EL PAíS › LAS ORGANIZACIONES POLITICAS Y SOCIALES EN EL BARRIO MITRE

Después de la inundación

Militantes de Unidos y Organizados, miembros de la Cruz Roja y voluntarios trabajan junto a las organizaciones sociales del lugar. “Sin militancia no hay Estado capaz de poder resolver de forma urgente las necesidades de la gente”, dice el legislador Juan Cabandié.

 Por Sebastian Abrevaya

Algunos autos abiertos de par en par, colchones secándose al sol, unos pocos muebles sobre la vereda mezclándose con la presencia de organizaciones políticas y sociales, distintas agencias del Estado nacional y unas camionetas vacías del programa Buenos Aires Presente (BAP), del gobierno porteño. “Este sábado hubo más gente que nunca”, dice Brian, un pibe del barrio Mitre de la Ciudad de Buenos Aires, una de las zonas más castigadas por el temporal del martes pasado, donde murieron dos personas. La plaza estaba llena de militantes de Unidos y Organizados, además de miembros de la Cruz Roja, algunos estudiantes de la Universidad de Buenos Aires y un pequeño grupo de Boy Scouts, que llegó después. “La experiencia que tuvimos es que sin militancia no hay Estado capaz de poder resolver de forma urgente las necesidades de la gente. Sin militancia y sin voluntarios se hubiera tardado meses, hubiera sido imposible llegar tan rápido como se llegó”, asegura el legislador y dirigente de La Cámpora, Juan Cabandié, que se repartió el sábado entre la Capital y la ciudad de La Plata.

Cerca de las 6 de la tarde, cuando empieza a caer el sol, los distintos organismos del Estado nacional van levantado campamento para volver al barrio al día siguiente. Camionetas del PAMI, la Anses, el Ministerio del Interior cierran sus puertas mientras jóvenes de agrupaciones kirchneristas continúan repartiendo ropa, alimentos y agua en la plaza del barrio. Unos metros más lejos, en otro sector, la Cruz Roja también atiende a los vecinos que se acercan a pedir ayuda. “Nos sorprendió que la gente reaccionó muy bien, más de lo esperado. Nos hubiese gustado que sea un poco más organizado”, cuenta Fabio, coordinador de la Cruz Roja, que sumó entre sus colaboradores a jóvenes que se acercaron espontáneamente a dar una mano en la atención y distribución de las donaciones.

“Ahora nuestros muebles son cajas. Nos re-costó pero tuvimos que tirarlos porque estaban todos podridos”, relata Brian, que en medio del dolor rescata parte del apoyo recibido. “Se dieron cuenta de que nos tenían que ayudar sí o sí. Ahora por lo menos nos sentimos acompañados”, asegura y recuerda cuando en el peor momento del temporal vio a un bebé pasando de mano en mano de un techo a otro, escapando del agua.

Una gorra con la bandera de Cuba, una remera de fútbol, aritos y una contextura física importante. Emilio Lorenzo vive en el barrio Mitre y es uno de los referentes de la agrupación D’Angelo Ferreyra, en homenaje a dos jóvenes asesinados en el barrio durante la dictadura. “Nosotros nos empezamos a organizar hace un año porque veíamos que otros estaban haciendo cosas que no eran para la gente del barrio”, cuenta Emilio, sentado en uno de los bancos que ellos colocaron en la plaza, donde después de 15 años finalmente hay una iluminación nocturna.

Según los vecinos, muchos de los servicios básicos no llegan a la zona porque para el Gobierno de la Ciudad es considerado un “barrio privado”, por lo que el supuesto consorcio tendría que hacerse cargo. “El Gobierno de la Ciudad no existe, estuvimos abandonados. No vino ni Macri, ni Vidal, ni Larreta. El único que apareció fue (Guillermo) Montenegro”, cuestiona Emilio, que aunque se identifica con el “proyecto nacional” reconoce que en los últimos días empezó a tomarle cierto cariño al ministro de Seguridad porteño, porque “al menos vino a dar la cara”.

Una de las principales críticas de algunos vecinos es por la implementación de los subsidios de la Ciudad. “Piden el contrato de alquiler o el título de propiedad pero en algunas casas viven dos o tres familias y sólo puede recibirlo la propietaria”, remarca el referente de “la D’Angelo”, como se le dice en el barrio.

Remeras de La Cámpora y Kolina predominaban entre los militantes de Unidos y Organizados que estaban desde el martes en las seis manzanas cercanas al Shopping Dot Baires, señalado como co-responsable de la inundación. El Movimiento Evita, el Frente Transversal, la JP Evita, entre otras organizaciones estuvieron presentes en el lugar. Comuneros del kirchnerismo de las comunas 2, 12, 13 y 14, las limítrofes al barrio, trabajaron junto a los militantes. “Primero hubo que contemplar las urgencias con una asistencia concreta minuto a minuto, después se pudo ir trabajando en un esquema más ajustado en lo organizativo con mesas de trabajo”, explica Cabandié y reivindica a muchos voluntarios que no pertenecen a espacios políticos pero que se sumaron al trabajo en conjunto. Con el primer momento de emergencia relativamente cubierto, empezó el relevamiento en casas aledañas al barrio y ahora comienza la difusión de la ayuda económica anunciada por la presidenta Cristina Fernández.

En el centro de la plaza, los vecinos continúan acercándose a las carpas y revisando las bolsas en búsqueda de ropa que les pueda servir, mientras en sus casas todavía queda el olor a humedad. De a poco se empieza a guardar todo para dejárselo a la Gendarmería, que estará de guardia toda la noche. La legisladora del Movimiento Evita, María Rachid, ayuda a separar la ropa y coordinar las tareas del día siguiente. “Ahora cada vez que se nubla estamos reperseguidos”, concluye Brian, adelantando, sin decirlo, que hasta tanto no haya una solución de fondo, el temor a perderlo todo, de nuevo, seguirá latente. El sol ya se fue, el frío llena las calles y los habitantes del barrio Mitre vuelven a la humedad de sus casas.

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El barrio Mitre de la Ciudad de Buenos Aires fue una de las zonas más castigadas por el temporal del martes.
Imagen: Télam
 
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