Frente al acto de hoy en Rosario, la gente parece dividida con una leve mayoría a favor del Gobierno. Un 38 por ciento de los consultados en una encuesta realizada por Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSN), la consultora que encabeza Enrique Zuleta Puceiro, dice que está de acuerdo con el acto de Rosario, mientras que un 45 por ciento afirma que el objetivo de la concentración es perjudicar al Gobierno. “Lo que se percibe es una fuerte politización del conflicto y el campo aparece con un reclamo que se ve como sectorial –sostiene Zuleta–. No habla de inflación, de soluciones sociales, sólo de retenciones. Y su metodología de corte de rutas tampoco cae bien. En resumen, el ciudadano común cree que no hay razones tan importantes del lado del campo como para producir efectos que se creen son muy graves. El campo no logra crecer en la opinión pública.”

Más allá de las polémicas, hay dos preguntas en las que se manifiestan mayorías contundentes. Un 75 por ciento de los consultados dice estar de acuerdo con que el campo haya levantado el lockout y sólo un 23 afirma que los productores agropecuarios debieron mantenerlo. Por el otro lado, más de un 70 por ciento de los encuestados considera que si el lockout continúa puede afectarse gravemente la situación del país. Las respuestas expresan una insistencia en la idea de volver a la normalidad.

Las conclusiones surgen de la encuesta realizada en todo el país por OPSM con 1100 personas en total, en 65 localidades de distinto tamaño, desde grandes ciudades a poblaciones de menos de 10.000 habitantes. Se respetaron, además, las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. La conducción del trabajo estuvo a cargo de Isidro Adúriz.

“Desde el inicio –analiza Zuleta– el campo presentó las cosas como ‘nosotros somos la razonabilidad, el interés general, frente a un gobierno encerrado, que clausura el país y es mentiroso’. En ese territorio, el campo viene perdiendo la batalla, porque hoy en día el reclamo se ve como muy sectorial. Algo bastante parecido a lo que fue la posición de los ahorristas: ‘Pusimos dólares, queremos dólares’. En los últimos días, el Gobierno ha jugado a poner en evidencia el aspecto político del conflicto. ‘Ellos defienden sólo sus intereses y, además, el acto es una movida del campo en sintonía con la oposición. Son la nueva Unión Democrática. Son ellos o nosotros’. Es una jugada ríspida, dura, de polarización del país”.

Para Zuleta, la mayor dificultad que tiene el campo es que “ni el contenido ni la metodología tienen demasiado consenso. Sí hay apoyos en las grandes ciudades, donde el kirchnerismo ya había perdido en las elecciones de octubre. Pero para el ciudadano común, las retenciones no son un motivo de interés común y no justifican que se ponga en peligro la situación económica nacional. En cuanto al método de la protesta ocurre lo mismo: las retenciones son algo sectorial que no ameritan los cortes de rutas y las consecuencias, por ejemplo, en la inflación. Insisto en el concepto: el campo no dice nada del tema de principal preocupación en la Argentina, la inflación, y una parte importante de la población cree que tienen responsabilidad en el aumento de precios. Tampoco señalan cómo encajan las retenciones con temas de importancia como la situación social, la educación, la salud. Mirando detalladamente nuestro estudio, el desgaste del campo obedece a que se percibe como un reclamo de un sector determinado”.

“Respecto del Gobierno, hay cuestionamiento a muchísimas de sus posturas y a la efectividad de su accionar en muchas áreas. Pero nuestros estudios mostraban que hace un mes había más gente que estaba de acuerdo con el campo que con el Gobierno. Ahora la tendencia se revirtió. Un 42 por ciento está más de acuerdo con el Gobierno, contra un 29 que adhiere a lo que plantea el campo”, completa Zuleta.