EL MUNDO › DOMINIQUE STRAUSS-KAHN COMPARECIó ANTE EL TRIBUNAL DE NUEVA YORK, QUE LE NEGó LA LIBERTAD

No lo sueltan ni aunque el FMI pague la fianza

El director del organismo multilateral de crédito y presidenciable de Francia está detenido con siete acusaciones encima que le pueden costar más de 70 años de cárcel. Ayer persistían algunas zonas de sombra en torno de cómo sucedieron los hechos.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

Las imágenes del director gerente del FMI esposado y custodiado por la policía de Nueva York dejaron mudos de conmoción a los socialistas y a la clase política en general. La secuencia se repitió ayer, cuando Dominique Strauss-Kahn compareció ante el Tribunal de Nueva York que le negó la libertad y decidió mantenerlo tras las rejas, con siete acusaciones encima que le pueden costar más de 70 años de cárcel. En Francia, la ley sobre la presunción de inocencia prohíbe la difusión de imágenes de acusados esposados o ante los tribunales. En apenas 24 horas, el hombre que dirigía el Fondo Monetario Internacional y que estaba llamado por la voluntad de la mayoría a convertirse en el próximo presidente pasó de la cumbre a los abismos. Melissa Jackson, la jueza de Manhattan ante la cual el político francés compareció junto a su abogado, le negó a Strauss-Kahn la libertad bajo fianza.

El director gerente del FMI permanecerá bajo custodia hasta que el próximo 20 de mayo un tribunal decida sobre su futuro. La fiscalía del estado de Nueva York dijo temer que el acusado intente huir del territorio norteamericano hacia Francia y por ello rechazó el millón de dólares propuesto por la defensa a cambio de su libertad condicional. En total, la fiscalía de Nueva York retuvo siete cargos: acto sexual criminal en primer grado (sexo oral por la fuerza), tentativa de violación en primer grado, abuso sexual en primer grado, encarcelamiento ilegal en segundo grado, abuso sexual en tercer grado y toqueteos forzados.

Lo único que se sabe con certeza es el contenido de la acusación. La mucama del hotel Sofitel de Nueva York acusa a Strauss-Kahn de haber intentado abusar sexualmente de ella cuando la mujer, una africana de 32 años cuyo nombre podría ser Ophalia, ingresó en la suite que el político francés ocupaba en el Sofitel. Según su testimonio, Strauss-Kahn la habría incluso obligado a una fellatio. La versión de los investigadores norteamericanos contiene descripciones por demás alucinantes. El informe entregado a la jueza neoyorquina alega que el responsable del FMI sujetó a la víctima por la fuerza, intentó bajarle las medias, le tocó el sexo y le puso el pene en la boca en dos oportunidades. Los abogados de Strauss-Kahn niegan la totalidad de la denuncia. Ayer persistían algunas zonas de sombra en torno de la cronología de los hechos. La policía carga contra Strauss-Kahn diciendo que cuando fue arrestado en el avión que lo conducía a Francia, el director gerente del FMI estaba huyendo. Ahora bien, ese perfil no concuerda con la agenda de quien en Francia es conocido como DSK.

El vuelo estaba reservado de antemano porque Dominique Strauss-Kahn era esperado en Alemania, donde debía encontrarse con la canciller de ese país, Angela Merkel. El argumento según el cual abandonó el hotel a toda velocidad y dejó en la habitación efectos personales, entre ellos un teléfono móvil, no parece tampoco coincidir con otros hechos verificados. Fue el mismo Strauss-Kahn quien, desde el aeropuerto, llamó al hotel para prevenir que se había olvidado uno de los siete móviles que posee. Sus abogados argumentan que salió a toda prisa porque antes de tomar el avión tenía previsto almorzar con una de las hijas, que vive en Nueva York. Benjamin Brafman, uno de sus defensores, declaró que estaba “decepcionado” por la decisión del Tribunal de mantener preso a su cliente. “La batalla recién comienza”, dijo Brafman.

Buena parte de la prensa francesa salió como perro hambriento a repartir juicios morales sobre Dominique Strauss-Kahn. En un país en plena batalla electoral para las elecciones de 2012 y donde los periodistas forman una casta cómplice que aborrece la información y se ahoga en preceptos moralizadores, el escándalo neoyorquino dejó un territorio virgen para los comentarios de todo tipo. El pasado de Strauss-Kahn no ayuda al personaje. Su anterior relación con una empleada del FMI, su gusto confeso por el sexo y las mujeres y las alegaciones de una periodista francesa que lo acusa de un intento de violación –2002– esbozan un perfil de casi criminal sexual. En un encuentro con periodistas del diario Libération que tuvo lugar en abril pasado, Strauss-Kahn confesó sus tres debilidades: “Las mujeres, el dinero y ser judío”. También expuso uno de sus principales miedos: que una mujer lo acuse de haber querido violarla en un parking y “a la cual le habrían pagado medio millón de euros” para mantener esa versión. Por lo pronto, varios medios de prensa francesa adelantaban ayer que la policía norteamericana ya había recabado pruebas materiales sobre la veracidad de las acusaciones de la mucama del Sofitel. Un informe del consulado francés de Nueva York que resume a su vez el informe policial, citado por el portal Atlántico.fr, adelanta que se encontraron rasguños en el cuerpo de Dominique Strauss-Kahn. Hay que esperar los resultados de los tests de ADN para completar las pruebas. La tenebrosa historia neoyorquina que encerró a Strauss-Kahn en los Estados Unidos lo dejará sin dudas fuera de la competencia presidencial, donde era favorito. La izquierda y la derecha revisan ahora sus estrategias, ambas basadas en la figura que hoy está en la cárcel.

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Strauss-Kahn ante el tribunal; en Francia la ley sobre la presunción de inocencia prohíbe difundir imágenes de los acusados esposados o en tribunales.
Imagen: EFE
 
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