EL PAíS › CRISTINA FERNáNDEZ VISITó LA BIBLIOTECA NACIONAL Y CUESTIONó A LA PRENSA

“En los medios se repite un libreto”

La Presidenta cuestionó la “aparente objetividad” de la prensa y llamó a “ejercitar el pensamiento audaz”. Anunció la construcción del Museo del Libro y una inversión por 17 millones de pesos para la compra de ascensores y otras refacciones.

 Por Martín Piqué

La Presidenta estaba hablando ante un auditorio atento, que la escuchaba en silencio y que no podía ocultar la enorme empatía que le despertaba la oradora. El escenario era la Biblioteca Nacional, habitual lugar de reunión de los integrantes del espacio de intelectuales Carta Abierta. Cobijada por ese entorno predispuesto, en el que se percibía cierta emoción contenida por el descubrimiento de un retrato del ex director de la Biblioteca, el recordado Elvio Vitali, Cristina Fernández de Kirchner desplegó un discurso en el que no faltaron párrafos muy críticos a los medios de comunicación. “El desafío es volver a ejercitar el pensamiento audaz, no convencional, no sometido a las reglas que vemos diariamente en los medios de comunicación, en donde se repite, casi monocordemente, un guión o un libreto que nunca se sabe quién lo elabora, pero que todos tenemos fuertes sospechas de a qué intereses responden”, aseguró la mandataria. La multitud festejó la frase con un sonoro aplauso.

La Presidenta llegó al Salón Jorge Luis Borges acompañada por los ministros Florencio Randazzo (Interior) y Julio De Vido (Planificación); el secretario de Cultura, José Nun; y el director de la Biblioteca, Horacio González, a quien se vio exultante en su rol de anfitrión. A diferencia de otras apariciones públicas, esta vez la Presidenta no aprovechó el contacto con las cámaras para referirse a temas de la agenda mediática, como la negociación con la Mesa de Enlace agropecuaria. Escuchada con atención por los presentes, entre quienes se veían muchas caras conocidas de Carta Abierta, CFK se extendió por las tareas de los intelectuales, la “matriz ideológica y política” de la crisis económica global y la marginación sufrida por pensadores como Enrique Santos Discépolo, Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche y Homero Manzi en los grandes medios de la época.

Pero la mención a los medios de comunicación no se limitó a una crítica a su labor durante los años anteriores al peronismo, a la época de Forja. CFK le dedicó un párrafo bastante largo a la actualidad de los medios. Cuestionó la “aparente objetividad” de los mensajes y aseguró que el contenido de la mayoría de los medios atenta contra las posibilidades de avanzar en la justicia social. “Es una deuda que la intelectualidad argentina tiene con la sociedad y con el pueblo. Para ayudar a de-sentrañar esos mensajes que envían bajo aparente objetividad y prescindencia, pero que todos sabemos que son directamente atentatorios de la movilidad social, la distribución del ingreso y la participación democrática de la sociedad”, cargó. Luego se ocupó de la crisis internacional, que genera situaciones impensadas en otras épocas, como la nacionalización por parte del gobierno estadounidense del 40 por ciento del Citibank. “Pensar que se trata sólo de un problema económico y financiero es no comprender la esencia del problema”, advirtió.

El acto había sido organizado con dos fines: para anunciar la construcción del Museo del Libro, que estará a cargo del arquitecto Clorinda Testa, e informar sobre una inversión por 17 milones de pesos que se destinará a comprar ascensores y realizar otras refacciones. En enero, uno de los ascensores de la Biblioteca cayó hasta el subsuelo por fallas de funcionamiento. El desperfecto causó siete heridos. Antes de terminar su discurso, CFK hizo un guiño a quienes fueron jóvenes en los ’70: “Hemos sido ávidos lectores, polémicos discutidores, como todos en nuestra generación”. En la despedida dejó unas palabras en homenaje a Vitali, un apasionado por los libros, el tango y la política, fallecido hace un año. “Si nos está mirando desde algún lado debe estar muy feliz. No solamente por el Museo del Libro, al que él amaba entrañablemente, sino además porque (su retrato) fue pintado por otro compañero, como Daniel Santoro, un artista comprometido con las grandes causas nacionales y populares.”

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La Presidenta con el director de la Biblioteca, Horacio González, y el ministro Julio De Vido.
Imagen: Télam
 
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