EL MUNDO › AL MENOS 156 PERSONAS MURIERON Y CIENTOS FUERON HERIDAS EN LOS CHOQUES éTNICOS EN CHINA

Como en Tiananmen, veinte años después

La violencia comenzó en la capital regional Urumqi el domingo a la noche, cuando estallaron las tensiones entre los uigures musulmanes y los han chinos. Amnistía Internacional le pidió al gobierno una investigación de los hechos.

 Por Claire Soares *

Las autoridades chinas ayer culpaban de los disturbios en la convulsa provincia de Xinjiang a los uigures musulmanes separatistas, que dejaron al menos 156 muertos y cientos de heridos. Pero el gobierno a su vez fue acusado de utilizar la mano dura que, según las afirmaciones de un representante uigur, puede haber dejado unos 400 muertos.

La violencia, que puede ser la más mortal en China desde la Plaza Tiananmen en 1989, comenzó en la capital regional Urumqi el domingo a la noche cuando estallaron las tensiones entre los uigures y los han chinos. La televisión estatal mostró imágenes de manifestantes tirando piedras a la policía, destrozando ómnibus e incendiando negocios y automóviles, así como transeúntes con los rostros empapados de sangre. Ayer continuaban ardiendo los edificios y los vehículos, las calles estaban llenas de vidrios rotos y manchas de sangre en el pavimento.

Fue la segunda mayor erupción de violencia étnica en China en menos de 18 meses. En marzo del año pasado, estallaron protestas y disturbios en la capital tibetana Lhasa, donde las autoridades dijeron que 19 personas habían muerto y los grupos de exiliados, que la cifra real era de 200. El último disturbio en Xinjiang también llega en un momento molesto para el Partido Comunista de Beijing, justo tres meses antes de la celebración del 60º aniversario de la fundación de la República Popular China.

Urumqi estaba aislada anoche. En el Gran Bazar, generalmente poblado de vendedores uigures ofreciendo una deslumbrante cantidad de puñales, marcharon columnas de policía paramilitar camuflada llevando bastones y escudos en una demostración de fortaleza, desafiando a cualquier posible manifestante. Y también hubo restricciones cibernéticas, donde corrían los informes de que los residentes de Urumqi no podían tener acceso a Internet. La agencia de noticias Xinuah, dirigida por el gobierno, informó que 700 sospechosos habían sido arrestados, incluyendo a diez jugadores clave que avivaron los disturbios y las autoridades estaban buscando a otros 90.

Hubo otros informes diciendo que los estudiantes habían sido el blanco. Mamet, un trabajador en un restaurante en la ciudad, le dijo a Associated Press sobre el ataque que había visto afuera de la universidad de Xinjiang. “Primero dispararon gases lacrimógenos a los estudiantes. Luego empezaron a golpearlos y a dispararles con balas”, dijo. “Llegaron grandes camiones y los estudiantes fueron rodeados y arrestados.” Amnistía Internacional le pidió a Beijing una “explicación satisfactoria para los que habían muerto y los que fueron detenidos” y exigió “una investigación justa y completa” de los hechos del fin de semana.

Pero el gobierno ya había repartido responsabilidades ayer. “La violencia es culpa del crimen organizado. Está instigado y dirigido desde el exterior, y llevado a cabo por forajidos en el país”, decía en una declaración. El gobernador de Xinjiang, Nur Bekri, estuvo en la televisión estatal para acusar a Rebiya Kadeer –una empresaria uigur que estuvo prisionera durante años en China antes de ser liberada y exiliarse en Estados Unidos– de provocar la violencia. “Ella mantuvo conversaciones telefónicas con gente en China el 5 de julio para incitar y los sitios web fueron usados para orquestar el desorden y desparramar la propaganda”, dijo.

La acusación fue rápidamente negada. “Es práctica común del gobierno chino acusarme por cualquier disturbio en esta región y a su Santidad el Dalai Lama por cualquier disturbio en el Tíbet”, dijo en una declaración Kadeer, que encabeza el Congreso Mundial Uyghur (CMU).

Hubo varios informes polémicos, no sólo el número de muertos sino si las víctimas eran uigures o chinos de la etnia han. Xinhua dijo que 145 personas fueron confirmadas como muertas y el número es probable que aumentase. Citaba a un alto oficial de seguridad como diciendo que muchos de los cuerpos que había visto eran han. “Era como una guerra zonal, con muchos cuerpos de la etnia han tirados en la calle”, dijo Huang Yabo, vicedirector de la Oficina de Seguridad Pública de Urumqi. Pero en una entrevista telefónica, Alim Seytoff, un vocero del CMU, dijo que el número de muertos era más cercano a los 400. “La mayoría de las víctimas eran uigures, disparadas y muertas por las fuerzas de seguridad china”, dijo, añadiendo que los manifestantes fueron confrontados por cuatro tipos de policía (regular, antidisturbios, Policía Especial y Policía Armada del Pueblo) que habían utilizado “fuerza letal” para dispersarlos. “Este es un día muy negro en la historia del pueblo uigur.”

Todavía no resulta claro qué fue lo que instó a los uigures a tomar las calles en señal de protesta el domingo. Las tensiones entre los dos grupos étnicos han aumentado mientras el gobierno alienta la migración han hacia Xinjiang. Los uigures –que ahora conforman la mitad de los 20 millones de la región– se quejan de que están siendo destrozados culturalmente. Por dar un ejemplo, señalan que Beijing planea arrasar su antigua ciudad de Kashgar de la Ruta de la Seda.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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China anunció 156 muertes, pero ayer otras fuentes hablaron de 400 víctimas.
 
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