EL MUNDO

El ingeniero argentino y su hijo, encontrados muertos en Tailandia

Diego Talevi y su hijo Bruno fueron hallados en la morgue de la ciudad de Kravi. El cuerpo del ingeniero guardaba la alianza de su matrimonio con Carolina, que sobrevivió a la tragedia. Los muertos suman 125 mil, pero la ONU los estima
en 150 mil. Inundaciones en zonas de refugiados.

 Por Federico Kukso

Tras cinco días de desesperación, la búsqueda de dos de los argentinos desaparecidos en el sudeste asiático terminó el jueves pasado de la peor manera posible: los cuerpos del ingeniero Diego Talevi y su hijo Bruno fueron hallados en la morgue de la ciudad de Kravi, Tailandia. Según confirmó en declaraciones radiales Alberto Gitter, que ayudó a la familia a encontrar al ingeniero y a su hijo, el cuerpo de Talevi tenía la alianza matrimonial donde está grabado “Caro” –por Carolina, el nombre de su esposa, que se recupera en un hospital de Kravi– y la fecha de la boda. Por las dudas, se sacaron muestras de ADN a los dos argentinos.
Así, Talevi y su hijo se suman a la lista de alrededor de 125 mil víctimas fatales confirmadas, pese a que se estima que la cifra trepará a 150 mil, de acuerdo a los datos ofrecidos por el coordinador para las ayudas de emergencia de la ONU, Jan Egeland. Sin embargo, se especula con que quizá nunca se pueda fijar un número exacto debido a los innumerables barcos hundidos en el Océano Indico y teniendo en cuenta que hay zonas donde se dejó de contar a los muertos. Hasta ahora los países más afectados son Indonesia (80.246 muertos), Sri Lanka (28.627), India (8955) y Tailandia (4812).
Egeland y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, prometieron 2 mil millones de dólares como ayuda para los países afectados, monto que incluye 250 millones concedidos por el Banco Mundial, 350 millones de Estados Unidos y 500 millones enviados por Japón. Las donaciones se reciben también vía web, como las que recauda la organización Save the Children, la monumental biblioteca virtual Amazon.com, que ya juntó cinco millones de dólares a ser destinados a la Cruz Roja (www.icrc.org), Médicos sin fronteras (www.doc torswithoutborders.org), CARE (www.care.org), Caritas (www.ca ritas.es) y Unicef Argentina (www.unicef.org/argentina) que abrió una línea telefónica de ayuda, 0810333-4455.
Sin embargo, las amenazas de más muertes y nuevos maremotos no se disipan en la región: ayer a las 3.25 de la madrugada (hora argentina) el ente sismológico de Beijing (China) registró un nuevo sismo –de siete grados de magnitud en la escala de Richter y con epicentro frente a la costa de Sumatra–, que al parecer no habría causado víctimas.
Ahora lo que preocupa son las lluvias torrenciales y las inundaciones que están azotando los campos de refugiados en las destrozadas ciudades del Indico. Así como la falta de alimento para un millón de personas en Indonesia y 700 mil en Sri Lanka, y que llevó a situaciones aún más caóticas que las causadas por el maremoto: por ejemplo, en la provincia indonesia de Acech, sobrevivientes hambrientos de la catástrofe asaltaron ayer un helicóptero de la marina estadounidense que estaba distribuyendo ayudas en la costa occidental. “Esa gente está en una situación de gran miseria y trató de subir al helicóptero para apoderarse de los alimentos”, dijo un comandante de una flota de la marina estadounidense que opera desde el portaaviones “Abraham Lincoln”.
También la Organización Mundial de la Salud advirtió que ya se reportaron las primeras enfermedades gastrointestinales en los campos de refugiados de Sri Lanka e India, y la Agencia de las Naciones Unidas para la Población (Unfpa) comunicó que al menos 150 mil embarazadas pueden padecer complicaciones de parto en las peores condiciones sanitarias, sin alimentos, medicinas ni asistencia psicológica. Si es que nacen, los nuevos bebés serán recordados como los hijos de la ola que estremeció al mundo.

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Miles de fotografías con los desaparecidos por el tsunami en la playa de Phuket, Tailandia.
 
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