EL MUNDO

Toledo quedó más solo que Adán en el Día del Amigo

El presidente peruano, Alejandro Toledo, se quedó sin el apoyo de su último aliado, Fernando Olivera. Más aislado e impopular según sondeos, Toledo busca cambiarle la cara a su gobierno.

Por Francesc Relea*
Desde Lima

La crisis política que atraviesa Perú desde hace meses ha llegado a un punto de máximo riesgo tras la retirada del gobierno del último aliado que le quedaba al presidente Alejandro Toledo. El Frente Independiente Moralizador (FIM) anunció su salida del Ejecutivo como consecuencia de un escándalo que ha salpicado a su líder y embajador en España, Fernando Olivera, lo que deja al primer mandatario más aislado y debilitado que nunca. Toledo pretende ahora lo que para muchos es un imposible: poner en pie un gabinete de amplia base, dando entrada a políticos independientes y de prestigio. Por otra parte, la segunda ciudad del país, Arequipa (sur) amaneció paralizada, en acatamiento de una jornada de protesta de 24 horas en demanda de una nueva política económica, informaron las principales radios de Lima. Anoche se esperaba un cacerolazo como el cierre de la protesta.
El ministro del Interior, Fernando Rospigliosi, describió ayer la gravedad de la situación en estos términos: “Todo pende de un hilo. Cualquier incidente puede provocar un cataclismo de grandes proporciones”. La incertidumbre es de tal magnitud que el titular del Interior, una de las figuras más respetadas del gobierno, confesó que no tenía la más mínima idea sobre su permanencia en el cargo. La gota que ha colmado el vaso y que ha colocado la gobernabilidad de Perú al borde del abismo tiene que ver con una de las figuras más controvertidas de la política del país andino. Fernando Olivera fundador del FIM, partido que enarbola la escoba como símbolo de la “lucha incansable” contra la corrupción. En su cruzada particular contra lo que llama mafia, Olivera tiene en el punto de mira al ex presidente Alberto Fujimori (refugiado en Japón) y a su asesor y espía Vladimiro Montesinos (en prisión), por una parte, y al también ex presidente y principal líder de la oposición Alan García, por otra.
Olivera no ha resultado ser tan íntegro políticamente y en una reciente comparecencia ante la comisión de control parlamentario reconoció haber tenido contactos con un agente de la red de corrupción del ex jefe de inteligencia de Montesinos. Sus explicaciones no convencieron a los integrantes de la comisión del Congreso ni a algunos miembros del propio partido de Olivera. A partir de ahí la cascada de acusaciones y rumores fue imparable y el líder del FIM acabó por poner su cargo de embajador a disposición del presidente. Hubo reuniones, conciliábulos, declaraciones y desmentidos. Hasta que el propio Olivera anunció la decisión final. El FIM retira a sus dos ministros pero seguirá apoyando al gobierno en el Congreso. Al mismo tiempo, el presidente Toledo no ha aceptado la dimisión del embajador en España, que seguirá en esta misión con el encargo de trabajar en las negociaciones de un tratado de libre comercio de Perú con la Unión Europea. Una solución que sólo satisface a su beneficiario.
Estos acontecimientos se producen cuando las distintas encuestas indican que el porcentaje de peruanos que aprueban la gestión del presidente de la república no supera el 8 por ciento. La pregunta está en la calle: ¿hasta cuándo aguantará Toledo? Pocos apuestan por los dos años de mandato que tiene por delante. El Comercio, el diario más influyente de Perú, publicó ayer en portada un editorial –algo insólito–, en el que pedía abiertamente al primer gobernante que dé “un paso al costado”. El órgano que mejor refleja el pensamiento del establishment económico escribió que Toledo no puede escudarse más en “la mafia fujimontesinista” como la causante de todos los males del país. “El primer responsable de la crisis del país es él”, sentenció. Y por ello el primer diario peruano pide al presidente que se mantenga como jefe de Estado que represente al país en el mundo, pero que entregue en la práctica el poder político “a un primer ministro con un gabinete independiente premunido de amplios poderes y seleccionado entre los ciudadanos más prestigiosos y probos”. La Constitución presidencialista de Perú no otorga estos poderes al primer ministro, y no parece que Toledo, por su talante, esté dispuesto a contradecir la Carta Magna. Desde diversos sectores se han propuesto distintos nombres para el cargo de jefe de Gabinete, desde el escritor Mario Vargas Llosa al ex secretario general de la ONU Javier Pérez de Cuellar. Ninguno de ellos está dispuesto a aceptar el puesto en las actuales circunstancias de debilidad de Toledo.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Fernando Olivera (izq.) junto al presidente Alejandro Toledo.
 
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