EL MUNDO › ACUSADO DE CORRUPCIóN, IL CAVALIERE FALTó A LA AUDIENCIA

Empieza un juicio a Berlusconi

Según los fiscales, Berlusconi habría pagado 600.000 dólares al abogado Mills para que declarara en falso en otros juicios contra él. El primer ministro dijo que faltó porque tenía reuniones para tratar la crisis libia, pero sus seguidores dijeron presente.

 Por Elena Llorente

Desde Roma

Los jueces de Milán, que ayer retomaron el tercero de los juicios en curso contra Silvio Berlusconi por corrupción al abogado inglés David Mills, saben que si no apuran el paso, el delito caerá en prescripción en 2012 y el acusado podría salir indemne.

Según los fiscales, Berlusconi habría pagado 600.000 dólares al abogado Mills para que declarara en falso en otros juicios contra él.

Il Cavaliere no se presentó ante los jueces ayer en Milán y envió una carta en la que se justificaba porque tuvo que asistir a una reunión urgente del Consejo de Ministros sobre la crisis en Libia, pero autorizaba a que el proceso se iniciara igualmente. De hecho, el primer ministro está más preocupado por aclarar algunos puntos con sus aliados de la Liga Norte –que critican el accionar de las fuerzas italianas en la No Fly Zone decidida por Naciones Unidas– que por el proceso Mills, convencido, dicen las malas lenguas, de que la causa caerá en prescripción sin que nada le suceda. La audiencia, sin embargo, estuvo “amenizada” por un centenar de partidarios del Cavaliere, que aplaudieron al entrar los defensores y dijeron a los periodistas que si el primer ministro hubiera estado presente, ellos habrían “sido muchos más. Con la lluvia, con el frío, con la nieve, estamos siempre presentes por él”. Durante la audiencia, los jueces escucharon a una experta en cuestiones financieras que trató de explicar el recorrido, a través de distintas cuentas bancarias, del dinero recibido por Mills.

Consultor de la empresa Fininvest de la familia Berlusconi, Mills fue condenado en 2009 en primera y segunda instancia por corrupción y falso testimonio a favor de Silvio Berlusconi. Pero en 2010, la Corte Suprema anuló el fallo por prescripción del delito, dejando sin efecto la condena a cuatro años y medio de reclusión, pero reconociéndolo culpable de daños al Estado italiano y obligándolo a pagar un resarcimiento de 250.000 euros. La supuesta corrupción de Berlusconi se descubrió porque Mills, en una carta dirigida a su propio contador en Inglaterra –quien luego lo denunciaría–, le decía que “Mr. B” le había depositado en una cuenta en Suiza 600.000 dólares por declaraciones reticentes hechas a los jueces de Milán en otros dos procesos en su contra: uno por corrupción a la Guardia de Finanzas (policía financiera de Italia) y otro relativo a All Iberian, una sociedad relacionada con Fininvest, que financiaba al Partido Socialista italiano de Bettino Craxi, ex primer ministro, gran amigo del actual premier y gracias a quien consiguió parte de su fortuna televisiva.

El proceso Mills había retomado su curso el 11 de marzo, después de la suspensión que le concediera la ley de “legítimo impedimento”, luego anulada por la Corte Constitucional. Pero Berlusconi tampoco se presentó entonces, a causa de una reunión en Bruselas con otros jefes de gobierno europeos, siempre por el tema Libia. El proceso prescribe en los primeros meses del 2012, por lo cual los jueces fijaron una agenda de nueve audiencias hasta el 18 de julio, para que se puedan cumplir los tres grados que prevé la justicia italiana –primera instancia, apelación y Corte Suprema– antes de 2012.

El asunto de las audiencias a las que se tiene que presentar Berlusconi por los tres juicios que se le están haciendo en este momento (Mediaset, Mediatrade y Mills) más el que comenzará el 6 de abril por prostitución de menores y abuso de poder, es un arduo tema para jueces y defensores. Los abogados ya advirtieron que Berlusconi no puede conceder a los jueces más que un día por semana, los lunes. Il Cavaliere, por su parte, ha repetido que se presentará en todas las audiencias, pero hasta ahora no lo ha hecho nunca, por lo cual muchos ven detrás de la reiterada publicidad que sus abogados le dan a aquella decisión, más que una seria intención de respetar la Justicia, la de “aparecer” como respetuoso, dado el descrédito en este sentido, en el que ha caído el jefe del gobierno italiano en los últimos meses.

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El primer ministro italiano fue acusado de comprar el testimonio de un abogado.
Imagen: AFP
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