EL MUNDO › WASHINGTON INSISTE CON CASTIGAR A TEHERAN

Y dale con las sanciones

La agencia nuclear de la ONU no quiso condenar a Irán, pero tampoco lo salvó. En su último informe, el director y Premio Nobel de la Paz Mohamed al Baradei sostuvo que el régimen islámico demostró avances y cooperó en lo que le pidieron. “Sin embargo, su cooperación ha sido más reactiva que dinámica”, estimó la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Según el texto, el problema es que Teherán ha blanqueado sus acciones pasadas, pero no su actividad actual. Las inspecciones comprobaron que ya tiene unas tres mil centrifugadoras funcionando, pero no si son suficientes para producir un arma nuclear. A pesar de estas dudas, Estados Unidos fue categórico y llamó al Consejo de Seguridad a aprobar un nuevo y más duro paquete de sanciones.

El documento de la AIEA era lo que el Consejo de Seguridad de la ONU estaba esperando para discutir las sanciones y el próximo lunes se reunirá para discutirlo. Hace apenas unas semanas, las seis potencias que lideran las negociaciones con Irán –Estados Unidos, Inglaterra, Francia, China, Rusia y Alemania– habían acordado en Londres avanzar con las sanciones si el próximo informe de Al Baradei condenaba a Teherán.

El problema es que el texto es tan ambiguo que difícilmente convencerá a Moscú y Pekín, los dos países con poder de veto que tradicionalmente se oponen a los ataques de las naciones occidentales al régimen islámico. El propio presidente ruso Vladimir Putin se sacó una foto con su par iraní Mahmud Ahmadinejad hace sólo un mes, demostrando su cercanía con la nación islámica. Teherán, por su parte, ya adelantó que si aprueban las sanciones, su gobierno podría dejar de cooperar con la AIEA.

Lo que el informe dice en concreto es que Irán ha conseguido instalar tres mil centrifugadoras nucleares en su principal central, Natanz. Según reconoció el mismo Al Baradei, Teherán esta vez no puso limitaciones a las entrevistas a técnicos ni a las visitas a las instalaciones. Sin embargo, el director de la AIEA acusó al régimen islámico de no permitirle examinar el ritmo diario con que funcionan las centrifugadoras actualmente. Este dato es clave, ya que si las máquinas trabajan a su máxima capacidad, en 18 meses podrían enriquecer suficiente uranio como para producir un arma nuclear. En cambio, si están diseñadas para un trabajo más lento y pausado, como sostienen los iraníes, se limitarían a producir energía nuclear.

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