EL PAíS › STIUSO ASEGURó EN LA JUSTICIA QUE NO RESPONDIó EL úLTIMO LLAMADO DE NISMAN

Las llamadas del “ministro”

Página/12 accedió a la declaración del ex espía por la muerte de Nisman. Cuando lo llamaba el fiscal, en el celular de Stiuso aparecía con el nombre “ministro”. Aseguró que no conocía el departamento en Le Parc ni a Diego Lagomarsino.

 Por Irina Hauser

En la agenda de contactos del celular de Antonio “Jaime” Stiuso, el fiscal Alberto Nisman no figuraba con su nombre. “Ministro”, se leía en la pantalla del teléfono del ex jefe de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia (SI) cuando lo llamaba el entonces titular de la Unidad fiscal AMIA. Así quedó registrada una llamada perdida a las 18.25 del día previo a su muerte. Stiuso le dijo a la fiscal Viviana Fein que no contestó porque tenía el aparato en silencio y no lo escuchó. Justificó que en esos días, tras la denuncia de Nisman contra la Presidenta por supuesto encubrimiento de los iraníes sospechosos, lo “acosaban” los periodistas. Pero tampoco le devolvió el llamado, o al menos no surge en las cuatro páginas de toda su declaración, a la que pudo acceder Página/12. A lo largo de su testimonio, se advierte que toma distancia de la presentación del fiscal contra funcionarios y otras personas, de la que dice que no participó. Usa frases tales como que, de haber sabido lo que iba a plantear, “le hubiera aconsejado otra cosa”, pero simultáneamente se reconoce como su proveedor de información de Inteligencia y que se reunían en forma permanente. A la vez, afirma –apuntándole al Gobierno– que el contenido de las escuchas en las que se basó Nisman para pedir las indagatorias también era conocido por el entonces jefe de los espías, Héctor Icazuriaga, y su número dos, Francisco Larcher.

Otra línea de celular que estaba a nombre de Stiuso sí respondió a una llamada de Nisman la misma tarde del sábado 17 de enero, el día anterior a ser hallado sin vida. Fue una comunicación de 15 minutos, según fuentes de la causa. Ante la fiscal Fein el ex agente sostuvo –como reveló este diario– que era el teléfono del director general de Análisis, Alberto Massino, un hombre de su confianza, que también participaba de la investigación del atentado a la AMIA. Cuando le pidieron precisiones, dijo que no tenía idea de cuántos teléfonos hay a su nombre: “Entiendo que son muchos, no llevaba el control” (277, según datos de la SI). Stiuso declaró que su colega Massino “tuvo conocimiento del trabajo que estaba preparando Nisman en base a las escuchas, porque todo lo relevante de la información que salía se remitía a esa dirección” (la de Análisis). Massino tendrá que declarar ante Fein, pero está de vacaciones y vuelve a fin de mes. Ayer la fiscalía avanzaba en el pedido para que lo releven de guardar secretos y analizaba si llevarlo a declarar en iguales condiciones que a Stiuso, de incógnito y sin presencia de las partes.

Stiuso le aseguró a la fiscal que la última vez que habló con Nisman fue para Navidad y la última que se vieron fue a fines de octubre. Allí, siempre según su testimonio, hablaron de que le podía tocar ser testigo en el juicio oral por el encubrimiento del atentado, que debe comenzar este año, y en un nuevo juicio contra el desarmador de autos Carlos Telleldín. En ese encuentro, relató el ex agente, Nisman le dijo que estaba “trabajando en las escuchas”. Señaló que se dedicó al tema entre seis meses y un año con posterioridad a las tratativas por el Memorándum de Entendimiento con Irán. Stiuso declaró que él “desconocía la entidad que le iba a dar” Nisman a ese material enviado por la SI. A contramano de otra versión de una de sus colaboradoras, dijo que la SI no tenía información pendiente para darle. “El fiscal no debía esperar material de la secretaría”, afirmó.

Como es conocido, Nisman pidió la indagatoria a Cristina Kirchner, al canciller Héctor Timerman y otras personas el 14 de enero, en plena feria judicial, apenas volvió de Europa. Apareció muerto un día antes de presentarse en el Congreso a explayarse. Tanto la jueza María Servini de Cubría, que rechazó abrirle la feria, como Ariel Lijo, que se declaró incompetente, le cuestionaron falta de sustento. Según el fiscal fallecido, la Presidenta había dado directivas para encubrir a los iraníes sospechosos del atentado a la AMIA con el objetivo de mejorar las relaciones comerciales con Irán. ¿En qué se basaba? En las famosas escuchas de las que habla Stiuso. Eran intervenciones a teléfonos del argentino de la comunidad chiíta Alejandro “Yussuf” Khalil –ordenadas en la causa del ataque a la AMIA– donde hablaba con Luis D’Elía (Miles), Fernando Esteche (Quebracho) y un supuesto espía (que la SI desmiente como tal) Allan Bogado. Se referían a supuestas negociaciones con Irán en las que aludían a la Presidenta con frases como “está cerrado muy arriba” o “lo pidió la jefa”, al ministro Julio De Vido y el diputado Andrés Larroque. Sólo hay referencias, ningún funcionario aparece hablando.

En su testimonio Stiuso trata de mantenerse firme en que él no sabía qué iba a denunciar Nisman y en despegarse del planteo. Alega que no participó de la investigación sobre las irregularidades ni el fiscal se lo pidió. En sus palabras, se focalizó en el “atentado y no las causas colaterales”. Las escuchas en cuestión a Yussuf, dijo, fueron “dispuestas hace varios años”. “No sabía de qué manera (Nisman) podía llegar a vincular las afirmaciones de particulares con la actividad de funcionarios”, se ataja. “El material contenido en esas escuchas fue obtenido por la Dirección de Observaciones Judiciales que dependía del subsecretario de Inteligencia (Larcher) y que eran remitidas a la UFI-AMIA de manera directa”, agrega. “Del contenido” de las escuchas, declaró el ex agente, “fueron impuestos tanto el señor subsecretario (Larcher) como el señor secretario (Icazuriaga). En cuanto a Nisman dijo: “Desconocía que iba a realizar la denuncia y la forma intempestiva en que la realizó”. Lo “sorprendió”, insistió. “De haberlo sabido, lo hubiese aconsejado o asesorado de otra manera”, se lee en su testimonio.

Stiuso a la vez reconoce la cercanía con Nisman y hasta se muestra como quien le marcaba el paso. Dice que desde 2001, cuando se conocieron, funcionaban así: él “buscaba el material” y se lo “daba a Nisman”, quien “le daba la entidad probatoria que él consideraba”. Se basaba en “se usaban informes de servicios extranjeros, escuchas, informes de Inteligencia, cuadros de contactos”. El juez de la causa, Rodolfo Canicoba Corral, ha insistido en que Nisman no aportaba pruebas judiciales sino sólo de Inteligencia a la causa. Stiuso dice que él mismo redactó el informe para pedir la captura de los iraníes. Con el fiscal, cuenta en la declaración, se reunían en la sede de la SI en la calle 25 de Mayo. “La frecuencia variaba.” “Así como para Nisman la causa AMIA fue la razón de su vida”, dice Stiuso, también fue para él. Lo describe como “una persona siempre muy ansiosa”. Habló de que ambos y sus familias “fueron amenazados”, lo que se investiga en el fuero federal.

Dijo que conoció a la familia, que fue a una reunión social en un country, y que con su ex esposa, la jueza Sandra Arroyo Salgado, también trabajó por pedido de ella cuando le “requirió colaboración en alguna causa judicial”, que no dice cuál es. Informa que el 27 de enero ella le devolvió un llamado (según versiones periodísticas él la había llamado para darle las condolencias). Stiuso dijo que nunca había estado en el departamento de Nisman y que no sabía dónde vivía. Que tampoco conoce a Diego Lagomarsino, el informático que le prestó el arma de donde salió el disparo mortal. Al referirse a su propia salida de la SI, dijo que fue una decisión propia, aunque fue producto del descabezamiento del organismo decidido por el Gobierno.

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El ex agente de la SI Jaime Stiuso afirmó que no conocía el contenido de la denuncia de Nisman.
 
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