EL MUNDO › AUNQUE LA OPOSICIóN NO RECONOCE SU DERROTA, EL GANADOR DEL CHAVISMO FUE PROCLAMADO PRESIDENTE POR EL CNE

Maduro denunció actitudes golpistas de Capriles

“Denuncio que en Venezuela está en camino el desconocimiento de las instituciones democráticas. Eso se llama golpismo”, alertó Maduro al ser proclamado presidente por el Consejo Nacional Electoral.

 Por Mercedes López San Miguel

Desde Caracas

Dos imágenes de Venezuela se pudieron ver como efecto de los comicios del domingo, los primeros sin Hugo Chávez. Mientras en el Consejo Nacional Electoral (CNE) se realizaba el acto de proclamación de Nicolás Maduro como presidente ante la plana mayor del chavismo y los acompañantes internacionales, los seguidores de Henrique Capriles Radonski golpeaban sus cacerolas y hacían sonar fuegos artificiales cumpliendo con el llamado del candidato de la derecha a no reconocer los resultados electorales y manifestarse en las calles.

“Denuncio que en Venezuela está en camino el desconocimiento de las instituciones democráticas. Eso se llama golpismo” dijo Maduro, heredero político del líder bolivariano, tras ser ungido como mandatario por la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, quien también pidió que se respeten los datos de la elección. “El proyecto de la derecha es matar la revolución y acabar con los avances revolucionarios”, alertó el delfín político del chavismo. Sosteniendo la pequeña Constitución Bolivariana, dijo Maduro que iban a proteger al pueblo de las amenazas. “Somos hombres de paz, portadores de esta Constitución, sabremos proteger la estabilidad de esta patria”.

Es que horas antes, su rival Henrique Capriles Radonski llamó a desconocer los resultados que le dieron 48,89 por ciento de los sufragios por debajo del 50,75 por ciento que obtuvo el candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela. El líder de la opositora Mesa de la Unidad Democrática convocó a un cacerolazo a las ocho de la noche –que se escuchó durante 45 minutos en Caracas sobre todo en barrios acomodados del este como Las Mercedes, el Chacao–. y anunció para hoy una marcha en todos los estados del país para exigir el conteo manual de los votos en cada una de las sedes regionales del Consejo Nacional Electoral. Y para mañana dijo que encabezará una movilización hasta la oficina del CNE de esta ciudad.

Maduro se dirigió a la oposición para decirle que no iba a realizarse ese recuento de sufragios, porque el CNE había completado una auditoría del 54 por ciento del escrutinio. Le recordó que los acompañantes de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), entre otros, pidieron que se respeten los resultados anunciados por la justicia electoral y que, en todo caso, se utilizaran los mecanismos institucionales para presentar una queja. “Todo reclamo deberá ser canalizado y resuelto dentro del ordenamiento jurídico vigente”, decía el comunicado del bloque regional.

El heredero político de Chávez agradeció el llamado de las presidentas de Argentina y Brasil, Cristina Fernández y Dilma Rousseff, respectivamente, y contó que el mandatario de Perú, Ollanta Humala, le transmitió sabios consejos. “Ya no vas a ser el mismo”, le dijo, casi como una certeza. Estos jefes de estado formaban parte de una lista de países que apoyaron el triunfo del oficialismo (ver aparte).

Después de las palabras de Maduro, Capriles volvió a hacer declaraciones ante sus seguidores que lo esperaban en el comando de campaña de nombre Simón Bolívar. Desmintió estar queriendo generar violencia en el país. “Le doy a Venezuela un mensaje de paz. Nunca podemos ponernos del lado de la violencia.” El candidato de la Mesa de la Unidad contó que tuvo una conversación con José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) –organismo que ayer emitió un comunicado apoyando el reclamo opositor, y cuyo secretario ha tenido cruces con Chávez, recuérdese que lo llamaba “señor insulzo”.

Capriles insistió en que se contara el voto de cada venezolano y calificó de “crisis política” el escenario que se abrió tras la elección presidencial y su negativa de aceptar el resultado. Con una Constitución Bolivariana en la mano, el candidato pidió que el oficialismo y la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, respeten al pueblo.

No tardó en llegar la crítica del gobierno venezolano al comunicado de la OEA de boca del canciller Elías Jaua. “Aquí hay un organismo electoral, hay unas leyes electorales, de las cuales la oposición puede hacer uso, pero no es la OEA la que va a poner en duda los resultados” dijo el ministro, quien estuvo parado en primera plana en el acto de proclamación de Maduro.

Asimismo, Jaua señaló que Venezuela llamó a consultas al embajador en Madrid, Bernardo Alvarez, para evaluar las declaraciones del canciller español José García Margallo sobre el resultado electoral, en las que desconocía la transparencia del proceso. Cabe recordar que hubo reuniones entre dirigentes de la oposición y el derechista Partido Popular español. Esta enviada constató que el día antes de la elección el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, estuvo reunido en el hotel Pestana con miembros del PP español.

A Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, se lo pudo ver vestido de traje y sentado al lado de Cilia Flores, esposa de Maduro y dirigente de peso en el Socialismo. Cabello admitió que el ajustado triunfo del domingo obliga a una autocrítica del proceso socialista. “Profunda autocrítica nos obligan estos resultados, es contradictorio que sectores del pueblo pobre voten por sus explotadores de siempre”, señaló el ex militar en la red social Twitter. “Busquemos nuestras fallas hasta debajo de las piedras pero no podemos poner en peligro a la Patria ni el legado de nuestro Comandante”, añadió.

Maduro se vio compelido a buscar nuevas formas de hacer política. “Vamos a hablar con la gente, voy a construir la legitimidad de la Revolución Bolivariana. Vamos a consolidar la dirigencia político-militar”, sostuvo y confirmó a Jorge Arreaza –alguien de su entorno– como vicepresidente. Hay quienes señalan que el liderazgo no se hereda y que Maduro tiene por delante construir una imagen distanciada de su padre político, y además, deberá cargar con el peso de ser el articulador de las distintas facciones dentro del chavismo.

A propósito de balances, el ex guerrillero y antiguo viceministro de Cultura de Chávez, Iván Padilla Bravo, señaló a Página/12 que se mantuvo el voto duro chavista, pese a la merma de sufragios en comparación de octubre, cuando el líder bolivariano le ganó a Capriles con 11 puntos de ventaja. “Los más de siete millones de electores que respaldaron a Maduro ven los logros del gobierno. Al mismo tiempo observo con preocupación que Capriles acortó la distancia, y en este sentido avanzó el gran capital”.

Padilla Bravo aclaró que no es verdad que todas las personas que votaron por el candidato opositor tengan un pensamiento burgués. “No puede haber en Venezuela siete millones de oligarcas, lo que sucede es que tenemos una cultura instalada por el pacto de Punto Fijo entre adecos y copeyanos y que aún no se supera”.

Después de 15 años de gobierno y ante la ausencia de la carismática figura de Chávez, ¿no podría haber un desgaste natural?. “No lo creo –señaló el hoy director del semanario Todosadentro–, algo tuvo que hacer la derecha para captar y sumar apoyos tan rápidamente, como ejemplo, tomar todos los símbolos del chavismo.”

Capriles logró en pocos días de campaña pasar de ser el candidato que perdería por 15 o 20 puntos –según las encuestas más serias– a hacerlo por casi dos puntos. El candidato de la derecha ya había logrado en octubre la mayor votación opositora en 15 años, pero no había querido confrontar con el líder bolivariano. Esta vez lo hizo, aconsejado por su jefe de campaña Henri Falcón, un ex chavista.

Algunos analistas destacaron que Capriles supo conectar con el electorado, a través de un buen marketing político. Padilla Bravo se inclinó por esa explicación. “La oposición usó bien la propaganda en televisión y en las redes sociales, vendió una imagen parecida a la de Chávez, pero desde la posición de un rico”.

“Hubo un cambio en la organización y el contenido de la campaña. Capriles tuvo una gran capacidad de aprendizaje, asumió una serie de críticas, incorporó la visión de otros factores de la oposición y asumió una conducta de confrontación al gobierno en esta campaña, que claramente también querían los electores”, señaló el politólogo Carlos Romero.

Para el profesor de la Universidad Central de Venezuela, el crecimiento del caudal electoral del candidato de la derecha se apoyó, además en otros dos factores. “Son las primeras elecciones sin Chávez, el principal motivador oficialista y ha habido un deterioro económico y un aumento de la violencia en el país en los últimos meses, explicó.

El país mantiene un control de cambio desde 2003 y a principios de este año el gobierno devaluó la moneda un 32 por ciento, a 6,3 bolívares por dólar. Recorriendo los centros de votación se podía constatar la queja recurrente por el aumento de precios y la escasez de algunos productos. La economía aún depende de la renta petrolera y el gobierno aspira a una etapa de diversificación productiva.

Tanto los que salen con las cacerolas, como los que apoyan a Maduro, demandan que se solucione el problema de la inseguridad. Con 16 mil homicidios en 2012, según cifras oficiales, la inseguridad persiste como preocupación en todo el país. Por estas horas, estos teman están subsumidos en otro que divide a los venezolanos: la pelea por los votos del domingo.

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“Vamos a hablar con la gente, voy a construir la legitimidad de la Revolución Bolivariana.”
Imagen: EFE
 
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