EL MUNDO › SIGNIFICATIVO DESCENSO DE LA VIOLENCIA EL FIN DE SEMANA

Tensa calma en la France

 Por John Lichfield *
Desde París

Una tensa y frágil calma retornaba a la mayoría de las áreas afectadas por los disturbios en Francia, a pesar de las escaramuzas en el centro de Lyon y de los ataques con bombas molotov en dos mezquitas. Un temido asalto masivo a la zona central de París por parte de bandas mutirraciales de los suburbios no llegó a materializarse, aunque el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, fue abucheado y empujado por un pequeño grupo de jóvenes en el Champs Elyseès.
Había indicios ayer de que el cordón de seguridad del ministro se había debilitado sorpresivamente –quizás para “castigar” a Sarkozy por haber adoptado una línea dura con los policías que fueron filmados cuando golpeaban a un sospechoso la semana pasada–. Según el barómetro comúnmente aceptado de los autos incendiados por las noches, la noche del sábado y la mañana del domingo fueron las más calmas desde que los disturbios comenzaron a expandirse por toda Francia hace dos semanas. “Sólo” 374 autos fueron incendiados a nivel nacional, comparados con los 1400 del apogeo de las protestas el fin de semana pasado.
Hubo, sin embargo, serias escaramuzas e incendios en varias pueblos y ciudades en el sur del país, incluyendo Lyon, Carpentras y Toulouse. En un incidente potencialmente preocupante, mezquitas en Carpentras fueron atacadas con bombas molotov el viernes a la noche y en Lyon el sábado a la noche. Las autoridades están investigando la posibilidad de que estos fueran intentos de grupos de ultraderecha de reavivar las brasas de las protestas y llevar así a Francia a un conflicto abiertamente racial. A pesar que muchos de los jóvenes manifestantes tienen una ascendencia musulmana, muchos otros no. Las bandas de jóvenes, que han liderado las protestas durante 17 días, reflejan la variedad racial de los suburbios franceses arrasados por el crimen.
A pesar de estos incidentes, el jefe de la policía nacional, Michel Gaudin, habló ayer de un “significativo descenso” de la violencia. Predijo que “las cosas podrían volver ahora rápidamente a la normalidad.” Las consecuencias a largo plazo de los disturbios son más difíciles de pronosticar. El primer ministro, Dominique de Villepin, prometió un programa de nuevas inversiones en los 750 suburbios pobres de Francia y un controvertido plan para sacar a los jóvenes descontentos de las escuelas a los 14 años para encontrarles trabajo como “aprendices”.
Mientras tanto, la mayor víctima política por los disturbios ha sido el cada vez más marginado presidente Jacques Chirac. Un sondeo de opinión, publicado ayer en el diario Journal du Dimanche, sugirió que sólo el 29 por ciento de los franceses creían que tenía algo que ofrecer para solucionar la violencia de los suburbios. Sarkozy y De Villepin –posibles rivales para la presidencia en el 2007– encabezaban la encuesta con un 53 y un 52 por ciento. Inquietantemente, el veterano líder xenófobo de extrema derecha, Jean-Marie Le Pen, en la inactividad política ahora, consiguió un 24 por ciento.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Laura Carpineta.

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