EL MUNDO › CON LA EXCEPCIóN DE GRECIA, LA CASI TOTALIDAD DE LOS ELECTORES SANCIONARON A LAS CORRIENTES SOCIALDEMóCRATAS

Europa apoyó a los jinetes de la desregulación

Las derechas gobernantes, los movimientos ecologistas y la extrema izquierda obtuvieron uno de los mejores resultados de la historia de las elecciones para la Eurocámara. Unos comicios que tuvieron una abstención también histórica.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

Los resultados confirmaron en Francia la orientación de los sondeos. Los socialistas, la extrema derecha y el centro cayeron en el fondo de las urnas, mientras que la derecha gobernante, los movimientos ecologistas y la extrema izquierda obtuvieron uno de los mejores resultados de la historia de las elecciones europeas. El otro partido ganador es de la abstención, que alcanzó en Francia casi el 60 por ciento de los votos y poco más del 56 por ciento en el resto de Europa, lo que benefició a las corrientes radicales. A escala europea, la consulta electoral suscitó menos movilización que la anterior –2004–. Las proyecciones hasta el momento corroboran los análisis y las previsiones que daban a la derecha una ventaja suficiente como para ser la corriente más votada en Europa. Le siguen los socialistas, los partidos verdes, la extrema izquierda, los euroescépticos, los eurófobos y la extrema derecha.

En Francia, el partido gobernante, la UMP (Unión por un Movimiento Popular), de Nicolas Sarkozy, se distanció a los socialistas con casi 28 por ciento de los votos, 17,5 por ciento para el PS. La tercera fuerza no es el centro ni la extrema derecha, como en ocasiones anteriores, sino el partido liderado por el ex líder de las revueltas de Mayo del ’68 Daniel CohnBendit, que logró pisarle los talones a los socialistas con algo más del 16 por ciento. El centro, Modem, de quien se esperaba un papel mejor, se quedó con cerca del 9 por ciento, seguido por la extrema derecha del Frente Nacional, 6,5 por ciento; por una alianza entre el Partido Comunista y socialistas disidentes, el Frente de Izquierda, 6,3 por ciento, y el partido de extrema izquierda NPA, Nuevo Partido Anticapitalista, 5,3 por ciento de los votos. Como lo reconocían anoche sus adversarios, el presidente francés ganó su apuesta: arrebatarles a los socialistas la primacía de las elecciones europeas.

En junio de 2004, el resultado fue exactamente al revés: el PS llegó a 28, 89 por ciento y la derecha a 16,64 por ciento. Incluso si los sufragios aunados de la oposición suman más que los de la propia derecha, Nicolas Sarkozy puede asimilar la victoria de su partido a un respaldo a su propia política. En este sentido, el primer ministro francés, François Fillon, resaltó que era “la primera vez desde 1984 que un partido de la mayoría presidencial llega primero en las elecciones europeas”. El estrecho porcentaje del PS francés es un serio revés para su actual primera secretaria, la ex ministra de Trabajo Martine Aubry, que esperaba un mínimo de 20 por ciento. El PS no convenció ni con su programa ni con la idea de un voto sanción contra el Ejecutivo.

Sin objeción alguna, la fuerza ganadora de estas elecciones europeas es en Francia la lista Europa Ecología de Daniel CohnBendit y José Bové. Ambos se habían fijado un horizonte del 10 por ciento, pero éste fue ampliamente superado al punto de casi igualar el porcentaje de los socialistas. Los militantes de Europa Ecología se frotaban los ojos anoche delante de las pantallas de televisión. “Salimos invisibles y llegamos con medalla de oro”, decía Martín, un adherente a este movimiento que supo servirse con mucho provecho de las nuevas tecnologías para llegar a un electorado que le es afín.

Con la notable excepción de Grecia, la casi totalidad de los electores europeos sancionaron a las corrientes socialdemócratas. En Alemania, la coalición conservadora que dirige Angela Merkel, CDU y CSU, se impuso con holgura: 38,5 por ciento de los votos, contra 21 por ciento para el Partido Socialdemócrata, SPD. Las elecciones alemanas equivalen a un test de cara a los comicios federales del próximo 27 de septiembre. Allí está en juego la composición de la coalición actual entre CDUCSU y SPD. Si la tendencia actual se confirma en septiembre, los socialdemócratas saldrían del gobierno en beneficio de los liberales del FDP (ver aparte). Alemania es el país que más representantes aporta a la Eurocámara, 99 en total. Es España, aunque limitada, la derecha española ganó una elección por un margen estrecho, pero que tiene consecuencias amplias para el gobernante PSOE (ver página 20). En Italia, los escándalos dejaron intacto a Silvio Berlusconi. Las estimaciones le otorgaban entre 39 y 43 por ciento contra un 27 a 31 por ciento para la oposición de izquierda. Gran Bretaña, Finlandia, Austria, Holanda, donde ganaron los populistas islamófobos de Geert Wilders, o Bélgica, la derecha europea entra con fuerzas renovadas al Europarlamento, seguida por los partidos ecologistas y la extrema izquierda. Si los resultados se confirman sin grandes modificaciones, la derecha del Partido Popular Europeo (PPE) será una vez más el grupo con mayor peso en la Eurocámara. De los 736 eurodiputados elegidos, el PPE obtendría 39,5 por ciento de los votos. Comparados con el 36, 6 de 2004 el avance es sólido, ya que representa un total de 291 escaños. Por su parte, el Grupo Socialista quedaría con 26 por ciento frente al 27 por ciento que sacó hace cinco años.

La crisis financiera internacional no le costó votos a la derecha y a los liberales, sino a los críticos más prolijos del sistema, los socialdemócratas, al tiempo que benefició a los impugnadores más radicales, la extrema izquierda. Los partidos socialistas de Francia e Italia, enfrascados desde hace años en una guerra de corrientes y de jefes e incapaces de darle una identidad a la renovación, se vieron ayer sobrepasados tanto por la legitimización de los ejecutivos en el poder como por la extrema izquierda y los movimientos ecologistas. Los socialdemócratas no sacan ni un solo beneficio de sus críticas contra la impunidad financiera ni tampoco de su histórica defensa del Estado como eje de la protección y la regulación. De su manera inversa, los electores europeos respaldaron en las urnas a quienes llevaron al colapso el sistema financiero internacional, a los jinetes de las desregulación, de las privatizaciones y de la impunidad bancaria.

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Nicolas Sarkozy puede asimilar la victoria de su partido a un respaldo a su propia política.
Imagen: AFP
 
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