EL MUNDO › DISCUTEN CONDI Y ZAPATERO

Cuba en mi cabeza

 Por Oscar Guisoni
desde Madrid

Mucho apretón de mano, mucha sonrisa para la foto, pero ni las discrepancias de fondo ni el recuerdo de desencuentros mayores han desaparecido ayer tras el encuentro que mantuvieron en Madrid la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, y el premier español José Luis Rodríguez Zapatero. La breve visita de ocho horas de la dama de hierro de George W. Bush a España ocupó la primera plana de los medios desde primeras horas del día. No es para menos, ya que se trataba del primer encuentro de alto nivel mantenido con la administración norteamericana desde que Zapatero llegó al poder en marzo de 2004.

A pesar de que hay muchos puntos en los que norteamericanos y españoles no se ponen de acuerdo, la mayor de las discrepancias hecha pública ayer guarda relación con la política que ambas administraciones mantienen con la Cuba de Fidel. Condi no dejó de sonreír ni siquiera cuando expresó sus “serias dudas” sobre la política dialoguista que España mantiene con el régimen castrista y no dejó pasar la oportunidad de recordarle a Zapatero que no se puede dialogar con un gobierno “antidemocrático”. El jefe de la diplomacia española, Miguel Angel Moratinos, tampoco perdió la compostura cuando le recordó que el gobierno de su país se ha encontrado durante los últimos años más veces con disidentes cubanos que la administración Bush. Días antes, Rice se había quejado porque Moratinos no se había reunido con los disidentes cubanos durante una visita a la isla celebrada el pasado mes de abril.

España tiene enormes intereses económicos vinculados con la presencia de sus empresas turísticas en la isla, razón por la cual siempre ha mantenido una posición de diálogo con la administración cubana. Pero la visita de Rice a Madrid va más allá de estas discrepancias y se relaciona más con los viejos desencuentros mayores, como los que tuvieron ambos gobiernos luego de que Rodríguez Zapatero retirara de improviso las tropas de Irak, cumpliendo así con una de sus promesas electorales pocos días después de haber asumido el poder. España se había visto involucrada en la guerra contra la voluntad de su propia opinión pública por el anterior gobierno conservador de José María Aznar, quien junto al británico Tony Blair y al premier italiano Silvio Berlusconi se transformaron en la pata europea de la agresiva política norteamericana. Hoy ninguno de los tres está ya en el poder, razón por la cual Estados Unidos necesita recomponer sus relaciones en el viejo continente.

Durante los últimos tres años Zapatero intentó en vano encontrarse con Bush en más de una ocasión. El jefe de la Casa Blanca recuerda todavía el apoyo del primer ministro socialista a su contrincante demócrata, John Kerry, durante las últimas presidenciales y como prueba de su disgusto ni siquiera recibió la llamada telefónica de felicitación que Zapatero realizó el día de las elecciones a su despacho no bien se supieron los resultados. Pocos días después, la administración norteamericana le envió una fría y formal misiva de agradecimiento.

La prueba de que Zapatero no tiene ya intenciones de continuar alejándose de Estados Unidos la dio ayer su gobierno, cuando excluyó de la agenda del encuentro con Rice temas tan espinosos como el de la muerte del cameraman de Tele Cinco José Couso, ocurrida el 8 de abril de 2003 en Bagdad, durante los primeros días de la invasión americana. La justicia española ha abierto una causa contra los militares norteamericanos presuntamente implicados en el hecho de que ese día dispararon desde un tanque a la habitación del hotel donde Couso se hallaba junto a otros colegas y ha pedido inútilmente la extradición de tres de ellos a Washington.

Otro tema candente del que nadie habló tiene relación con los vuelos secretos que la CIA realizó utilizando aeropuertos españoles para trasladar clandestinamente presuntos terroristas hacia la prisión de Guantánamo. Una investigación de periodistas españoles destapó el escándalo que ahora está siendo investigado por la Audiencia Nacional. Tanto el gobierno de Aznar como el de Zapatero, al parecer, tenían información sobre el caso, a juzgar por las palabras de la propia Condoleezza cuando afirmó en su momento que “los europeos no deberían estar sorprendidos”. Ayer la fiscalía española desestimó la solicitud de las partes involucradas en la causa de que se citara a declarar a Rice aprovechando su paso por el país. El pedido lo habían realizado, entre otras, la Asociación Libre de Abogados y la Asociación de Abogados Europeos Demócratas.

Rice, quien se reunió ayer también con el rey Juan Carlos y con el jefe de la oposición, Mariano Rajoy, trató de convencer también a los españoles de la conveniencia de implicarse más en Afganistán para tratar de encontrar una solución definitiva al conflicto. La administración Bush está molesta por la reticencia de los países europeos a involucrarse en los combates de primavera que se están desarrollando en el país asiático y parte de la gira de Condi por Europa está destinada a tratar de solucionar esta carencia.

Los que no olvidaron todas estas cuestiones espinosas fueron los manifestantes que marcharon por el centro de Madrid en protesta por la visita de la zarina norteamericana al país. Días atrás, un grupo de manifestantes de Amnesty Internacional se habían paseado frente a la embajada de Estados Unidos disfrazados de aviones con la inscripción Air Guantánamo.

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