EL PAíS › PRESENTACIóN DE UN LIBRO SOBRE PERóN EN EL SALóN DE LA CGT

El día que Hugo Moyano cantó

El secretario de la CGT hizo un poco de sociología en la presentación de un libro sobre la filiación de las ideas de Perón. Qué dijeron Taiana, Di Tella, el autor Piñeiro Iñíguez, y las anécdotas sobre Perón y Evita en boca de Cafiero.

 Por Martín Granovsky

Créase o no, Hugo Moyano canta y hace sociología. Se animó con las dos cosas en la presentación de un libro, Perón: la construcción de un ideario, de Carlos Piñeiro Iñíguez. Y lo hizo en la propia CGT con el salón Felipe Vallese lleno.

Moyano estaba motivado. Piñeiro Iñíguez es el embajador argentino en Ecuador. Diplomático de carrera. Pero además escribe. Publicó ensayos sobre pensadores de Bolivia y Ecuador, un libro completo sobre intelectuales latinoamericanos del siglo XX y ahora, después de 24 años de investigación, su libro sobre cómo Perón se formó a sí mismo. Piñeiro Iñíguez es peronista. Por eso eligió el salón principal de la CGT para la presentación. Lo dijo: “Desde atrás de esta misma mesa donde estamos sentados nosotros hablaban Perón y Eva”.

La cuestión es que en un momento el sociólogo Torcuato Di Tella, a quien Piñeiro Iñíguez definió como uno de sus maestros, dijo que “Perón fue un emergente” y que lideró “un movimiento que integró elementos diversos del país”. Y explicó: “Al peronismo no lo creó Perón, lo creó la sociedad argentina”.

Antonio Cafiero habló sobre el final de la presentación. Piñeiro Iñíguez le había pedido que recordara anécdotas de Perón y Evita. Cuando llevaba una hora hablando, 50 minutos más que el resto de los presentadores, a Cafiero se le ocurrió retrucar a Di Tella. “Torcuato, no jodamos, al peronismo lo inventó Perón”, dijo. Y cuando comenzó la discusión, Moyano hizo dos cosas: dijo sonriendo que “al peronismo lo inventaron los trabajadores”, y empezó a pararse. En ese instante sonó la Marcha peronista versión Hugo del Carril y fin de la historia: el jefe de la CGT había terciado último en una polémica menos cándida de lo que suena.

Antes, cuando a Moyano le tocó el turno de hablar, también había usado el tono suave de los últimos tiempos. Cantó entero “Yo te daré / te daré patria hermosa / te daré una cosa / una cosa que empieza con P / ¡Perón!”, y recordó que su madre, de 93 años, “vive en una casita de Mar del Plata, de donde somos nosotros, que le dio Perón. ¿Cómo se va a olvidar? ¿Cómo me voy a olvidar yo?”. El secretario general de la Confederación General del Trabajo recordó el 17 de octubre de 1945 y dijo que “algunos hablan del misterio del peronismo, pero el único misterio es que se trata de un pensamiento amplio, para trabajadores y para intelectuales”. Insistió en que “las ideas del peronismo son simples, prácticas y sencillas porque, como decía Jauretche, si te explican algo y no entendés, y pedís explicaciones una, dos y tres veces e igual no entendés, es que te están cagando”.

Puso un ejemplo de cuando Perón decía que “nadie se realiza en una comunidad que no se realiza”. Y explicó: “Para disfrutar de las cosas tiene que haber justicia. Algunos se quejan de la inseguridad porque no pueden andar por ciertos lugares con un auto nuevo. La inseguridad es producto de la injusticia, y la injusticia repercute sobre cada uno de los miembros de una comunidad que no se realiza”.

Moyano pidió perdón por “decir cosas que salen del corazón”, pero “a mí me parece que son tan interesantes como las que salen del estudio y por eso hay que juntarlas”.

Al libro sobre la filiación de las ideas de Perón también lo auspició el Sindicato de Trabajadores de Renta y Propiedad Horizontal. Víctor Santa María, secretario general del Suterh, aprovechó la presencia de Cafiero y dijo que en 1988 los que apostaron a Cafiero como candidato a presidente contra Carlos Menem y perdieron, entre ellos él mismo, no se fueron del peronismo, un movimiento al que definió como “una gran revolución cultural”.

El canciller Jorge Taiana, otro de los presentadores, rescató el libro porque “saca del olvido a muchas personas importantes en el ideario de Perón”, porque “investiga el origen del peronismo en las diferentes vertientes del nacionalismo popular latinoamericano” y porque “queda claro que es una respuesta política a problemas argentinos, respuesta que surge en un momento de gran tensión y de grandes turbulencias en el mundo”. Dijo que hoy, como entonces, “es momento de aplicar políticas que garanticen más poder al pueblo argentino y la mayor autonomía posible de la Argentina en el mundo”.

Piñeiro Iñíguez se excusó de hablar mucho. “Ya escribí un libro de 800 páginas”, contó. Relató que analizó qué leyó y qué subrayó Perón, hurgando en la biblioteca del ex presidente. Como ejemplo de amplitud de lecturas habló de Una nueva argentina, de Alejandro Bunge, el economista que fue maestro de Raúl Prebisch y Federico Pinedo, y aprovechó para describir el método de trabajo de Perón. “Usaba dos colores de lápiz. Subrayaba en un color y escribía en otro. En un párrafo del libro de Bunge, que había leído en 1943, puso: ‘Esto lo voy a hacer’.”

Antonio Cafiero, que ejerce de memoria viva del peronismo, dijo que vio llorar a Perón y a Eva Perón. A Perón, una vez. “Lloró al volver a la Argentina”, contó Cafiero, funcionario desde el primer gobierno de Perón y ministro de Comercio Exterior en el segundo. En cuanto a Evita, dijo Cafiero que la vio llorar mientras decía, a punto de morir: “¿Por qué Dios me priva de seguir amando a mis grasitas?”.

Cafiero elogió la capacidad irónica de Perón. Dijo que cuando el radical cordobés Amadeo Sabattini rechazó integrar la fórmula presidencial de 1946 con él, Perón dijo: “El cerebro de Sabattini cabe en una caja de fósforos, más los fósforos”.

Y a los 87 años, ya de vuelta de todo, Cafiero no se privó de una ironía propia en forma de anécdota. “Nosotros también tuvimos un conflicto por nuestra 125”, dijo, y contó que llegó a preparar un plan que incluía la cooperativización parcial del comercio de granos. Perón le dijo que expusiera ante el gabinete y no hizo comentarios. Al salir, Cafiero le preguntó: “¿Qué le pareció, General?”. “Buenísimo”, contestó Perón. “Pero tenga preparada la marcha atrás.”

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Piñeiro Iñíguez, Taiana, Cafiero, Moyano y Di Tella, en el salón Felipe Vallese de la CGT.
 
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