EL PAíS › RECONSTRUCCIóN DEL CIRCUITO REPRESIVO EN ROSARIO

Eduardo Costanzo, el guía del horror

 Por Sonia Tessa

Desde Rosario

“¿Se acuerda de esta habitación?”, le preguntó el juez Jorge Venegas Echagüe a Eduardo Costanzo, en La Intermedia. “Cómo no me voy a acordar, si acá fue la comida”, respondió el imputado en la causa Guerrieri, antes de relatar con lujo de detalles cómo fueron asesinados catorce militantes que estuvieron alojados en ese centro clandestino de detención, propiedad de la familia Amelong. “Trajeron un whisky que estaba fulero, y la única que tomó fue María”, recordó nuevamente. María se descompuso y la llevaron a una habitación, donde la asesinaron. Fue la primera que murió esa noche. Costanzo señaló cómo estaban sentados “los montoneros” y los integrantes del que llamó “Grupo de Operaciones Especiales” en la mesa y también indicó cómo se había ubicado. Contó que les ordenaron que dejaran el auto a un kilómetro del centro clandestino de detención y le pidieron a Jorge “Barba” Cabrera que llevara una torta.

El relato de Costanzo, el mismo de su indagatoria, pero esta vez in situ, continuó con la aparición de Oscar Pascual Guerrieri, vestido de verde y con un FAL en la espalda, quien les dijo a los prisioneros que estaba por llegar el Comandante Jáuregui, que no le hablaran de Perón porque lo había tenido preso. A partir de entonces, según el relato de Costanzo, empezaron a llamar uno por uno a los cautivos a otra habitación y los asesinaron de dos balazos en el corazón. Apilaron los cuerpos desnudos en una galería, que Costanzo también señaló, los envolvieron con mantas y los llevaron en un camión Mercedes Benz 608 hacia el aeropuerto. El video del reconocimiento judicial de cuatro centros clandestinos de detención en el marco del juicio oral y público contra cinco represores pudo verse ayer, en la última jornada de audiencias, ya que el lunes comienzan los alegatos de las querellas.

Fue en la habitación donde se realizó la última cena donde Costanzo expresó su “indignación” por la muerte de los catorce militantes. “Yo no era partícipe de matarlos, si habían vivido un año con nosotros. Han colaborado con el Ejército, les han pagado mal. Esa fue la locura de Guerrieri, Jorge Fariña y Juan Daniel Amelong”, dijo el imputado. En la jornada de reconocimiento, Costanzo recorrió La Calamita, el primer centro clandestino de detención donde estuvieron las personas cuya desaparición se investiga. En el lugar de cautiverio de Granadero Baigorria, Costanzo dio detalles sobre la ubicación de los detenidos y señaló el lugar llamado “sala de situación”, donde Fariña escribía las indicaciones en un pizarrón. En la Quinta de Funes, el imputado aseguró haber atendido el llamado telefónico del diario mexicano Unomasuno tras la fracasada Operación México. Según su relato, fue él quien transfirió la llamada a Guerrieri.

En La Intermedia fue donde más se detuvo Costanzo, ya que fue el lugar donde asesinaron a Eduardo Toniolli, Fernando Dusex, Carlos Laluf, Marta María Benassi, Jorge Novillo, Stella Hillbrand de Del Rosso, Miguel Angel Tossetti, Oscar Daniel Capella, Ana María Gurmendi, Pedro Retamar, María Adela Reyna Lloveras, Liliana Nahs de Bruzzone, Teresa Soria de Sklate y Marta María Forestello.

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El represor Eduardo Costanzo relató los asesinatos.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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