EL MUNDO › LA PROTESTA EDUCATIVA FRENTE A LA MONEDA SE EXTENDIO A TODAS LAS GRANDES CIUDADES DE CHILE

Setenta mil repudios a las escuelas de Piñera

El reclamo dejó en claro, bulliciosamente, el descontento con la educación pública y la demanda de cambios como el fin del lucro, mayor equidad y gratuidad de la enseñanza. Crece el descontento con el gobierno conservador.

 Por Christian Palma

Desde Santiago

La postal más imponente que se repetirá hoy en todas las portadas de los diarios serán las 70 mil personas –según cifras oficiales– que ayer salieron a protestar por la principal avenida de Santiago: la Alameda. Sin embargo, el cuadro se replicó en Valparaíso, Concepción, Temuco, Valdivia, Arica, San Antonio, Chillán y Antofagasta, las más importantes ciudades chilenas y donde la ciudadanía se encargó –una vez más– de recordarle al gobierno derechista de Sebastián Piñera que hay descontento, frustración y rabia. Que el gobierno de excelencia que prometieron no era tal.

La convocatoria de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) que agrupa a todas las universidades tradicionales del país, junto al Colegio de Profesores, superó todas las expectativas, pues esperaban reunir a sólo 20 mil personas.

Pero de a poco, muy puntuales a eso de las 11.00, la Plaza Italia, lugar que separa al Santiago más pudiente con el de clase media y centro neurálgico de las manifestaciones capitalinas, comenzó a llenarse de gente. Luego la masa humana caminó tranquilamente hasta la plaza Los Héroes, muy cerca de La Moneda. Ahí se realizó un acto central, donde los discursos fueron pronunciados casi en las barbas del ministro de Educación Joaquín Lavín y el propio Piñera.

La manifestación de ayer se une a otras marchas convocadas por los ambientalistas y donde la ciudadanía en general participó en rechazo al proyecto que pretende levantar hidroeléctricas en la Patagonia, y la menos masiva, pero sí muy significativa protesta de los secundarios efectuada el pasado miércoles y que reunió a unos 7 mil “pingüinos”.

Los tac tac de los pasos sonaban al unísono, mientras la marea humana avanzaba bajo la mirada atenta de los Carabineros que esperaban el primer desorden para reprimir. La larga fila la coloreaban diversos carteles, lienzos y batucadas dejando en claro, bulliciosamente, el descontento con la educación pública y exigiendo cambios como el fin al lucro, mayor equidad y gratuidad de la enseñanza.

Una de las caras visibles es Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, quien fue secundado por Camila Vallejos, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) y un gran número de estudiantes secundarios que desde la semana pasada se mantienen movilizados ocupando casi 240 establecimientos escolares y se han negado a deponer sus tomas, para sentarse a conversar como lo ha propuesto el gobierno. “Reclamamos lo mismo, educación pública para Chile, que se termine con el lucro en la educación, que el Estado recupere su rol, que se privilegie lo público por sobre lo privado, más democracia en las escuelas y las universidades y que se avance a una educación de calidad y no elitista como ahora”, arengaba Gajardo.

En ese sentido, hizo un símil con la gran rebelión contra el sistema educacional que protagonizaron en 2006 los estudiantes secundarios, hecho conocido como el pingüinazo y que costó la cabeza de un ministro, puso en jaque a la administración de Bachelet y logró que el tema educacional se instalara en la agenda. “La diferencia es que en esta ocasión participan todos los estamentos de la educación”, dijo Guajardo. “Aquí se expresa el movimiento social, una expresión que es transversal, legítima, de más de 100 mil manifestantes”, añadió Camila Vallejos. “Algunos han dicho que la gente no quiere manifestaciones, pero hoy día más de 100 mil personas decimos que sí queremos manifestarnos, que sí queremos participar para recuperar la educación pública y para que el Estado se haga cargo de garantizar el derecho de la educación”, agregó.

La dirigente universitaria agregó que “hoy no nos sirve dialogar porque las cosas son claras. Nosotros exigimos que se respete la ley, que dice que no se puede lucrar y eso no se está respetando y no ha habido voluntad política para que se respete”.

En el acto central estuvieron presentes representantes de la oposición y de los ecologistas. “Es como que todo Chile estuviera en la marcha. Hay gente de todo tipo que está reclamando, eso me parece maravilloso”, sostuvo María José, una periodista recién egresada de una universidad privada y que está desempleada. José Luis, chofer de camiones, de paso por Santiago, agregó que “tengo 4 hijos, y sólo me alcanza para pagar una universidad, el resto deberá ponerse a trabajar apenas puedan. Por eso vengo a reclamar y a apoyar a los cabros (jóvenes)”. Pero como ha sido la tónica de las últimas manifestaciones, grupos aislados de manifestantes se enfrentaron a Carabineros que reprimió a punta de palos, lanzaaguas y bombas lacrimógenas en las afueras del Ministerio de Educación en plena Alameda.

Los desórdenes siguieron más cerca de La Moneda donde algunos “encapuchados” (gorros y pañuelos para tapar el rostro), lanzaron piedras, palos y bombas molotov contra personal de Fuerzas Especiales.

Ahora los estudiantes evaluarán la marcha y seguirán analizando los caminos a seguir, derrotero que dista mucho de concluir, mientras las puertas del Ministerio de Educación se abran sin condiciones.

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Carabineros montados enfrentan a los estudiantes durante la protesta realizada ayer en Santiago.
 
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