EL MUNDO › BAJó LA APROBACIóN DEL DEMóCRATA EN SU PAíS, NO ASí EN EL MUNDO

Obama, bien afuera y mal en casa

Por primera vez desde el 2005, Estados Unidos es visto en el exterior como una fuerza positiva, según la BBC. Un sondeo del Pew Center revela que tres de cada cuatro norteamericanos dicen estar “frustrados” o “enojados” con el gobierno.

 Por Rupert Cornwell *

“No existe un profeta sin honor, excepto en su tierra”, dijo Jesucristo. Ni aun el más apasionado partidario del presidente Barack Obama se animaría hoy a compararlo con el hijo de Dios. Pero ¿cómo interpretar los aparentemente contradictorios resultados de dos encuestas dadas a conocer ayer?

La primera, llevada a cabo por la reconocida BBC World Service, sugirió que alrededor del mundo los sentimientos para con los Estados Unidos empiezan a mejorar bajo la conducción del nuevo líder. La otra, en manos del Pew Research Center con sede en Washington DC, mostró que los norteamericanos han llegado al punto más bajo de su apoyo al gobierno de turno, siendo este número incluso peor que en casi cualquier momento del último siglo.

La mejorada opinión global frente a los Estados Unidos quedó evidenciada en el sondeo publicado por la BBC. Basado en las respuestas de 28 países, los resultados no eran de sorprender teniendo en cuenta que con la salida del desacreditado George W. Bush, ya se ganaba mucho. Ahora, por primera vez desde el 2005, Estados Unidos es visto como una fuerza positiva en el mundo, y está probado que “El efecto Obama” es real.

Sin embargo, en su propio país la historia es diferente. Es cierto que los índices de aprobación personal del presidente –ahora en torno de un 50 por ciento– se han mantenido relativamente bien (aunque este número dista bastante del 75 por ciento o más que contó Obama cuando asumió la presidencia, hace ya 15 meses).

Pero el número de norteamericanos que hoy confía en el gobierno ha sufrido una caída abismal, llegando a tan sólo el 22 por ciento de aprobación. Tres de cada cuatro personas en los Estados Unidos dicen estar “frustrados” o “enojados” con el gobierno federal.

A primera vista, este crecimiento en la hostilidad contra la dirigencia parece carecer de sentido. Si en algún momento el clima fue propicio para el gobierno de este país, fue tras la debacle financiera del año 2008. Sin la intervención estatal, la Gran Recesión se hubiera transformado probablemente en otra Gran Depresión, reconocen los expertos. Y tanto el presidente Obama como su Congreso dominado por mayoría demócrata parecen haber cumplido debidamente con su obligación, implementando un paquete estímulo de 787 mil millones de dólares, brindando soporte estatal a los bancos, logrando la mayor reforma del sistema de salud desde 1960 y seguramente consiguiendo una mayor regulación en las especulaciones de Wall Street.

De acuerdo con el director de la encuestadora Pew Center, Andrew Kohut, el agrio humor que hoy domina en la opinión pública norteamericana se debe a la débil economía y al alto índice de desempleo. Estos dos factores, junto con el tenso ambiente que reina entre los dos principales partidos políticos del país, han creado un “descontento épico”, según declaró el analista, con una fuerte desilusión respecto de los representantes elegidos para ocupar tanto el Congreso como la Casa Blanca.

Sin lugar a dudas, la insatisfacción más visible se plasmó en el surgimiento del nuevo movimiento Tea Party, un importante motor detrás de los rallies contra la reforma sanitaria, el verano pasado. El Tea Party es una prueba fehaciente de que la suspicacia frente al gobierno está fuertemente arraigada en el inconsciente colectivo. No tanto para los extranjeros, quienes han sido los más benignos –o fatalistas– en su visión del Estado. En su mayoría, están encantados de contar con un gobierno con el que pueden entenderse y ser escuchados.

Pareciera ser una agradable coincidencia que ambas encuestan hayan sido publicadas un 19 de abril. Ese día, allá por el año 1775, vio los primeros enfrentamientos militares entre fuerzas norteamericanas y las británicas, luchando por la tan ansiada independencia.

Ayer también se cumplió el 15º aniversario de los bombardeos en Oklahoma City, uno de los más sangrientos actos de terrorismo doméstico en la historia de los Estados Unidos. El ex presidente Bill Clinton, responsable de la Casa Blanca ese 19 de abril de 1995, no ha sido el único encargado de advertir en días pasados que un aumento en los sentimientos antigubernamentales puede llevar a generar situaciones violentas.

Las convicciones forjadas por la historia pueden cambiarse. La encuesta de la BBC señaló que, en lo que va del 2010, el país con mayor imagen positiva en el mundo es Alemania. Qué diferencia hace 70 años. Quién sabe, quizá para el 2080, los norteamericanos lleguen a amar a su gobierno.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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El desempleo y la debilidad de la economía son los principales factores del descontento con Obama.
Imagen: EFE
 
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