama, que tiene Parlamento, Ejecutivo y Poder Judicial, elegidos por la diáspora. Pero el Dalai Lama, mientras reinó en el Tíbet, mantuvo la teocracia y el régimen de esclavitud.”

¿Lo sorprendió el revuelo?

“Lo llamativo es que el gobierno de la India no haya salido abiertamente a desalentar estas manifestaciones, sabiendo que lo que pasaba en la India tendría eco del otro lado de los Himalayas. India mantiene una asociación estratégica con China, pero con la justificación de la libertad de credo no hizo nada. En lo formal las relaciones siguen bien. El primer ministro indio (Manmohan Singh) acaba de visitar China, donde estuvo reunido con el premier Wen Jibao. Pero China esperaba más de su aliado estratégico.”

¿Entonces lo que se busca es politizar los Juegos Olímpicos?

“Se busca politizarlos a través de una crítica a las políticas del gobierno central chino. Con eso sólo se logra incentivar el nacionalismo chino y la visión de que Occidente busca no sólo dañar la imagen internacional del país sino también perjudicar el desarrollo de la república popular.”

Abro un paréntesis. La voz más reconocible de la disidencia tibetana dentro de China es la de Woeser, una escritora de 41 años que sólo usa su primer nombre. Woeser mantiene un blog con noticias sobre el Tíbet en un server registrado en Estados Unidos. “Woeser es casi la única voz tibetana que se mantiene a flote dentro del territorio chino”, dice una profesora de Estudios Chinos de la Universidad de Columbia, Nueva York, al Washington Post. Woeser sufrió un arresto domiciliario y le hackearon el sitio durante 24 horas, pero hoy está libre y sigue transmitiendo. No vive en Tíbet, sino en Beijing y su etnia no es tibetana sino china. Sus padres comunistas emigraron desde la provincia china de Sichuan y ella nació en Lhasa, la capital de Tíbet. “Antes pensaba que el ejército chino (en 1959) vino al Tíbet para liberarnos”, le confesó Woeser al diario norteamericano. La anécdota es reveladora. China no será el paraíso de las libertades individuales, pero se está dando una apertura gradual y los monjes tibetanos tampoco son carmelitas descalzas. Cierro paréntesis y vuelvo con el profesor Malena.

¿Qué importancia tienen los juegos olímpicos para China?

“En sinología existen tres grandes vertientes sobre cómo debería manejarse Occidente con China. Primero la contención, como hizo Estados Unidos con la Unión Soviética durante la guerra fría. Segundo el compromiso, a través de la incorporación de China a las reglas de juego del sistema internacional. Tercero la ilustración, esto es la exposición a los usos y costumbres occidentales a través de contactos e intercambios. Con los Juegos Olímpicos se lograría un mayor compromiso. Un ejemplo de ello es cuando el año pasado el gobierno aceptó mayor libertad para los periodistas extranjeros. También se lograría una mayor ilustración, un término con el que no pretendo subestimar a una cultura milenaria como es la china, sino que uso en el sentido de que miles de personas viajarían al país y se podría abrir una interacción, un intercambio con la sociedad china.”

Ojalá, profesor. Ojalá tengamos la fiesta en paz. Y agradezcamos que Richard Gere no se compró un poncho en Sears ni se fue a rezar con los mártires autonomistas de Santa Cruz de la Sierra.

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