EL MUNDO › EL CANDIDATO CENTRISTA NO DIO SU APOYO A NADIE, PERO CRITICO A SARKOZY

Bayrou juega con las dos puntas

Jugador clave en el ballottage del que saldrá el próximo presidente francés dentro de 10 días, Bayrou, que recibió más del 18% de los votos en la primera vuelta, dio libertad de acción a sus electores, pero fue duro con el derechista Sarkozy y coqueteó con la posibilidad de entablar una alianza con la socialista Royal.

 Por Eduardo Febbro
Desde París

El hombre que puede esbozar la silueta del próximo presidente francés guardó silencio. François Bayrou, el candidato con pasado de derecha y etiqueta de centrista que llegó tercero en la primera vuelta de la elección presidencial francesa con más de 18% de los votos no dio consignas de voto explícitas. Solicitado tanto por la candidata socialista Ségolène Royal como por el conservador Nicolas Sarkozy, Bayrou se encuentra en el ojo del ciclón por la pugna de ese electorado que votó por él, indispensable para ganar el sillón presidencial: “Estimo que los franceses que votaron por mí son, en conciencia, ciudadanos libres de su elección”, dijo ayer Bayrou en el curso de una conferencia de prensa.

Por ambigua que fuera su toma de posición, Bayrou no cerró todas las puertas con vistas a una eventual alianza. Pese a que reiteró que no “habría ni sumisión ni unión con ninguna de las dos partes, el candidato centrista dijo que estaba dispuesto a entablar un debate en la televisión con Ségolène Royal. ”Soy un hombre de apertura, abierto a toda discusión de buena fe. Ségolène Royal me propuso un debate público y abierto. Acepto ese debate”. De paso, Bayrou recordó que Nicolas Sarkozy no propuso ese debate pero que, si lo hiciera, lo aceptaría. Jugando con las dos puntas de la cuerda, el dirigente excluyó aceptar un puesto ministerial en el gobierno que saldrá de las urnas después de la segunda vuelta, el próximo mes de mayo.

De paso, el líder político anunció la creación de una nueva formación, el partido Demócrata, que presentará sus propios candidatos en las elecciones de junio próximo con el objetivo de “refundar nuestras instituciones para que la palabra democracia tenga sentido”.

Los socialistas reaccionaron sin tardanza a la conferencia de prensa de Bayrou. El portavoz de Ségolène Royal, Julián Dray, se congratuló porque las cosas se movían un poco y la candidata socialista encontró que existía “cierto número de convergencias fuertes” entre las propuestas socialistas y la de los centristas. Sarkozy también reaccionó pero de una manera más vivaz: ”en una competencia de fútbol hay una final entre el número uno y el número dos. (...). El número tres hace otra cosa, pero no está en la final”, dijo Sarkozy. El tono empleado por François Bayrou, el hecho de que también se mostrara más duro con Sarkozy que con Royal, indica que puede existir un punto de encuentros entre el socialismo de Royal y la posición de Bayrou. Tal vez no haya una alianza explícita pero sí una suerte de sensación de proximidad entre ambas corrientes. François Bayrou jugó ayer al equilibrista que sanciona y, en ese ejercicio, Nicolas Sarkozy recibió el palo más fuerte. El creador de este extraño centro fustigó la cercanía de Sarkozy con los medios de negocios y los grupos de comunicación, criticó “su gustó por la intimidación y las amenazas” y juzgó al final que, si Sarkozy fuera presidente, puede “gravar las desgarraduras del tejido social”. En lo que atañe a Ségolène Royal, Bayrou, de pronto convertido en gran prelado de las misas moralizadoras, reconoció que Royal “parece mejor intencionada en materia de democracia” pero aseguró que su programa se opone a “las orientaciones necesarias”. En suma, “no acepto ninguno de los dos riesgos”, dijo Bayrou.

Tres días después de la primera vuelta del pasado domingo, todo el mundo corre por el centro con una red para cazar mariposas centristas. La permeabilidad de ese electorado hace que este pueda ir hacia un lado o hacia otro según el tono de las propuestas o la sonrisa que los dos candidatos exhiban en la televisión. Las encuestas de opinión establecen que Ségolène Royal captaría más votos centristas que Sarkozy. En realidad, los 7 millones de electores que prefirieron a Bayrou en la primera vuelta no se lo que puede decirse centristas. En una proporción significativa eran socialistas o indecisos. Ayer, Sarkozy prometió dar a los miembros del partido de Bayrou (UDF) las investiduras necesarias para las elecciones legislativas y anunció la creación de un “polo de izquierda” dentro de su movimiento, la UMP. Sarkozy se presentó también como víctima del odio de una campana que invita a votar por el famoso “todo excepto Sarkozy”. Los socialistas explicaban ayer que esa postura es la de la extrema izquierda y que, en adelante, van a optar por la oposición de fondo antes que por la diabolización de Sarkozy. Ultimo aporte a una campana donde los candidatos que representan a la izquierda y la derecha se esfuerzan por desdibujar las huellas ideológicas sobre la arena, el ex líder del mayo francés, Daniel Cohn-Bendit, hoy diputado europeo ecologista, fue encargado por Ségolène Royal de seducir... al electorado centrista.

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Bayrou, el tercero en discordia, anunció la creación de un nuevo partido político.
 
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