EL MUNDO › DEL PAPELóN EN LA FERIA DEL LIBRO DE GUADALAJARA AL PLAGIO DE SU TESIS DE LICENCIATURA

Peña Nieto presidente, patito y pirata

Un análisis realizado “por un grupo de especialistas y académicos” determinó que el presidente de México ostenta un título de licenciado en Derecho que obtuvo en 1991 tras plagiar el 28,88 por ciento del contenido de su tesis profesional.

 Por Gerardo Albarrán de Alba

Página/12 En México

Desde Ciudad de México

Buena parte de la población mexicana se queja desde hace cuatro años de tener un presidente “patito”, como suele llamarse aquí a cualquier producto de escasa o nula calidad. Ahora resulta que tenemos un presidente “pirata”, como se nombra a cualquier cosa que es copiada ilegalmente de un original.

Lo primero quedó demostrado desde 2011, cuando el entonces candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, no pudo recordar haber leído tres libros, durante su participación en la Feria Internacional del Libro que organiza la Universidad de Guadalajara. Lo segundo se supo la noche del domingo cuando se puso en evidencia que Peña Nieto ostenta un título de Licenciado en Derecho que obtuvo en 1991 tras plagiar el 28,88% del contenido de su tesis profesional.

Un equipo de reporteros del portal Aristegui Noticias accedió a un análisis realizado “por un grupo de especialistas y académicos”, a los cuales no identifica, que señaló materiales plagiados. Luego, los reporteros contrastaron la tesis de Peña Nieto con las obras originales. El resultado: 197 de 682 párrafos de la tesis profesional de Peña Nieto son un plagio. Es decir, “por lo menos el 28,8 por ciento del contenido de su tesis de abogado fue robado de las obras de otros autores”, dice el reportaje.

La tesis se titula “El Presidencialismo Mexicano y Álvaro Obregón”, en alusión al general revolucionario que combatió a Francisco Villa y que fue presidente entre 1920 y 1924, reelecto en 1928 y asesinado ese mismo año por un fanático religioso.

Peña Nieto plagió 197 párrafos de al menos diez autores, entre ellos el que fuera presidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), a quien ni siquiera cita en la bibliografía. También hurtó ideas completas del historiador Enrique Krauze y de los doctores en derecho Diego Valadés, Jorge Carpizo (ambos titulares de la Procuraduría General de la República) y Jesús Orozco Henríquez, actual integrante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y exmagistrado electoral, así como de la académica Linda Hall, de la Universidad de Nuevo México, en Estados Unidos.

El apartado sobre la vida de Álvaro Obregón –tema central en la tesis– consta de 36 párrafos, de los cuales 35 fueron copiados de manera exacta de dos libros: “Hombres de la Revolución Mexicana, de Alberto Morales Jiménez, y “Así fue la Revolución Mexicana”, compendio editado en 1985 por el Consejo Nacional de Fomento Educativo.

El reportaje difundido por Aristegui Noticias está lleno de ejemplos como esos. Para salir del paso, el vocero de la Presidencia, Eduardo Sánchez, consideró que el asunto no pasaba de ser una cuestión de “errores de estilo”.

El nuevo escándalo se suma al descrédito de origen que significó la construcción de su candidatura presidencial desde el corporativo Televisa; luego, a la exhibición de corrupción con la residencia de 7 millones de dólares conocida como la “casa blanca”, cedida por su contratista privado favorito. La última había sido apenas hace unas semanas con un departamento en Miami, de otro contratista, cedido para uso de su esposa, la exactriz angélica Rivera, a quien también le pagó los impuestos de otro departamento, éste sí de su propiedad.

La exposición de la conducta antiética de Peña Nieto ocurre justo cuando las últimas mediciones de aceptación de la figura presidencial lo ponen por los suelos: según un sondeo del diario Reforma, a principios de este mes, 74% de la población reprueba la gestión de Peña Nieto como presidente de México, la peor calificación para un mandatario desde 1995. La percepción sobre un gobierno corrupto subió a 55%.

En México, exhibir a cualquier tipo de poder y hurgar en la honorabilidad del presidente y su familia se paga caro. Hace un año, luego de revelar la propiedad de 7 millones de dólares de la pareja presidencial, el equipo periodístico que lo investigó fue despedido de la emisora radiofónica Noticias MVS. Carmen Aristegui, quien estaba al frente del noticiero matutino, aún enfrenta demandas civiles por daño moral y abuso de confianza.

La presión no se limita a la prensa nacional, sobre la que no sólo se esgrime el uso de la publicidad oficial como instrumento de premio y castigo, sino que se recurre a la violencia: 97 comunicadores han sido asesinados en México desde 2000 y al menos 23 están desaparecidos desde 2003, según la organización Artículo 19. Ahora la presión también alcanzó a la prensa internacional, luego de que el corresponsal del diario británico The Guardian, José Luis Montenegro, fue amenazado por el reportaje sobre la existencia de un departamento de lujo a nombre de la primera dama Angélica Rivera en un complejo residencial de un contratista del gobierno mexicano.

Puesto de nuevo en aprietos por el equipo de reporteros de la unidad de investigaciones especiales del portal Aristegui Noticias, Peña Nieto no había reaccionado hasta el cierre de esta edición.

Unas cuantas horas antes de difundir el reportaje en Aristegui Noticias, el reportero Rafael cabrera solicitó “una versión de Presidencia o de él (el presidente) en particular”. Después de varios intercambios de correos electrónicos y mensajes por WhatsApp, el vocero de la Presidencia, Eduardo Sánchez se limitó a minimizar con sarcasmo la revelación periodística: “El licenciado Peña Nieto presentó esa tesis hace 25 años. Cumplió con los requisitos establecidos por la Universidad Panamericana para titularse como abogado. Por lo visto errores de estilo como citas sin entrecomillar o falta de referencia a autores que incluyó en la bibliografía son, dos décadas y media después, materia de interés periodístico. Bienvenida la crítica y el debate”.

Por su parte, la Universidad Panamericana, una institución educativa perteneciente al Opus Dei, responsable de haber entregado el título de Licenciado en Derecho a Peña Nieto en 1991, negó que los periodistas de Aristegui Noticias le hubieran consultado para la elaboración del texto. En respuesta, el reportero Omar Fierro aseguró que la UP “miente a su comunidad” y asegura que sí “se les consultó previo a la salida del reportaje”.

La UP asegura distinguirse “por su trabajo de calidad y una sólida ética”, y dice contar con “procedimientos” para que el proceso de titulación de su alumnado “cumplan con los requisitos previstos en la normatividad”.

Sin negar ni aceptar la veracidad del reportaje difundido ayer por el portal de noticias, la UP anunció que su Facultad de Derecho –en la que estudió Peña Nieto– “está a cargo de revisar lo concerniente a este tema”.

La prensa de la capital mexicana ignoró la revelación periodística. Excepto por el diario Reforma, en el que Aristegui publica una columna y con el que tiene una alianza informativa, el resto de los periódicos de la Ciudad de México no hizo alusión al reporte en su primera plana. Medios tan importantes como La Jornada incluso ignoraron el hecho.

En contraste, la exposición de la práctica académica antiética del hoy presidente mexicano dio la vuelta al mundo desde agencias como Reuters, EFE y BBC; periódicos como The New York Times, The Independent y El País; revistas como People en español y Forbes, y televisoras como Univisión y Telesur.

Paradójicamente, la revelación coincide con el inicio del ciclo escolar en el país, en medio de un conflicto de varios meses con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que incluso ha costado varias vidas en enfrentamiento con la policía. Ayer, la CNTE paralizó actividades en cuatro estados del país en protesta por lo que consideran una reforma educativa punitiva impulsada por Peña Nieto y operada por el secretario de Educación Pública Aurelio Nuño.

En redes sociales se comparó el desparpajo del gobierno mexicano para minimizar el escándalo con la renuncia obligada de Karl-Theodor zu Guttenberg como ministro de Defensa alemán y como diputado del Bundestag, en 2011, por las acusaciones de plagio en su tesis doctoral, y entre los lamentos de la canciller Angela Merkel. O el caso del que era primer ministro de Rumania en 2012, Victor Ponta, quien tiene denuncias penales por plagiar 113 páginas de cuatro autores para su tesis doctoral de 2003, lo cual fue demostrado en junio pasado por el Consejo Nacional de Verificación de Títulos, Diplomas y Certificados Universitarios.

No es para menos. En México, el secretario de Educación Pública dijo en la televisión que la exhibición antiética del presidente “no corresponde con la realidad ni realmente con algo trascendente o importante”. Y por si quedaba duda, descartó que la autoridad educativa nacional vaya a investigar si Peña Nieto plagió su tesis de licenciatura.

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El 74 por ciento de la población reprueba la gestión de Peña Nieto como presidente de México.
Imagen: EFE
 
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