EL MUNDO › PELEA ENTRE MODERADOS Y EL TEA PARTY EN ALASKA

Una feroz interna republicana

 Por David Usborne *

Desde Anchorage, Alaska

La nieve está cayendo rápido sobre las montañas que rodean Anchorage pero las bajas temperaturas no se condicen con la política estatal. La poderosa senadora Lisa Murkowski está inmersa en una feroz interna con otro republicano que tiene el apoyo del Tea Party de Sarah Palin y que quiere arrebatarle su banca.

Por un lado, es una enemistad de telenovelas entre las dos políticas más prominentes del estado, a pesar de que Palin tiene un apoderado en su rincón, el conservador radical Joe Miller. Pero, por otro, también muestra la batalla que se está dando por el alma del Partido Republicano, que se la disputan los moderados y el reciente Tea Party.

El veneno entre Palin y Murkowski tiene una larga historia. El ex gobernador Frank Murkowski –que designó en 2003 a su hija Lisa para tomar su antigua banca en el Senado de los Estados Unidos– fue desalojado del poder en 2006 por Palin, quien pintó a los Murkowski como una elite añeja y corrupta.

La tristeza actual de los Murkowski comenzó un martes de agosto, cuando los votantes se pronunciaron en la primaria republicana. Miller –un abogado local, padre de ocho e hijo de un librero cristiano de Kansas– hizo campaña sobre la promesa de debilitar al gobierno federal y de obtener derechos para los estados. Murkowski no lo tomó en serio pero su rival ganó, aunque con los márgenes más estrechos.

En teoría, ella estaba fuera de competencia pero dos meses después, a tres semanas de las votaciones del 2 de noviembre, cuando Estados Unidos renueve la totalidad de la Cámara de Representantes y a un tercio del Senado, las banderas rojas y blancas que rezan “Vote a Lisa Murkowski” empezaron a poblar Anchorage. Después de lamerse las heridas, Murkowski decidió dar batalla, lanzando una campaña de escritura. El nombre de la hija del ex gobernador no aparecerá en las boletas como la candidata republicana, pero los electores podrán tomar un lápiz y agregarla, si así lo desean. Nadie ganó de esa forma, desde que en 1954 lo hiciera Strom Thurmond en Carolina del Sur. Es un intento arriesgado.

También es políticamente descarado. Pero habrá suficiente gente horrorizada por la idea de tener a Miller representándola en el Senado, que se persuadirá de poner a Murkowski de nuevo en la pelea. Entre ellos estaba Ivan Moore, un encuestador y comentarista de alto perfil en Alaska, que trató el caso esta semana en su columna semanal. Palin, quien hace cuatro años hizo tambalear a su padre y que ahora es la abeja reina del Tea Party, no se iba a librar de ella tan fácilmente.

Que Murkowski tenga problemas con la renaciente derecha no es una sorpresa. Ella es una moderada, no tiene una rabiosa prédica antiaborto, ocasionalmente se atreve a mencionar la palabra “impuesto” y no duerme con la Constitución estadounidense bajo su almohada. Los republicanos como ella ya fueron derribados este año en Nevada, Kentucky y en Delaware.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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