EL MUNDO › LA DERECHA PODRIA PERDER UNO DE SUS FEUDOS

...y Navarra, cada vez menos

 Por O. G.

La Comunidad Foral de Navarra se transformó durante estas elecciones en el centro de una polémica mucho más amplia que implica a los dos principales partidos políticos españoles. Reivindicada por el nacionalismo independentista como parte del territorio histórico del País Vasco, este argumento fue utilizado por el Partido Popular para denunciar la política de negociación con ETA de José Luis Rodríguez Zapatero, la que según el PP estaría conduciendo paulatinamente a la disolución de este territorio para integrarse en un hipotético País Vasco ampliado. La errónea convicción de que su crítica a la política antiterrorista de Zapatero iba a resultarle muy eficaz en estas elecciones llevó al PP a realizar masivas manifestaciones en Pamplona, la capital de Navarra, utilizando el miedo a una disolución territorial para movilizar a sus simpatizantes y aprovechándose del gobierno regional que controlaba para plantar cara a las supuestas intenciones de socialistas y nacionalistas.

Pero el tiro parece haberle salido por la culata a Mariano Rajoy, máximo líder del PP, a juzgar por resultados cosechados ayer por su partido en la única comunidad histórica que aún controlaba. Según los sondeos previos (el recuento de votos estaba muy poco avanzado al cierre de esta edición), los populares perderían la mayoría absoluta en Navarra a manos de una futura posible coalición entre los nacionalistas moderados nucleados en Nafarroa Bai y el Partido Socialista. Es muy probable que el único diputado regional que obtenía ANV (Acción Nacionalista Vasca), la agrupación que representa a la izquierda radical proetarra, se transforme en el fiel de la balanza en medio de un complicado panorama político. Con estos resultados, las relaciones de la derecha española con las regiones y las fuerzas políticas con fuerte sentimiento nacionalista (Cataluña y País Vasco) se verían visiblemente afectadas, alejando aún más la posibilidad de llegar a algún acuerdo futuro de gobierno a nivel nacional, luego de los comicios de marzo del próximo año. Sin estos apoyos le resultará muy difícil a Mariano Rajoy concretar su asalto al palacio de La Moncloa, ya que su figura, a diferencia de la del ex primer ministro José María Aznar, no tiene la capacidad de convocar mayorías parlamentarias absolutas.

Este traspié puede transformarse en un verdadero dolor de cabeza para Rajoy a la hora de afrontar la convención de su partido, que se realizará en septiembre, de la que deberá surgir el nombre del candidato a primer ministro. Ayer por la noche corrían ya fuertes rumores en los pasillos de la sede madrileña del PP, en los que se afirmaba que el flamante y reforzado vencedor de las municipales madrileñas Alberto Ruiz Gallardón estaría dispuesto a competir por la máxima nominación de su partido. El actual alcalde de Madrid goza de mejor imagen a nivel nacional que Mariano Rajoy por sus posiciones más cercanas al centro político. Su eventual candidatura significaría un duro reto a las pretensiones de Zapatero de continuar por cuatro años al frente del gobierno español.

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