EL PAíS › OTRA VíCTIMA EN EL CASO DE LAS DROGUERíAS DEDICADAS A LA VENTA ILEGAL DE MEDICAMENTOS

Cuando el negocio de los remedios es mortal

El titular de una droguería, socio de una de las tres víctimas del triple crimen, cayó desde un noveno piso y la policía investiga si fue un suicidio. Había dejado un tendal de 400 cheques rechazados. Dejó una carta donde expresó su temor a ser asesinado.

 Por Eduardo Videla

La muerte sigue rondando el caso de las droguerías vinculadas con el tráfico ilegal de medicamentos. El fin de semana apareció muerto otro empresario, el presidente de la Droguería Unifarma SA, vinculado comercialmente con Sebastián Forza, uno de los tres jóvenes asesinados en General Rodríguez. Se trata de Ariel Vilan, de 34 años, quien el domingo por la tarde cayó desde el noveno piso, de un departamento que da al frente en el edificio ubicado en la avenida San Juan 4129, donde viven sus padres. El hombre dejó una carta, cuyo contenido y autenticidad están siendo investigados por la Justicia, donde asegura sentir un “gran temor” a correr la misma suerte que su socio y los socios de aquél. En principio, los investigadores trabajan sobre la hipótesis de un suicidio, pero se niegan a ser categóricos, dadas las características mafiosas que rodearon al triple crimen. Como en el caso de Forza, Vilan estaba siendo investigado por venta de medicamentos truchos. Al igual que su socio, dejó un tendal de 400 cheques rechazados en poco más de un año, por más de tres millones de pesos. Lo mismo que aquél, hizo un generoso aporte a la campaña de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: 160 mil pesos.

Ariel Vilan vivía en una casa en el barrio Las Cañitas, en la calle Arce 768, pero después del miércoles 13 de agosto, cuanto aparecieron los cadáveres acribillados de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leonardo Bina, dejó de ser visto en ese lugar. Al parecer, se sentía aterrorizado, por lo que buscó refugio en el departamento de sus padres, donde también vive su hermano, en la avenida San Juan, entre Treinta y Tres Orientales y Mármol. No era el lugar más indicado para alguien que no quiere que lo encuentren: es el domicilio que figura en su documento de identidad.

Vilan era presidente de la firma Droguería Unifarma SA, una empresa cuya sede está en la avenida Juan B. Justo 6180. La compañía fue investigada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), que en julio último descubrió que la droguería estaba vendiendo partidas adulteradas de Variate, un medicamento que se aplica a los pacientes hemofílicos. No es la única causa en la que aparece Unifarma: “En rigor, está casi en todos los casos investigados por Anmat”, dijo a PáginaI12 una fuente del Ministerio de Salud. Uno de esos casos, publicado hace once días por este diario, es el del Ritonavir, un medicamento contra el sida: se encontró en una farmacia una partida con la leyenda del programa nacional de Sida –que distribuye gratuitamente el Estado– provista por Unifarma, pero también por Baires Med, la empresa de Sebastián Forza.

El triple crimen conmovió a la opinión pública por sus connotaciones mafiosas: tres jóvenes empresarios desaparecieron el jueves 7 y no se supo nada de ellos hasta el miércoles siguiente, cuando sus cuerpos acribillados aparecieron en un descampado de General Rodríguez. Forza y Ferrón se movían en el negocio de los medicamentos, mientras que Bina se dedicaba a la publicidad. El punto en común que tenía los tres era la actividad en un gimnasio. Y un probable negocio que los investigadores sitúan en el rubro de los precursores químicos para la elaboración de drogas ilegales (ver nota aparte).

Lo cierto es que el triple crimen trastornó a Vilan, al punto que buscó refugio en la que hasta hace poco fuera su propia casa. Allí, en los últimos días, no hizo otra cosa que seguir las noticias del caso: los investigadores encontraron pilas de diarios y revistas con artículos sobre el tema. También encontraron una carta en la que manifiesta su “gran temor” por correr la misma suerte que los tres asesinados y pide “que se investigue quiénes son los verdaderos responsables” de ese múltiple homicidio.

Según fuentes judiciales, Vilan cayó al vacío alrededor de las 19. Al parecer, en ese momento se encontraba solo en su departamento. Los investigadores analizan si la carta realmente fue escrita por él, si el departamento donde estaba presentaba un desorden fuera de lo común, así como las últimas llamadas telefónicas que recibió. “No descartamos ninguna hipótesis”, sostienen. En esa línea, anoche allanaban la casa de Vilán, en Las Cañitas y el departamento desde donde se habría arrojado al vacío.

Así como Sebastián Forza era un especialista en emitir cheques sin respaldo (en sólo siete meses, hasta julio último, sumaba 412 cheques rechazados por un valor de casi tres millones de pesos), Vilan no le iba a la zaga en esa debilidad: de acuerdo con informes del Banco Central, su empresa Droguería Unifarma SA había emitido entre agosto de 2007 y febrero de este año 281 cheques, por valor de 2,3 millones, todos rechazados, mientras que desde febrero a esta parte firmó 126 cheques por un millón de pesos, también sin fondos.

La comercialización irregular de medicamentos no involucra sólo a Unifarma SA y a Baires Med, la empresa de Forza. Se extiende a una serie de droguerías que se especializaban en drogas oncológicos, contra el sida y para pacientes hemofílicos. El mecanismo incluye desde la reducción de medicamentos robados hasta la adulteración de los productos originales. La investigación estuvo a cargo del Programa Nacional de Pesquisa de Medicamentos Ilegítimos, de la Anmat.

Para los investigadores no resultaría fácil vincular la venta de medicamentos ilegales o la extensión masiva de cheques sin respaldo con tres crímenes a sangre fría, sino fuera por la hipótesis de que las víctimas habrían ingresado en un nuevo negocio ilegal: la importación o exportación ilegal de efedrina, el principal precursor químico para sintetizar metanfetamina. Es en esa línea donde aparece la posible relación de alguna de las víctimas con una banda de narcos a la que habrían prometido algo que no alcanzaron a cumplir.

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Desde el noveno piso del edificio de San Juan 4129 cayó el empresario hacia la vereda.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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