EL PAíS › CFK PROPUSO EN LA ONU JUZGAR EN UN TERCER PAíS A LOS IRANíES ACUSADOS POR LA AMIA

“No buscamos culpables sino justicia”

Ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Presidenta planteó una alternativa para zanjar el rechazo de Irán a extraditar a la Argentina a los funcionarios acusados por el atentado.

 Por Fernando Cibeira

Desde Nueva York

La presidenta Cristina Kirchner le ofreció a Irán que se juzgue en un tercer país a consensuar entre ambos a los acusados de haber participado del atentado a la AMIA. “No estamos buscando culpables, estamos buscando justicia”, remarcó la Presidenta ayer en varias oportunidades. El anuncio lo hizo durante el discurso que pronunció en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el que también enfatizó sobre la necesidad de una reforma de los organismos multilaterales para que se integren de forma acorde con el actual esquema de poder mundial. En sus críticas incluyó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y al Reino Unido, al que acusó de hacer “uso y abuso” de su situación de privilegio con una banca permanente en ese organismo mientras continúa ignorando las resoluciones que le ordenan volver al diálogo por las Malvinas (ver aparte).

La Presidenta explicó que, a su entender, no tenía sentido reiterar por cuarta vez consecutiva ante la Asamblea el reclamo para que Irán acepte extraditar a los ocho sospechosos que la Justicia argentina reclama. “Evidentemente, no va a tener ningún resultado”, aceptó cuando promediaba su discurso de 25 minutos. Como estaba previsto arrancó a las 11.30, en el primer turno de la sesión de ayer. “Pero voy a ofrecer a Irán que acceda – si no confía en la Justicia argentina como lo ha dicho porque hay ‘prejuzgamiento’ y no va a haber la neutralidad suficiente para juzgar– y elija de común acuerdo un tercer país en donde la garantía del debido proceso esté vigente, en donde pueda haber veedores internacionales y participen delegados de estas Naciones Unidas”, detalló.

Antecedentes

Contó que había antecedentes de una situación similar, el conocido como “caso Lockerbie”. El hecho se remonta a diciembre de 1988, cuando un avión de la empresa

PanAm explotó sobre la ciudad escocesa de Lockerbie y dejó un saldo de 270 muertos. Estados Unidos y Gran Bretaña acusaron a dos libios por el atentado pero el régimen de Muammar Khadafi negó los cargos. A partir de ahí comenzó una serie de duras sanciones internacionales hacia Libia y una extensa negociación para habilitar una investigación del ataque. Recién en 1998 Libia aceptó que los dos sospechosos fueran juzgados en Holanda con jueces y leyes escocesas. Finalmente, el juicio se realizó en la ciudad holandesa de Camp Zeist y terminó con la condena a perpetua de uno de los acusados y la absolución del otro. Libia, además, aceptó su responsabilidad e indemnizó a las familias de las víctimas. La comunidad internacional levantó entonces las sanciones impuestas a Khadafi.

Parece difícil pensar en una resolución parecida para la causa del atentado a la AMIA. En una reunión realizada en marzo pasado en el edificio de Interpol, en la ciudad francesa de Lyon, el fiscal Alberto Nisman le hizo un ofrecimiento similar a la contraparte iraní que estuvo representada por el encargado de negocios de la Embajada en Buenos Aires, Mohsen Baharvand. En aquella ocasión, Baharvand repitió que toda colaboración para el esclarecimiento del ataque debía realizarse dentro del marco legal que existía en cada Estado, dando a entender que los ocho iraníes imputados no se someterían a otra jurisdicción. Aquel encuentro terminó de mala manera.

Ayer, Cristina Kirchner imaginó que en este caso la propuesta es diferente porque ella representa al Estado argentino mientras que Nisman es un fiscal que lleva adelante la acusación. “El no tenía el nivel para poder ofrecer en nombre del país esa situación”, explicó en una rueda de prensa, ya de vuelta en el hotel donde se aloja. La Presidenta no quiso anticipar qué países podrían funcionar como lugar neutral para el juicio. Dijo que todavía no lo habían pensado y que además estaría mal mencionarlos sin hablar antes con sus autoridades. “Lo único que reclamamos es que sea un país que garantice un debido proceso, control de la prueba, jueces naturales y veedores internacionales”, sostuvo, aclarando que si cumplían esos requisitos no importaba si, por ejemplo, fuera un país islámico o de mayoría musulmana. Aquella vez de Lyon, Nisman había deslizado Marruecos o Costa Rica como posibles sedes alternativas. Curiosamente, la Presidenta tenía previsto reunirse ayer con el rey de Marruecos, Mohamed VI, pero el encuentro se suspendió por problemas de agenda.

“Queremos terminar con las excusas de la no neutralidad, terminar con la coartada que se quiere imponer acerca de que no van a poder ser sometidos a un juicio imparcial. Es un gesto más que elocuente, que tiene antecedentes internacionales y que nos va a permitir salir y encauzar institucionalmente una conflictividad y diferencias que tenemos”, sostuvo la Presidenta en su discurso.

Repercusiones

Desde los asientos reservados a la delegación argentina la escuchaban su marido y secretario de la Unasur, Néstor Kirchner, junto al canciller Héctor Timerman, el ministro Amado Boudou, los gobernadores Sergio Urribarri y Gerardo Zamora, y los legisladores que integraron la comitiva. Tantos eran que el representante argentino ante la ONU, Jorge Arguello, debió seguir el discurso de pie porque no quedaban sillas libres.

Como lo vienen haciendo todos los años para la Asamblea, también estaban presentes representantes de la comunidad judía como el titular de la DAIA, Aldo Donzis, y el dirigente de los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA, Sergio Burstein. Ellos habían estado conversando con Kirchner a un costado del recinto antes de que comenzara el discurso de la Presidenta pero no les anticiparon nada de lo que se diría. “Queríamos ver cómo caía”, les explicó luego Cristina Kirchner. Y reaccionaron bien. Ambos consideraron que la iniciativa era buena. “Ahora la pelota quedó del lado de Irán”, dijo Burstein. El dirigente también estaba contento porque, aseguró, era la primera vez que la Presidenta señalaba al “terrorismo internacional” como el autor del atentado, al que renglón seguido emparentó a Irán.

La Presidenta marcó que insistir con el pedido de extradición de los iraníes implicados se hubiera convertido en un ejercicio de retórica, dada la falta de respuestas. El año pasado la estrategia fue diferente. Cristina Kirchner hizo un enérgico reclamo al gobierno iraní, que acababa de designar ministro de Seguridad a Ahmad Vahid, uno de los que tienen pedido de captura en la causa que lleva adelante el juez Rodolfo Canicoba Corral. Horas después, la comitiva argentina se retiró cuando Ahmadinejad comenzaba su discurso en la Asamblea. Curiosamente, por orden del canciller Timerman, los argentinos repitieron el repudio este jueves pero la Presidenta pareció no estar muy de acuerdo. “Queremos evitar todo tipo de gestos que tiendan a profundizar las diferencias, nos interesa fundamentalmente lograr justicia y hacerlo en un marco de civilización”, concluyó.

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Imagen: DyN
 
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