EL MUNDO › FRACASO EL PLENO EN EL CONGRESO PARA LA FORMACION DE UN NUEVO GOBIERNO EN ESPAÑA

Sánchez se va alejando de La Moncloa

El segundo debate de investidura cerró con el fracaso del líder socialista a la presidencia y la apertura de una nueva ronda de negociaciones. El rey tiene dos meses para proponer un nuevo candidato que, de no obtener mayoría, abocaría al país a nuevas elecciones.

 Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Como un déjà vu, los españoles que aún siguen de cerca el dilatado proceso de formación de gobierno que comenzó con los comicios del 20 de diciembre, vieron ayer al candidato socialista Pedro Sánchez fracasar en su misión de erigirse nuevo presidente. Prácticamente las mismas palabras y los mismos gestos que el martes y el miércoles pasado se dieron en el Congreso Nacional durante la segunda sesión de investidura del líder del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), concluyendo con un no rotundo a que se convierta en la cabeza del Ejecutivo. 219 votos en contra, 131 a favor –uno más que en el pleno de los pasados días, con la suma de Coalición Canaria– confirmaron la incapacidad de Sánchez de lograr un acuerdo convincente para la mayoría y abrieron un nuevo período de negociaciones. Hasta el 2 de mayo los partidos tienen tiempo para intentar un pacto de gobierno que, de no conseguirse tampoco en esta ocasión, desembocaría en unas nuevas elecciones el 26 de junio.

El líder socialista no consiguió cristalizar “el gobierno del cambio” por el que tanto aclamó en la primera y en la segunda jornada de investidura pero eso no significa que aún no pueda hacerlo. El rey tiene ahora que volver a proponer un candidato –tal como lo hizo con Mariano Rajoy y luego de que este lo rechazara, con Sánchez– y nada impide que repita nombre. Felipe VI tendría que llamar nuevamente a consultas a los representantes de los grupos del Congreso y podría proponer a cualquiera sin límite de intentos. El único requisito que, en esta ocasión, puso el Monarca es que el siguiente candidato cuente de antemano con los apoyos suficientes para sacar adelante la investidura.

No pide poco el jefe de Estado. El debate de investidura de este viernes ratificó lo que el 20 de diciembre dijeron las urnas: no hay un proyecto político para España que convenza a una mayoría. Los resultados más fragmentados de su historia llevaron al país al inédito episodio de que un candidato a presidente fracasara en su investidura, generándose un bloqueo del cual es difícil prever la salida en un plazo de tan solo dos meses. Pedro Sánchez aboga por “el cambio” pero aliado –tras la firma de un acuerdo con Ciudadanos– con la centroderecha; las izquierdas le niegan, por tanto, su respaldo y el Partido Popular (PP) nada desea menos que algún tipo de movimiento que, en sus palabras, “modifique el rumbo de España”.

El Pleno de este viernes en el Congreso fue mucho más breve que el que se llevó a cabo entre martes y miércoles porque el procedimiento pautaba un tiempo de diez minutos para la intervención de Sánchez y cinco para la de los demás participantes, con lo cual escenificó la esencia de todo lo discutido en las sesiones anteriores. Pedro Sánchez subió a la tribuna para defender, una vez más, el que, dice, es su objetivo: evitar la repetición de elecciones y que Rajoy salga de La Moncloa. “Quiero limpiar a España de la corrupción, que es un veneno que debilita nuestra democracia y también de la utilización partidista de las instituciones”, reivindicó el socialista e, insistiendo en su “gobierno de cambio”, volvió a hacer un llamamiento a las demás fuerzas políticas para que se unan a su pacto con Ciudadanos, dado que –según él– “todos sabemos que la mayoría de ustedes están de acuerdo con estas medidas”.

Pablo Iglesias, desde luego, no es uno de esos a los que Sánchez hace mención. Por activa y por pasiva el líder de Podemos mostró su radical oposición al acuerdo con Albert Rivera pero, aún así, no descarta un entendimiento con el PSOE, si este abandona su alianza con el centroderecha. “Ojalá a partir de esta noche el acuerdo al que lleguemos pueda llamarse el acuerdo del beso”, lanzó desde el hemiciclo el secretario general de Podemos, bromeando con el que fue uno de los momentos más comentados del debate del miércoles, su beso en la boca con el representante de su confluencia en Cataluña, Xavier Domènech. “Fluye el amor. Pedro, solo quedamos tú y yo”, propinó Iglesias en tono gracioso, intentando también limar las asperezas que quedaron tras las duras acusaciones que arrojó en la sesión anterior hacia el ex presidente socialista Felipe González. “Es necesario rebajar el tono, asumo la parte que me toca”, le dijo Iglesias a Sánchez.

Tanto socialistas como los miembros de Podemos aseguraron que este mismo sábado se reabren las negociaciones y el diálogo vuelve a plantearse entre ambas formaciones. No así entre el Partido Popular y Ciudadanos, quienes –pese a apostar por “la gran coalición PSOE-PP-Ciudadanos”– cada vez se hallan más distanciados debido a la hostilidad entre sus líderes. Rivera en su turno de palabra atacó duramente al presidente en funciones por su “conformismo” al aceptar la situación española, diciéndole que era “tiempo de gente que quiere cambio y acción”, a la vez que le reprochó que “no se haya leído su acuerdo con Sánchez porque le dé pereza”

Mariano Rajoy, por su parte, volvió a desplegar sus dotes de juglar para, tal como lo hizo en el debate del miércoles, ilustrar con toda clase de metáforas arcaicas su rechazo al acuerdo PSOE-Ciudadanos y su menosprecio hacia Sánchez. “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que cada socio lo mira”, dijo el líder del PP al iniciar su breve pero recargado discurso. Rajoy acusó al socialista de padecer el “síndrome de Adán, algo propio de mentalidades inmaduras que piensan que el mundo comienza cuando llegan ellos” y concluyó criticando a Sánchez por su intención de derogar gran parte de las reformas del PP: “No se trata de cambiar por cambiar, por no saber estarse quieto o cualquier otro motivo pueril. Lo más nuevo no es necesariamente lo mejor”.

Pero si, en efecto, los representantes políticos quieren evitar unas nuevas elecciones en junio, no les queda otra opción que recuperarse de las heridas que dejó el bombardeo de esta semana en la Cámara baja y, tal como anunciaron, volver al diálogo a partir del lunes.

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Sánchez, secretario general del PSOE, ayer durante la segunda votación de investidura.
 
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