EL PAíS › FRENTE AL CONGRESO, LOS RURALISTAS INSTALARON SU CARPA, A METROS DE LAS DEL KIRCHNERISMO

Como un campamento con buena onda

Aunque se temían choques, y hasta hubo un operativo policial, no se produjeron incidentes entre los manifestantes oficialistas y los “del campo”. Incluso jugaron al rugby entre ellos. Escenas y discusiones en la plaza.

Si la intención del oficialismo había sido correr el conflicto con las entidades agrarias de las rutas y encarrilarlo por senderos institucionales, todo parecía indicar que, en principio, el objetivo se había alcanzado. Pero al mismo tiempo la situación desatada parecía exceder los trámites parlamentarios: así lo había manifestado el dirigente rural Alfredo De Angeli que, quizás apenado por abandonar los piquetes, informó con inocencia que levantaría una “carpa verde” en la Plaza de los Dos Congresos. El kirchnerismo escuchó la advertencia y desde el fin de semana copó la cabecera de la plaza con cinco estructuras, ruidos parlantes y sofisticadas pantallas. Pero los ruralistas no se amedrentaron y ayer hicieron lo propio: instalaron su austera “carpa verde” (en rigor es blanca, como todas), con por ahora rústica decoración y escasas sillas.

Así, la disputa que hoy encuentra a sus polos políticamente tan distantes pero físicamente tan cercanos promete para las próximas semanas escenas dignas del recuerdo.

Cuando ayer los ruralistas se pusieron manos a la obra, eran varios los que temían incidentes. Es que las cuatro carpas K (en el transcurso del día, la agrupación peronista 26 de Julio levantaría una quinta) estaban allí, del otro lado del Monumento de los Dos Congresos, demasiado cerca. Fue por eso que la policía desplegó por la mañana un notorio operativo. Pero no sólo nada sucedió, sino que hasta jugaron al rugby: una “tocata” entre ruralistas y militantes kirchneristas.

Ni siquiera la tensión fue grave cuando al mediodía el MIJD de Raúl Castells, por un lado, y la CCC, el MST Teresa Vive y la FTV disidente, del otro, se movilizaron hasta la esquina de Rivadavia y Callao en apoyo “al campo”.

En la posta oficialista se superponían los documentales y las mesas de debate con las marchas, los discursos, las banderas y las contramarchas. Las consignas estaban destinadas en su enorme mayoría a los convencidos, a ratificar las razones de los que allí se reúnen. Sin ir más lejos, mientras sobre una estructura una pantalla mostraba a Cristina Fernández de Kirchner lanzando arengas con frases grandilocuentes, en el interior de la carpa de Compromiso K se proyectaba un documental que exhibía en paralelo a la historia política argentina reciente, con la biografía de Néstor Kirchner. Y, al mismo tiempo, todo junto, entremezclado, un grupo de jóvenes con un colorido mapamundi citaba al economista estadounidense Lyndon LaRouche y se manifestaba decidido contra el “imperialismo británico liberal” que, aseguran, opera para derrocar a CFK.

Mientras, en la carpa del Frente Transversal, la escena era aún más bizarra, pero no menos oportuna. Al fondo, un pianito y un cantante con camisa violeta y un largo saco de cuero entonaba éxitos cuarteteros que los presentes acompañaban.

En la otra punta estaban los ruralistas. La gente entraba y salía constantemente de la carpa. Ante el frío, la única opción era circular hasta quedar atrapado por algún debate. PáginaI12 conversaba en la puerta de la carpa con Gustavo Giménez, del Teresa Vive. De golpe entró una mujer, pidiendo permiso. Se detuvo y lo miró de arriba abajo. “¡¡¡Mirá dónde me vengo a encontrar a los troskos!!!”, exclamó. Giménez sonrió incómodo. “Yo soy una socialdemócrata liberal –comentó–. Pero bueno, parece que en ésta estamos juntos. ¡Vamos por la república!”, invitó.

La decoración era rústica, sólo unas pocas banderitas argentinas. Adriana tomó nota y se encargó de agregarle una imagen con la virgen de Schönstatt. “Me hubiera gustado traer la de Luján, pero conseguí ésta que es muy linda también.” A su lado, Susana improvisaba un moño celeste y blanco. “Yo trabajo en un sindicato donde son todos kirchneristas. Si me ven acá, me matan. Pero bueno, que se embromen...”, se reía.

La noche caía y por Hipólito Yrigoyen avanzaba una columna de H.I.J.O.S. rumbo a la actual Superintendencia de la Policía Federal. Su objetivo era escrachar a la ex coordinación federal donde funcionó un centro clandestino de detención. “Esta mujer está loca. Es una provocación, siguen con su política del odio”, gritaba una mujer. De súbito llegó el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi. Habló ante las cámaras y, luego, dentro del recinto. La algarabía alcanzó su punto culminante cuando, por detrás, escoltado por militantes de la CCC, entró De Angeli. Vitoreado, el entrerriano aseguró que seguirán insistiendo “para que se suspenda la resolución 125” y adelantó que hoy a la noche habrá otra asamblea.

Informe: Diego González.

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Cuando caía la noche, De Angeli llegó a la “carpa verde”. En las tiendas K hubo música, charlas y documentales.
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