EL PAíS › ASESINARON EN AVELLANEDA A JUAN GIGLIO, UN MILITANTE DEL FRENTE PARA LA VICTORIA

Desconcierto ante dos tiros mortales

Giglio visitó a sus amigos en el Concejo Deliberante y, como hacía habitualmente, salió para ir a la sede de su organización Avellaneda Solidaria”. Lo encontraron muerto con dos balazos en la cabeza.

 Por Alejandra Dandan

Un crimen en Avellaneda. Juan Giglio era un militante de las segundas líneas del peronismo local, de 58 años, con raíces en la JP de los ’60. El martes al mediodía, durante un breve paso por el despacho de un concejal, recibió una llamada en su celular. No contestó. Luego recibió un mensaje. Miró el texto, dejó el despacho e hizo una llamada desde un pasillo. Nadie lo volvió a ver. Salió del Concejo Deliberante sin despedirse. Según los cálculos de la policía, murió cuatro horas más tarde por dos disparos de un arma calibre 22 en la cabeza. Estaba en su histórico refugio, una oficina de la avenida Mitre 321 donde desde hacía años funcionaba su ONG “Avellaneda Solidaria”.

“Los que no tienen códigos terminan así”, dejaron escrito al lado de su cuerpo en un mensaje armado con letras recortadas de los diarios, como en un intrigante policial negro.

¿A quién iba destinado ese mensaje? Y cómo es que Giglio había llegado hasta allí, eran un misterio. El mundo político de su entorno no descartaba la existencia de un crimen político, pero tampoco ninguna otra posibilidad, aún la pasional.

“No tenemos elementos de juicio, pero lo que sabemos es que si esto tiene connotaciones políticas es realmente muy grave y lo que pedimos es una investigación rápida para que se esclarezca: esto no solamente son disparos, porque si es así es un verdadero atentado contra la democracia y los que tienen que militar en Avellaneda.” José Alessi es hoy un hombre del kirchnerismo; integrante de Cascos Blancos, también es uno de los que estuvo cerca de Giglio en los últimos años.

Parte de una familia de clase media con mujer y dos hijos en Gerli, una de las localidades de Avellaneda, Giglio mantuvo su trabajo político de los últimos años en el Frente para la Victoria. Eso cambió, poco, en los últimos meses.

Estuvo con Oscar Laborde cuando era intendente de la Alianza. Y luego acompañó desde su Asociación Civil la candidatura de José Alessi, cuando se postuló a intendente en las elecciones de 2007. Giglio iba como candidato a concejero escolar pero Alessi perdió drásticamente las elecciones en manos del también kirchenerista Baldomero “Cacho” Alvarez de Olivera.

Como nada es tan unívoco en el peronismo, las cosas cambiaron con el tiempo. Era la tercera vez que Baldomero estaba en el gobierno después de dos períodos consecutivos de 1989 a 1995 y de 1995 a 1999. Así como Alessi había sido uno de los directores de las primeras épocas de su gobierno, Giglio que comenzó en la oposición y en los últimos meses se acercó al “cachismo” de la mano de un grupo de concejales.

Giglio trabajaba ahora con Fabián Dadic, concejal del FPV, alineado a Dante Dovena, uno de los diputados kirchneristas más conocedores del territorio bonaerense. Dadic se fusionó con el oficialismo de Alvarez. Giglio quedó allí.

El martes entre las 12.30 y las 13, Giglio visitó el Concejo. Los que lo conocen aseguran que lo hizo como lo hacía habitualmente. Se detuvo a tomar unos mates en la oficina del concejal Ramón Leiva. Leiva es el único concejal del FTV puro. Dueño de un unibloque permaneció fuera del acuerdo de Cacho Alvarez con los concejales. Pero, pese a ese alejamiento político, mantenía una buena relación con alguien a quien consideraba un amigo.

“Yo no puedo decir que lo vi con cara de preocupado”, le dice Leiva a Página/12. “Lo que puedo decir es que lo llamaron por teléfono y salió. Nosotros estamos consternados, era un militante nuestro. Era una mañana más, solía venir, y esa mañana hablamos de todo un poco, no hubo nada que me haga levantar las sospechas.”

Según fuentes policiales, un remisero dio el aviso del cadáver. Giglio le alquilaba una oficina. En el lugar, la policía encontró su cuerpo y el mensaje. Como la investigación quedó en manos de la seccional primera de la policía de la provincia y del fiscal Roberto Russo de la UFI 2 de Avellaneda se descartaba en principio la presencia de un delito federal.

“Si me preguntan a mí –dice Laborde a Página/12–, yo creo que esto no tiene que ver con los métodos mafiosos que yo denuncié años y años en Avellaneda, porque hoy no hay un conflicto en Avellaneda. No hay elecciones internas, no veo un hecho ni una acción que lo enfrentara al gobierno. Ahora, habría que mirar otros aspectos.”

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Juan Giglio militaba en el peronismo desde los ’60.
Imagen: Télam
 
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