EL PAíS › LOS MOVIMIENTOS K SE ALEJAN DEL GOBIERNO

Un veto y dos renuncias

Pérsico, del Movimiento Evita, era candidato a asumir una subsecretaría en Trabajo, pero habría sido objetado. Tumini y Ceballos, de Libres del Sur, dejan sus cargos.

 Por Martín Piqué

Emilio Pérsico, dirigente del Movimiento Evita, ya tenía el traje listo para ponerse en la asunción. El destino se lo había garantizado Néstor Kirchner. Y la promesa empezaba a hacerse realidad. La señal más clara fue la publicación en el Boletín Oficial del decreto 1713/08. Ese decreto, que entró en vigencia a fines de octubre, modificaba el organigrama del Ministerio de Trabajo. El sentido del cambio era crear una Subsecretaría de Promoción del Sector Social de la Economía. Hasta hace diez días el cargo parecía tener dueño. El hombre elegido era Pérsico. Pero esta semana el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, avisó que la subsecretaría será para otra persona.

El rechazo a la designación de su principal dirigente no es el primer gesto adverso que debe asimilar el Evita por parte del Gobierno. Hace dos meses, el movimiento fundado por Pérsico cuestionó el escaso espacio que le habían dado en las listas de candidatos al consejo del PJ bonaerense.

El veto a Pérsico fue atribuido, en sectores del Gobierno, al secretario general de la CGT, Hugo Moyano. Según esa hipótesis, que transmitieron funcionarios de la Casa Rosada, ni Moyano ni los principales dirigentes de CGT veían con agrado el nombramiento de Pérsico en un área prometedora de la cartera laboral. La Subsecretaría de Promoción del Sector Social de la Economía tendrá como función planificar y ejecutar políticas para los trabajadores que no están sindicalizados ni blanqueados y que forman parte de la economía social. La explicación de la Rosada no resultó del todo creíble para buena parte del Movimiento Evita. En sus filas concluyeron que el principal obstáculo a la designación de Pérsico no fue Moyano, sino el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.

Página/12 intentó hablar con el propio Pérsico sobre su frustrada designación. No hubo respuesta. Tampoco quiso opinar el ministro Tomada. El caso de Pérsico es bastante peculiar entre los movimientos kirchneristas. Aunque siempre se lo consideró el más oficialista de los dirigentes que provenían de la protesta social, el barbado platense nunca tuvo un cargo en el Ejecutivo nacional. Eso lo diferenció de Luis D’Elía, quien ocupó la Subsecretaría de Tierras. Lo mismo con el diputado Edgardo Depetri, fundador del Frente Transversal, quien preside la Comisión de Obras Públicas de la Cámara baja. El único cargo de Pérsico fue en la provincia de Buenos Aires, durante la gobernación de Felipe Solá: fue subsecretario de Coordinación de Políticas Públicas; en los hechos, un vicejefe de gabinete.

La negativa a ubicar a Pérsico en la cartera laboral refleja el estado de la relación entre el Gobierno y los movimientos K. Desde que Kirchner comenzó a privilegiar al PJ como eje de su construcción política, esas organizaciones comenzaron a verse desplazadas. El proceso se profundizó con críticas muy duras, dirigidas a los intendentes del conurbano, de algunos exponentes del sector. El distanciamiento con la Rosada parece seguir profundizándose: mañana renunciarán a sus cargos el subsecretario de Capacitación Popular, Jorge Ceballos, y el titular del Consejo Federal de Derechos Humanos, Humberto Tumini. Dirigentes de Libres del Sur, Ceballos y Tumini dejarán sus cargos en protesta por el peso que sigue adquiriendo el aparato tradicional del PJ.

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Las organizaciones de Ceballos y Pérsico se perciben desplazadas por el peso del aparato del PJ.
 
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