EL PAíS › EL KIRCHNERISMO RELATIVIZO LA EFECTIVIDAD DEL PARO CONVOCADO POR MOYANO, BARRIONUEVO Y MICHELI

Críticas y dudas sobre el acatamiento

Desde la Casa Rosada evaluaron que la medida estuvo “inflada” por los cortes y la falta de transporte. Capitanich y Randazzo remarcaron que no hubo libertad para aquellos que no querían adherir. Scioli pidió más producción y diputados lanzaron una solicitada crítica.

 Por Nicolás Lantos

El gobierno nacional relativizó el éxito del paro general realizado ayer por las centrales obreras opositoras y cuestionó su metodología, que impidió que aquellos trabajadores que no adhirieron a la medida de fuerza pudieran acceder a sus lugares de trabajo. “Fue una huelga extorsiva que no permitió que millones de argentinos que sí querían continuar con sus vidas de forma normal lo hicieran”, caracterizaban la protesta en la Casa Rosada. Varios dirigentes de relevancia en el Frente para la Victoria se manifestaron en el mismo sentido: entre los más importantes, se destacaron el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires y precandidato presidencial, Daniel Scioli.

Además, más de un centenar de legisladores nacionales y provinciales, referentes de organizaciones políticas y sociales, concejales e intendentes kirchneristas suscribieron un documento en el que se “repudia” una medida que “beneficia únicamente a las grandes corporaciones”. El texto sostiene que “nada nuevo puede salir de un paro convocado por Barrionuevo, traidor consuetudinario del movimiento obrero”, junto a Hugo Moyano, “quien habiendo podido cumplir el rol histórico de ser líder del movimiento obrero organizado en este momento de transformación optó por el devaluado puesto de ‘culata’ del gastronómico”.

Para la Casa Rosada, “fue un paro inflado por la falta de movilidad, con escenas de violencia aislada pero claramente dirigidas a garantizar esa parálisis, sin convocatoria en las calles y con un mensaje político evidente, más allá de lo manifestado por sus organizadores públicos”, según explicaba un funcionario con despacho en Balcarce 50 ante la consulta de Página/12. Allí estimaban ayer que el nivel de acatamiento fue “alto pero no total en los gremios que adhirieron” y “muy bajo en todos los demás rubros, más allá de las dificultades que tuvieron los trabajadores para llegar” a sus lugares de trabajo.

“Cualquier número que se tire sobre el nivel de adhesión de la medida es un invento: el paro de transporte, reforzado por piquetes y por patotas en los casos de sectores que no querían adherir, hacen imposible de calcular el grado de acatamiento real que tuvo la huelga”, es el análisis que hacían anoche cerca de la Presidenta, rechazando las estimaciones de los organizadores, quienes hablaron de más del 90 por ciento de adhesión. “Los comercios funcionaron de manera normal, se mantuvieron las clases y hubo atención en hospitales. Incluso en gremios que les resultan propios como gastronomía, la adhesión no fue total. Aunque se mostraron como triunfadores, el balance no fue bueno para ellos”, abundaban en Gobierno.

Por la mañana, el jefe de Gabinete se había manifestado en términos similares, acusando a los organizadores del paro de “sitiar los grandes centros urbanos” con “un gran piquete nacional” diseñado para “restringir la libertad de las personas” que no adhirieron a la medida de fuerza. “Esa es una metodología a la vieja usanza del Medioevo. En la Edad Media los señores feudales impedían el acceso a la población. No hay lugar para la barbarie ni para medidas que conspiran contra el libre ejercicio del derecho de huelga de los trabajadores”, dijo Capitanich.

En el mismo sentido se manifestó Randazzo, quien lamentó que la metodología adoptada “no le dé a la gente la posibilidad de elegir” si participan o no. “Es insólito decir que este paro es a favor de la gente”, señaló el ministro de Interior y Transporte, antes de cuestionar a los dirigentes que encabezaron la protesta; “Tienen la impunidad que les dan los medios porque tienen una confrontación con el Gobierno. Si no, no sería Barrionuevo un referente siendo el dirigente sindical emblema del vaciamiento de los ’90”, completó.

También Scioli cuestionó los cortes de rutas y avenidas que complementaron la huelga de ayer, al señalar que “el paro es un gran piquete al progreso del país” y que lo que Argentina necesita no son paros, sino “movilizar todo su potencial y trabajar por su desarrollo”. En declaraciones a la prensa durante el desarrollo de la medida de fuerza, el gobernador bonaerense y precandidato presidencial opinó que “la gente necesita más de la propuesta que de la protesta para avanzar hacia el futuro” y que “es fundamental producir cada día más para vivir mejor”.

Por la tarde, se difundió la solicitada que lleva las firmas del presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez; diputados como Eduardo De Pedro, Andrés Larroque, Carlos Kunkel y Jorge Rivas; intendentes como el titular del PJ bonaerense Fernando Espinoza (La Matanza), Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Francisco Gutiérrez (Quilmes); el secretario general del Movimiento Evita, Emilio Pérsico; el titular de la Afsca, Martín Sabbatella; y la dirigente de Tupac Amaru, Milagro Salas, entre casi doscientas.

Ese texto sostiene que “Cristina es la primera que asume responsabilidad ante los desafíos del futuro” y “lo que falta se va a conseguir por este camino y no por el retorno al modelo neoliberal”. En ese sentido, concluye: “El derecho a huelga es un derecho que asiste a todos los trabajadores por imperio de la Constitución. Hay derecho de huelga pero no de chantaje ni de extorsión”.

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El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, acusó a los organizadores de “sitiar a los grandes centros urbanos”.
Imagen: Prensa Jefatura de Gabinete
 
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