EL MUNDO › LA CRISIS GRIEGA SEGUN UN ECONOMISTA DE LA UNIVERSITÀ DEGLI STUDI DI ROMA

“El matrimonio no funcionó”

Para Gustavo Piga, la Eurozona es como un matrimonio en el cual Grecia ha sido humillada y por lo tanto debería separarse. Y cuando uno se separa difícilmente se vuelve a casar con la misma persona, advierte el catedrático.

 Por Elena Llorente

Desde Roma

El premier griego, Alexis Tsipras, mandó una carta con nuevas propuestas a la comisión europea a última hora del 30 de junio –día en el que caducaba el pago de la cuota de 1600 millones de euros que Grecia debe pagar al Fondo Monetario Internacional– para tratar de cerrar un acuerdo. Al parecer, en esa carta, por primera vez, decía aceptar la propuesta europea, pero cambiando algunos puntos relativos a jubilaciones, régimen laboral e Impuesto al Valor Agregado. Pero Grecia no pagó, de todas maneras, y el procedimiento de default parcial, que podría llevar un mes, habría ya comenzado. Según fuentes de Bruselas, la primera ministra alemana Angela Merkel fue la que se opuso con mayor fuerza a las nuevas ideas griegas, postergando una decisión europea hasta después de conocer los resultados del referendo, programado para el domingo, en Grecia, sobre este tema. El experto Gustavo Piga, profesor de economía de la Università degli Studi di Roma Tor Vergata, en una entrevista de Página/12 diseñó los distintos escenarios hacia los que podría encaminarse la situación griega y europea.

–¿Esta última propuesta del gobierno de Tsipras quiere decir que están dispuestos a negociar de todas maneras, aun cuando hayan convocado el referendo del domingo?

–Estamos ante una situación muy compleja, en la que a veces no se logra interpretar todos los significados tácticos. Tal vez han presentado esa propuesta porque tienen encuestas cuyos resultados les dicen que perderán el referendo.

–¿Cuáles son los posibles escenarios en los que se podrían encontrar Grecia y Europa próximamente?

–Pase o no esta propuesta ligeramente menos austera, y aunque pase el Sí al referendo (es decir que los griegos acepten la propuesta europea, NdR), estamos de hecho ante un mundo muy cambiado. A partir de esta situación se comienza a entender mejor qué es verdaderamente esta Europa.

–¿Esto quiere decir que el referendo por la vía de los hechos pondría en tela de juicio al euro y a Europa?

–El referendo no será tanto sobre el euro o sobre la austeridad como sobre la democracia. Si gana el Sí, este gobierno, que había sido elegido para hacer ciertas cosas, esas cosas no las hará y deberá hacer lo que le dicen los gobiernos europeos.

–O podría caer el gobierno de Tsipras... Algunos hablan de la posibilidad de la renuncia del gobierno y el llamado a nuevas elecciones.

–Sí, podría ser. Pero sería una caída de un gobierno elegido democráticamente, por decisión de otros gobiernos. En síntesis, Europa está entrando en una nueva fase del siglo XXI, en la cual no sólo se traslada a otros la soberanía económica sino también la política. Es decir, los gobiernos nacionales no decidirían más. La democracia interna no tendría más sentido porque las decisiones serían tomadas en el exterior. En países como Estados Unidos ocurrió algo así. Los distintos estados fueron cediendo lenta pero inexorablemente su soberanía monetaria, fiscal y política a lo largo del tiempo.

–Este proceso del que usted habla, ¿es beneficioso o perjudicial para la gente?

–Mientras en Estados Unidos fue un cambio democráticamente elegido, en Europa se produce digamos que “involuntariamente”, porque por el contrario, el pueblo griego seguramente querría mantener su democracia interna. Y esto seguramente, a mi manera de ver, es algo que pagaremos a largo andar. Es algo que aumentará la distancia entre los ciudadanos y el proyecto europeo. Porque el cambio se produce desde arriba, no desde abajo con el voto democrático. Y tal vez en Grecia haya un cambio de gobierno y un relajamiento momentáneo de los mercados. Y digo momentáneo, porque en un caso así, la cuestión griega tal vez será presentada como resuelta pero en realidad, estará como se la ha resuelto en los últimos cuatro años, es decir provocando la muerte lenta de su economía.

–¿Qué sucedería si gana el No, es decir la propuesta de Tsipras?

–Si ganara el No se abren dos caminos muy interesantes. Hay que ver cómo reacciona Europa ante ese resultado. Si el No comporta de consecuencia cambios en Europa, por el miedo de que todo el proyecto fracase, y Europa demuestra estar dispuesta a hacer concesiones importantes sobre la deuda y sobre la austeridad, el referendo de hecho habría cambiado el concepto de solidaridad dentro del proyecto europeo. Y esto acercaría a los países, porque un país ayudado en un momento de dificultad contrae una deuda de solidaridad que es potentísima para acercar las culturas.

–¿Lo ve probable a este escenario?

–No, lo veo bastante improbable. Sin embargo, me parece más posible que, en caso de que gane el No, Europa siga manteniendo su intransigencia.

–¿Entonces Grecia debería salir de la Zona Euro?

–Sí, muy probablemente. Pero entonces el referendo no habrá sido sobre el euro sino sobre Europa. Algunos creen que si salen del euro, para ellos será igual que para Gran Bretaña o Dinamarca u otros países que desde el principio estuvieron fuera del euro. Pero se olvidan de que mientras estos países eligieron esa opción democráticamente, Grecia habrá sido expulsada, humillada. No será sólo un cataclismo de moneda sino estructural. Por lo cual lo más posible es que Grecia se tirará en los brazos de Rusia, por ejemplo, para hacerse ayudar. El euro es como el anillo de un matrimonio. Cuando el matrimonio se termina, uno se quita el anillo, pero no es culpa del anillo si el matrimonio no funcionó. Difícilmente uno se vuelve a casar con la misma persona.

–¿Existen según usted similitudes entre la actual situación griega y el default argentino del 2001?

–Técnicamente hay cosas parecidas, pero culturalmente no, porque Argentina no estaba inserta en un proyecto cultural, económico y político como el de Europa.

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Manifestantes en Atenas quemaron ayer una bandera de la Unión Europea.
Imagen: AFP
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