EL PAíS › EN UN CONGRESO SIN LA PARTICIPACION DE LA MAYORIA DE LOS GRANDES GREMIOS, HUGO MOYANO OBTUVO SU RE-REELECCION EN LA CGT

El camionero aceleró en la ruta de la oposición

Acompañado por los camioneros y los peones rurales del Momo Venegas, Moyano consagró su continuidad. A último momento le restaron apoyo los ferroviarios y textiles. Moyano profundizó sus críticas al Gobierno y rescató a Scioli.

 Por Julián Bruschtein

“Habrá que repensar el voto para las elecciones del 2013. No es una amenaza”, vociferó Hugo Moyano en su primer discurso como reelecto secretario general de una fracturada y debilitada CGT con gran cantidad de gremios chicos. En una cancha de Ferro Carril Oeste plagada de camioneros y de algunos aliados, Moyano lanzó un duro discurso contra el gobierno nacional en el que lo acusó, en el llamativo tono que adoptó en los últimos tiempos, de intentar “incidir en la elección como no lo hicieron los militares”. El secretario general de la Uatre, el duhaldista Gerónimo “Momo” Venegas, advirtió a sus rivales que desde la Secretaría de Interior iba a “normalizar las delegaciones” provinciales preanunciando una puja cuerpo a cuerpo por la representatividad de la CGT. Además de la entente opositora y la CGT del gastronómico Luis Barrionuevo, finalmente se concretó la deserción de las filas moyanistas del textil Jorge Lobais, que no asistió al cónclave y tampoco envió a sus congresales, al igual que la Unión Ferroviaria.

Moyano impuso su perfil confrontativo y opositor al gobierno nacional que definió en el último tramo del año pasado y que intensificó durante los últimos meses. “Cada uno de los ministros, como de Educación y Trabajo, trataron de impedir que las organizaciones gremiales participen en este congreso”, acusó sin rodeos. El camionero dedicó su alocución a intentar esmerilar el caudal electoral –54 por ciento– que logró la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en octubre del año pasado. Primero fue con las acusaciones de injerencia en la elección interna de la central sindical y luego con la enumeración de la agenda que llevará adelante su CGT. “Es insostenible ya el tema de la inflación. Y se hace más insostenible porque hay que discutir los salarios con los empresarios y con el Estado que se queda con parte del salario de los trabajadores porque no aumenta el mínimo no imponible. Es un tema que el Gobierno tiene que solucionar de forma inmediata”, señaló mezclando el reclamo por la baja del Impuesto a las Ganancias por el que realizó una marcha a la Plaza de Mayo y la inflación que empezó a integrar a su discurso.

Con la nueva mesa de conducción escrutando de fondo y aplaudiendo pasajes de su discurso, el camionero destacó que abordaría desde la óptica de los trabajadores el tema de la inseguridad porque “ya ha atemorizado a la sociedad que no encuentra la solución que el Estado le debe dar y no le da”. El sindicalista continuó con su lista de reclamos a la Presidenta, a la que desafió a que “empiece a dar respuesta a los reclamos y si no empecemos a pensar en términos políticos. Si no hay respuesta a quienes han contribuido al triunfo de la Presidenta, tendremos que repensar el futuro voto del año que viene”. Antes había arengado su “adhesión a los trabajadores estatales bonaerenses que legítimamente pelean por su salario” y puntualizó: “Sabemos bien por qué no pueden cobrar. Se la agarran con el gobernador (Daniel Scioli) y es el gobierno nacional el que no envía el dinero”, lavando de culpas a Scioli, de buena relación con Moyano.

La espera fue larga –el inicio del acto se esperaba para las 14 y empezó cerca de las 16– y los trabajadores se cubrían del frío como podían. El agite fue uno de las estrategias más utilizadas para combatir los siete grados que había en el ambiente, sobre todo a los que les había tocado en suerte sombra. “OOOOh, vamos camioneeee, camioneeee, camioneee, vamos camioneee”, fue el canto que pudieron sincronizar aunque los bombos y los redoblantes no lograban superar la síncopa. La barra de los trabajadores de logística que ocuparon las plateas se colgaban de las vallas cual paraavalanchas y más de uno quedó sin camisa agitando las banderas como si fuera una hinchada de fútbol. El verde tiñó casi todo el estadio, con algunos manchones rojos por los colores de las camperas de las empresas en las que trabajan y sobresalió el multicolor que los trabajadores del plástico le pusieron a la tarde con los colores de sus banderas.

Por la mañana los congresales comenzaron a ingresar después de las 10 al microestadio de Ferro, situado a un lado de la cancha del club de Caballito. Un férreo operativo de seguridad desplegado por los Camioneros hizo que solamente pudieran ingresar quienes participarían del Congreso Extraordinario para aprobar la memoria y balance y el rechazo de la impugnación que realizaron los gremios que se oponen a la conducción del camionero y por el que el Ministerio de Trabajo lo declaró nulo. Luego se aprobó el ingreso de 47 gremios al seno de la central y Moyano pidió un cuarto intermedio para que los congresales de los nuevos gremios pudieran acreditarse y participar en la votación de autoridades. Según los datos difundidos por los organizadores, la Lista Azul que encabezó Moyano logró reunir el 54 por ciento del padrón. Votaron 1013 congresales, de los cuales 1009 apoyaron la lista única y cuatro votaron en blanco. Había 1610 habilitados antes de que se integrara a los gremios nuevos, de los que se acreditaron 901. Los recién empadronados aportaron 241 congresales de los que estaban habilitados para votar 109.

Mientras por los altavoces se escuchaba repetir al locutor que habían participado más de cien sindicatos en la “elección más democrática de la historia de la CGT”, antes de Moyano habían hablado Venegas y el flamante secretario adjunto Guillermo Pereyra. En un estrado que le era esquivo desde hace muchos años, Venegas –del que se pudo ver una bandera de su partido, el duhaldista Movimiento de la Reconquista Peronista– despuntó con su oposición al gobierno nacional al señalar que “somos trabajadores y no vamos a permitir que sigan avanzando sobre los logros que consiguieron los trabajadores”.

En los discursos hubo más menciones en contra del gobierno nacional que a los sectores que se opusieron a la continuidad de Moyano. El adjunto de Moyano, Pereyra, se dirigió a ellos y sostuvo que “se acabó la polémica, aunque seguramente alguna excusa van a buscar. Los procedimientos que se han hecho son legales”, enviando un mensaje a sus rivales de quienes se diferenció al decir que en la CGT “hay que representar a los trabajadores en su conjunto y no a las organizaciones”. Los Gordos –gremios mayoritarios como Comercio, Luz y Fuerza, Sanidad y Alimentación, entre otros–, los Independientes –UPCN, Obras Sanitarias y la Uocra– y los no alineados como la UOM y Smata junto a ex moyanistas como los Peones de Taxis y el SOMU convocaron a su propio congreso para el 3 de octubre, donde elegirán al metalúrgico Antonio Caló como secretario general. Después, dirimirán en la Justicia quién se queda con la legalidad de la CGT.

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Hugo Moyano realizó su acto en Ferro y advirtió que “habrá que repensar el voto 2013”.
Imagen: Télam
 
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