EL MUNDO › EL MOVIMIENTO QUE EXIGE LA AMNISTíA DE ABIMAEL GUZMáN ESTá EN LA MIRA DEL GOBIERNO DE HUMALA

Movadef, el fantasma de Sendero

Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales, así se llama la agrupación creada hace tres años y que reivindica la figura del líder de Sendero Luminoso. El gobierno peruano busca ilegalizarlo y encarcelar a sus dirigentes.

 Por Carlos Noriega

Desde Lima

Veinte años después de la captura del líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, y la desarticulación de este grupo armado maoísta, el fantasma de Sendero regresa a escena, esta vez bajo el nombre de Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef). Este movimiento, creado hace tres años, reivindica la figura de Abimael Guzmán, condenado a cadena perpetua por terrorismo, y exige una amnistía para el fundador de Sendero Luminoso y para todos los responsables –senderistas y miembros del Estado– de violaciones a los derechos humanos durante la guerra interna de los años ’80 y ’90. Este pedido de “amnistía general” recoge la propuesta lanzada por Guzmán luego de su captura en septiembre de 1992, cuando llamó a sus seguidores a deponer las armas.

El Movadef ha sido acusado por el gobierno, la clase política en su conjunto –desde la derecha hasta la izquierda– y los medios de comunicación de ser un “órgano de fachada” de Sendero Luminoso, agrupación que desarrolló una lucha armada que incluyó masacres de comunidades campesinas y atentados terroristas contra la población civil. Con la captura de su jefe, Abimael Guzmán, Sendero se desmoronó. La única columna senderista armada que queda activa en una agreste zona montañosa del sudeste del país ha roto hace muchos años con Guzmán, al que acusan de traidor por el pedido de dejar las armas que hizo luego de su captura.

El Movadef consiguió más de 400 mil firmas para pedir su inscripción como partido político legal, pero por su vinculación con Sendero las autoridades le han negado esa inscripción, bloqueando su participación en las futuras elecciones. Ahora el gobierno pretende ir más allá: con una serie de propuestas legislativas busca ilegalizar a este movimiento y encarcelar a sus dirigentes y militantes acusándolos de terroristas.

“Con el terrorismo no se dialoga, se lo encarcela. Es necesario revisar la legislación para cerrarles el paso a quienes hablan de amnistía para terroristas y hacen apología del terrorismo”, dijo el presidente Ollanta Humala, al referirse al Movadef y su pedido de amnistía para Abimael Guzmán. Al tiempo que rechazó tajantemente una posible excarcelación del líder de Sendero, Humala dijo que sigue en evaluación un posible indulto al ex dictador Alberto Fujimori, condenado a 25 años por crímenes de lesa humanidad. El Movadef respaldó un indulto a Fujimori y exigió que éste vaya de la mano con una medida igual para Guzmán.

Aunque el Movadef no realizó acciones armadas, el gobierno dijo que denunciará a sus miembros por terrorismo. “Pertenecer al Movadef es pertenecer a Sendero Luminoso y eso supone delito de terrorismo”, dijo el ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, justificando esa postura. Pedraza adelantó ayer que el gobierno presentará en los próximos días una acusación penal por terrorismo contra los principales dirigentes de este movimiento. “Estamos terminando un atestado policial que va a permitirnos demostrar que el Movadef es exactamente igual que el senderismo que ponía coches bomba y que asesinó a miles de peruanos. Las personas que tienen una participación muy activa en el Movadef serán denunciadas por terrorismo”, anunció el ministro del Interior. Los principales dirigentes del Movadef son los abogados de Abimael Guzmán, Manuel Fajardo y Alfredo Crespo. Este último pasó doce años en prisión por su militancia en Sendero. Un informe de la policía antiterrorista asegura que el Movadef es dirigido por Abimael Guzmán desde la prisión y que su objetivo es conseguir la libertad de los jefes de Sendero a través de la acción política legal y crear las condiciones para reanudar la lucha armada. De acuerdo con las autoridades peruanas, el Movadef tiene comités en Argentina, Chile, México y Francia.

El gobierno pretende endurecer las penas para sancionar la “apología al terrorismo” y ha presentado al Congreso una propuesta para crear el delito de negacionismo para encarcelar a quienes nieguen, justifiquen o defiendan, como hace el Movadef, los crímenes cometidos por Sendero Luminoso durante la guerra interna, que dejó cerca de 70 mil muertos. Sin embargo, esa propuesta del gobierno no incluye ninguna sanción a quienes tengan esa misma conducta de negación o respaldo a los crímenes, como matanzas de comunidades campesinas, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, torturas, cometidos por las fuerzas de seguridad. El Ejecutivo también ha anunciado una propuesta legislativa para expulsar de las escuelas y universidades a los profesores y alumnos que declaren alguna simpatía con el Movadef.

Aunque el Movadef es un grupo pequeño y marginal –la policía asegura que tendría 2500 militantes activos– la derecha y los medios de comunicación, y también el gobierno, se han encargado de magnificar su verdadera fuerza, alimentando así los fantasmas y los miedos de los años de la violencia política. Y ese miedo es usado para presionar por un endurecimiento de la legislación y la práctica represiva y para intentar arrinconar y desacreditar las protestas sociales y a los movimientos populares y de izquierda, vinculándolos al Movadef y, por lo tanto, a Sendero Luminoso. El miedo a Sendero abrió las puertas para el autogolpe de Fujimori en abril de 1992 y para su régimen antidemocrático, y ahora ese miedo, fogoneado desde la derecha, refuerza un discurso autoritario. Y ahí el fujimorismo, que siempre ha bebido del miedo a Sendero, busca sacar provecho para conseguir apoyo a favor de un indulto para su encarcelado jefe.

“La derecha está usando al Movadef, levantando un lobo, para promover el indulto de otro criminal (Fujimori)”, dice Nicolás Lynch, dirigente de izquierda y hasta hace poco embajador del Perú en Argentina. Lynch fue destituido como embajador en Buenos Aires por recibir una carta del Movadef en la que pedía ser reconocido como partido político legal. Un hecho que puso en evidencia la histeria represiva que rodea todo lo que tiene que ver con el Movadef y el uso de este tema por la derecha para buscar ganar espacio político.

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Los abogados de Abimael Guzmán, Manuel Fajardo (cen.) y Alfredo Crespo (der.) son dirigentes de Movadef.
 
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