EL PAíS › EL FISCAL ROMERO VICTORICA INSISTIó EN QUE “HUBO UNA GUERRA” EN LOS ’70

“Hay marxistas en el poder”

Al reiterar su defensa de James Smart, el ex ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura procesado por 63 secuestros, el fiscal general de Casación se entusiasmó por la derrota electoral y especuló con “nuevos vientos en la Justicia”.

El fiscal de la Cámara de Casación Penal, Juan Martín Romero Victorica, reiteró que en los ’70, en la Argentina, “hubo una guerra”, por la que responsabilizó a “marxistas fascistas”, algunos de los cuales “están hoy en el poder”, y defendió a Jaime Smart, el ex ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, procesado por delitos de lesa humanidad. El fiscal que suele jactarse de sus “cuarenta y siete años en la Justicia” dejó así poco margen de duda sobre la denuncia en su contra presentada la semana pasada ante la Procuración por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el abogado Alejo Ramos Padilla por su “parcialidad”, que lo lleva a obstaculizar causas. El fiscal se alegró por la derrota electoral del oficialismo y aventuró que “se sienten suaves y nuevos vientos que están refrescando la Justicia”. No se sabe si se refería también al fallo de la Sala I de la Cámara de Casación bonaerense que revocó la sentencia contra Carlos Carrascosa, dispuso su prisión perpetua como coautor del asesinato de su esposa María Marta García Belsunce y abrió la puerta para que se investigue a Romero Victorica, amigo de la familia, en la trama de encubridores.

En diálogo con Radio América, el fiscal puso especial interés en la defensa de James Smart –“Jimmy”–, procesado por 63 casos de privación ilegal de la libertad y torturas. Smart goza de prisión domiciliaria porque la decisión de la Cámara Federal de La Plata de enviarlo a una cárcel común fue apelada ante Casación. Romero Victorica acusó por la situación de Smart a “representantes conspicuos de la República Argentina, marxistas fascistas que representan una sola voluntad, algunos de los cuales están en el poder y no les gusta la manera de pensar de algunos hombres de derecho”. “No voy a aceptar que Smart torturó y secuestró, como dicen estos señores. Fue un magistrado de primera y supo administrar justicia; no era ni policía ni militar represor... Lo único que hay es un testimonio de un ex integrante de organizaciones armadas que a mí no me convencen como prueba.”

El 29 de junio pasado ante la Sala IV de Casación Penal, Romero Victorica hizo un encendido alegato en defensa de Smart y de Ibérico Saint Jean, ex gobernador de facto. El subsecretario de DD.HH. Luis Alen y Ramos Padilla consideraron que esa argumentación merece su apartamiento porque “constituye un incumplimiento de sus deberes como fiscal, va contra los mandatos del derecho internacional de los derechos humanos y desconoce la jurisprudencia nacional e internacional que establece la necesidad de remover los obstáculos que impiden el juzgamiento y castigo de los delitos de lesa humanidad”.

“El Potro” es consecuente. La sutileza no es lo suyo. Intentó ser designado juez de la Cámara de Casación, pero su pertenencia a la corporación judicial viciada de vínculos con la dictadura lo dejó fuera de carrera: no conseguiría el aval del Senado. En el ’92 dijo sobre su luego fallida postulación “creo que Menem me sostiene porque sabe que yo entendí perfectamente su mensaje de reconciliación nacional. Yo jamás dije una sola palabra contra los indultos, pese a que indultaron a Firmenich y me tuve que tragar ese sapo. Claro que con el indulto también liberaron a muchos amigos míos, del bando contrario al de Firmenich”. Se tuvo que conformar con la fiscalía general de Casación. En su jura lo acompañaron algunos de esos amigos: José Alfredo Martínez de Hoz y el ex presidente de facto Roberto Levingston. Y, también, un ejecutor de poca monta: Luis Abelardo Patti.

Se erigió en el perseguidor de la cúpula de Montoneros. Consiguió la extradición de Mario Eduardo Firmenich desde Brasil y luego viró en íntimo amigo de otro integrante de esa conducción, Rodolfo Galimberti. Hasta fue a la fastuosa boda del secuestrador de los hermanos Born en 1990 en Punta del Este. Menos públicas fueron las tratativas para lograr la devolución del dinero que habían pagado los dueños de la multinacional por su rescate.

En los corrillos judiciales recuerdan también cuando Romero Victorica pidió una disminución de la pena contra el ex juez Francisco Trovato, quien se había fugado luego de ser condenado por recibir un lujoso placard como coima. “La irrefrenable tendencia de cualquier persona, sea juez o no, a verse privado de la libertad obra en la mayoría de los casos como un fuerte instinto natural, cotejable con el de conservación, incontrolable las más de las veces, y que escapa a la reflexión”, justificó el fiscal.

Más amigo de los García Belsunce se apersonó en el velatorio de María Marta y especuló con que fue un crimen pasional haciendo caso omiso de su rol de fiscal.

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El fiscal Juan Martín Romero Victorica sobrevive en la Justicia desde hace cuarenta y siete años.
Imagen: Enrique Garcia Medina
 
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