EL MUNDO › OPINION

Ciudadanos de segunda

 Por Gerardo Halpern *

Entre el 10 y el 15 por ciento de la población paraguaya está por vivir un momento inédito en la historia de su migración alrededor del mundo. No es poco. Este domingo 9 de octubre se someterá a referéndum la enmienda del artículo 120 de la Constitución del Paraguay, artículo que restringe el derecho cívico a quienes están radicados en Paraguay, es decir, hasta hoy los paraguayos que viven fuera del país no pueden votar. Este artículo es considerado por las organizaciones de paraguayos en todo el mundo como el productor estatal de “ciudadanos de segunda”, el productor de la exclusión simbólica y legal de los expulsados materiales y territoriales.

La esperable victoria del “sí” a la redefinición de la ciudadanía política constituye un salto enorme en la construcción de la democracia del vecino país, lo cual es no sólo una noticia importante para Paraguay sino también para la región: las cláusulas democráticas no sólo deben aspirar a garantizar la continuidad institucional en cada país sino también a la ampliación de sus inclusiones y del acceso a derechos.

Los migrantes, en tanto reconocidos como ciudadanos, son la expresión de un salto cualitativo respecto de un pasado, Doctrina de Seguridad Nacional mediante, en el que migrar implicaba una condena a la lejanía, a la sospecha y a la acusación de traición. Por ende, entender hoy la migración y a los migrantes dentro de la doctrina de los derechos humanos implica aceptar el desafío de garantizar el ejercicio pleno de los derechos de ese sujeto.

En 1992, ya derrocado Stroessner (1954-1989) pero sostenida su estructura de poder –como seguiría hasta la reciente victoria de Fernando Lugo de 2008–, la Convención Constituyente del Paraguay, con mayoría absoluta de la Asociación Nacional Republicana –Partido Colorado (ANR-PC)–, temerosa de la politicidad de los emigrados del país, de las víctimas de la represión y el hambre de los treinta y cinco años de dictadura, estableció un hito normativo constitucional a nivel mundial: definir que son electores los nacionales que estén radicados en el territorio nacional y establecerlo en la Carta Magna (cuando en casi todo el mundo estas especificaciones se hacen en la ley, no en la Constitución). Es decir, de un plumazo, la Constitución de Paraguay excluyó de la ciudadanía política a los migrantes, a ese caudal de paraguayos que triplican la media internacional y que son parte de la expresión de las exclusiones históricas, económicas y políticas de la desigualdad del país de origen.

Desde entonces, los paraguayos en diferentes lugares, principalmente en la Argentina, han luchado contra esa doble expulsión: la territorial y la política. La primera exige la transformación de las relaciones de poder, de desigualdad y de expresión del país, un proceso que demanda tiempo, luchas y construcciones. La segunda exige la enmienda de la Constitución y el acompañamiento del pueblo paraguayo para votar favorablemente por la restitución de los derechos cercenados. La primera pone en juego el derecho humano a no migrar. La segunda, el derecho humano a migrar. No son derechos antitéticos, sino complementarios. El derecho humano a migrar se funda, precisamente, en el derecho a no migrar.

Más allá del resultado del domingo 9 y de la especificidad del “caso paraguayo”, el referéndum se constituye en un objeto de atención clave también para los estudios migratorios, y fundamentalmente para los estudios en comunicación.

En lo que hace a los estudios en materia migratoria, porque pone en escena la construcción activa de los migrantes como actores políticos, actores sociales que suelen ser marginados de la reflexión acerca de la producción social (material y simbólica).

En este sentido, el caso evidencia el proceso de lucha y demanda de reconocimiento e igualdad jurídica por parte de los migrantes que no se resignan a ser mera estadística y simple pasiva consecuencia. Es decir, expresa la ciudadanización de una población que suele ser, en algunos casos, silenciada; en la mayoría, criminalizada.

En lo que hace a los estudios en comunicación, el desarrollo que han llevado a cabo los migrantes paraguayos a través de las redes digitales, su reutilización de las radios por Internet para enlazarlas con radios de transmisión abierta en Paraguay (incluyendo Radio Nacional), las videoconferencias simultáneas en Asunción, Buenos Aires, Nueva York, Madrid, París y San Pablo –que finalizaron el domingo 2 de octubre con la participación del mismo presidente del Paraguay en diálogo con paraguayos de diferentes lugares del mundo–, han posibilitado visibilizar la palabra de los migrantes sin las mediaciones de los clásicos traductores mediáticos o políticos.

* Investigador Conicet - Instituto Gino Germani (Facultad de Ciencias Sociales - UBA). Dr. en Antropología y Lic. en Ciencias de la Comunicación (UBA).

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