Coincidieron en el kirchnerismo y ahora coinciden en la oposición. El ex vicepresidente Julio Cobos y el ex ministro de Economía Martín Lousteau compartieron ayer una reunión y un almuerzo en Mendoza, donde criticaron al gobierno de Cristina Fernández y hablaron de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que ambos competirán por encabezar la lista de diputados de sus respectivos distritos. En el pasado quedaron los tiempos en los que Lousteau había redactado la Resolución 125 y el entonces titular del Senado se inclinó por el voto “no positivo” que tumbó las retenciones móviles al sector agropecuario. “Había que haber filmado por aquel entonces todas las reuniones internas de ese momento, ya que muchos de nosotros tratamos de moderar la discusión y calmar eso”, explicó Lousteau, tratando de mostrar coincidencias con el mendocino.

La idea del encuentro se gestó hace aproximadamente un mes en Capital Federal, cuando Cobos asistió al lanzamiento de la lista Sumá+, que lideran Rodolfo Terragno como candidato a senador y Lousteau como candidato a diputado, y que competirá dentro del frente Unen contra las duplas Prat Gay-Gil Lavedra y Solanas-Carrió. “Voy a viajar a Mendoza en unos días”, le contó el ex ministro de Economía a Cobos, a lo que éste respondió con una invitación a reunirse en su bunker de campaña. Así, ayer se encontraron en privado cerca de las 10.30. Los acompañaron el intendente de Junín de los Andes, Mario Abed (jefe de campaña de Cobos), y el de Godoy Cruz, Alfredo Cornejo, titular de la UCR provincial. Luego realizaron una conferencia de prensa y se fueron a almorzar.

“Intercambiamos los distintos escenarios en virtud de las PASO”, explicó Cobos al término del primer encuentro, y precisó que también dialogaron de “la visión sobre la economía, sobre cómo salimos del cepo, sobre el proceso inflacionario, cómo construir una política de vivienda para dar respuesta a los problemas estructurales” y del Cedin. Respecto de las diferencias que mantuvieron cuando ambos pasaron por el kirchnerismo, Cobos sostuvo que “la democracia exige diálogo permanente; aun entre quienes pensamos distinto”.

Para explicar su derrotero político, que lo llevó del Ministerio de la Producción en el gobierno bonaerense de Felipe Solá a compartir una lista netamente radical, pasando por un coqueteo con la candidata del PRO, Gabriela Michetti, Lousteau contó que cuando fue convocado por el kirchnerismo en 2007 “era un partido muy abierto que convocaba a extrapartidarios” con la “ambición de ser un país socialdemócrata avanzado, con alto nivel de productividad, prestaciones sociales y un Estado de Bienestar rápido y eficiente”. “Nos hemos desviado y otros que al igual que yo quisimos estar y acompañar, nos fuimos alejando, de la misma manera que se ha ido alejando la gente”, completó Lousteau, sin reparar en que en 2007 la fórmula Cristina Fernández-Julio Cobos obtuvo el 45 por ciento de los votos mientras en 2011, ya sin la compañía de Cobos y Lousteau, el Frente para la Victoria sacó el 54.

Ambos dirigentes deberán competir con otras listas en agosto para alcanzar las candidaturas a diputado en las generales de octubre. Pero a diferencia de Capital Federal, donde hay una situación de competitividad entre tres listas relativamente fuertes, en Mendoza el adversario de Cobos es el dirigente radical Fernando Armagnague, que representa un sector minoritario de la UCR. En cambio, la disputa más grande la tendrá con su mentor, el ex gobernador Roberto Iglesias, quien competirá por fuera de las primarias bajo el sello del Partido Federal, que cuenta con el apoyo del intendente de Mendoza capital, el también radical Víctor Fayad. Ya en 2007 Iglesias se había presentado como candidato a gobernador contra la lista de César Biffi –patrocinada por Cobos– dividiendo el voto de ese espacio político y permitiendo que el PJ se alzara con la gobernación.

Con la estrategia electoral concentrada en su provincia, la visita de Lousteau le sirvió a Cobos para recuperar ayer parte del protagonismo nacional que supo ganar al enfrentar y frustrar una de las decisiones políticas más importantes del gobierno que él mismo integraba.