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El debut del Consejo Federal de Educación fue muy poco educado

Domingo De Cara fue elegido secretario general del consejo que reúne a los ministros de Educación de todo el país. Su nombre surgió tras una dura interna. Renunció el jefe de Gabinete de Filmus.

 Por Nora Veiras

Los ministros de Educación de todas las provincias acompañados por su par de la Nación, Daniel Filmus, desembarcaron ayer en el Salón Blanco de la Casa Rosada para encontrarse con el presidente Néstor Kirchner. Pero el Presidente no estuvo. En su lugar hizo un discurso de ocasión el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. No fue ése el único traspié en el debut del Consejo Federal: la designación del secretario general de ese organismo puso en evidencia una interna política feroz. Finalmente fue elegido el mendocino Domingo De Cara, quien había asumido como subsecretario de Políticas de Equidad, y en el camino renunció el jefe de Gabinete de Filmus, el misionero Ricardo Biazzi. Es decir que para cubrir esa secretaría quedaron dos lugares vacantes en el flamante equipo de Filmus.
“Mientras yo sea ministro de Educación, las internas partidarias no tendrán lugar en este ministerio. Tenemos un gabinete plural donde nadie es elegido por su filiación política o partidaria. La educación es una política de Estado”, dijo por la tarde Filmus, pero ya el conflicto había trascendido a los medios. Allegados a Biazzi comentaron que fue un llamado desde la Casa Rosada el que vetó su consagración como secretario general del Consejo Federal. Biazzi está alineado con el precandidato a gobernador por Misiones, Ramón Puerta, y habría aceptado ser su ministro de Educación en caso de que el senador fuera electo. El kirchnerismo, en cambio, está apostando a la reelección de Carlos Rovira.
En Educación aseguran que Biazzi dio un paso al costado porque la campaña electoral le impediría ocupar la secretaría general del Consejo Federal, un cargo con mandato por dos años. La explicación no termina de cerrar teniendo en cuenta que su nombre había sido consensuado y su alineamiento ya era conocido. El nombre del ex secretario de Educación porteño Osvaldo Devries, quien ya había ocupado ese cargo durante la gestión de la ministra Susana Decibe, también sonó pero finalmente la luz verde fue para De Cara. El mendocino ocupó la cartera de Educación provincial durante la gobernación de los peronistas Rodolfo Gabrielli y Arturo Lafalla. También fue asesor de Decibe y jefe de Gabinete de asesores de Manuel García Solá. El bonaerense duhaldista Sergio Palacios también había aspirado en un primer momento a su reelección, pero quedó en el camino.
Con este mar de fondo, la sesión del Consejo Federal mostró a varios ministros más preocupados por el devenir electoral de sus provincias que por los programas a discutir. El ministro de Educación de Salta llegó a plantear que él no podía viajar tan seguido a Buenos Aires porque está en campaña por la reelección del menemista Juan Carlos Romero. En la primera semana de julio se llevará a cabo otra reunión de ministros para empezar a discutir el presupuesto educativo 2004. En Educación están mirando con lupa cada programa para encontrar recursos extra que puedan ser volcados a políticas compensatorias.
Durante el plenario de ministros que esperaron en vano que el Presidente los saludara a su regreso de un viaje a La Plata, se presentó el proyecto, coordinado por Roxana Morduchowicz, de educación y medios de comunicación. La propuesta federaliza los programas desarrollados en la Ciudad de Buenos Aires para que alumnos de todo el país trabajen en investigaciones periodísticas, en guiones de cine, en programas de radio y en propagandas sobre el valor de la educación. También se lanzó el programa de escuelas solidarias que dirige Nieves Tapia.
“La ley 1420 (educación gratuita, laica y obligatoria) puso a fines del siglo XIX a la educación pública como una estrategia de desarrollo, fue la herramienta que permitió integrar al conjunto de las comunidades y transformó a la Argentina en el primer país de América latina en democratizar la educación. La oligarquía democratizó la educación por sus necesidades de expansión y generó así a los futuros ciudadanos que cuestionaron a esa oligarquía. Esos sectores fueron los que impulsaron laReforma Universitaria de 1918 y los que pusieron a Hipólito Yrigoyen en el gobierno. La educación tiene que volver a ocupar un papel central como política de desarrollo y no como política social”, explicó Filmus al inaugurar la primera sesión del Consejo Federal de su gestión.
La concertación de políticas entre provincias, la concertación con los medios de comunicación para desarrollar mensajes que revaloricen el estudio, el desarrollo de políticas compensatorias hacia el interior de cada provincia, la aplicación de evaluaciones como medio de mejora de la calidad educativa, la capacitación de los docentes y la articulación con la ciencia y la tecnología fueron los ejes definidos por el ministro nacional. La pobre trastienda de la negociación para designar al secretario del Consejo Federal dejó al descubierto el largo camino que separa a muchos de los actores del libreto que concibe la educación como una política de Estado.

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El ministro de Educación, Daniel Filmus, y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández en la Rosada.
 
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