EL PAíS › POLITOLOGOS ANALIZAN EL DISCURSO DE LA OPOSICION

Con el fraude como bandera de campaña

Riorda, Burdman y Tereschuk afirman que no se debe modificar el sistema de votación en medio de la elección. Sostienen que se afecta la institucionalidad y se trata de deslegitimar al FpV.

 Por Sebastian Abrevaya

La oposición instaló la idea del “fraude” tras la elección en Tucumán, donde el FpV se imponía por 14 puntos.

Desgastar políticamente al Frente para la Victoria, generar una instancia de diálogo intraopositor y, en último caso, afectar la legitimidad de un eventual triunfo del oficialismo. Esos son los principales objetivos que advierten una serie de politólogos y analistas consultados por Página/12, ante la postura de la oposición de seguir agitando el fantasma del fraude a 50 días de las elecciones presidenciales. Mario Riorda, Julio Burdman y Nicolás Tereschuk, agregan que, más allá de irregularidades concretas que pudieran encontrarse tanto en Tucumán como en otros comicios, el sistema actual es seguro y la oposición mantiene una actitud que pone en riesgo la institucionalidad del país.

“A muchos se les pasa, a otros los incomoda, pero en comunicación política, mal que le pese a la democracia, lo verosímil suele tener el mismo efecto que lo verdadero. El riesgo de ello es enorme, porque algo puede parecer verdad y no ser necesariamente verdadero. Aun así, el efecto persuasivo será el mismo. Creo que esto es lo que está sucediendo en Argentina con el sistema electoral. Y lo peor que no es nuevo”, afirma Riorda, especialista en campañas electorales y ex decano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba. Para el politólogo cordobés, si bien “la oposición tuvo verdad en denuncias puntuales, se hace peligrar la institucionalidad en aspectos mayores”. “Una cosa es hablar de fraude y otra de prácticas cuestionables, ilegales, condenables, pero marginales y no constitutivas de un fraude organizado”, precisa Riorda y completa: “Liderazgos patrimonialistas y caciquistas enraizados no son buenos para la calidad de una democracia y menos para la calidad de vida de los ciudadanos. No me interesa defenderlos. Pero las prácticas clientelares no son novedad ni menos un atributo que diferencia al oficialismo de la oposición en innumerables realidades del país a escala provincial y local”.

Por su parte, Tereschuk recuerda los dichos de Elisa Carrió en 2007, cuando fue derrotada por la fórmula Cristina Fernández-Julio Cobos: “El gobierno nace con legitimidad segmentada”. “En aquel momento Carrió también habló de ‘saqueo de boletas’ y aseguró, en los medios, no en la Justicia, que le robaron 10 puntos porcentuales en La Matanza, por ejemplo. Es una estrategia parecida pero en este caso anterior a los comicios, no después”, detalla el editor del blog Artepolítica. Para él, la búsqueda de la oposición por deslegitimar el sistema electoral está vinculada con los propios obstáculos que enfrenta su candidato más competitivo: “La falta de inserción territorial de Macri, su fortaleza en la ‘zona central’ del país y su debilidad en la periferia, por eso busca decir ‘allá lejos nos hacen trampa’”. Tereschuk recordó que Fernando de la Rúa, el último presidente no peronista, había ganado en primera vuelta con el 48,3 por ciento de los votos y había logrado triunfos y desempeños electorales positivos en provincias “donde parece muy difícil que gane Cambiemos”. “Si hoy tuvieran esos niveles de adhesión ¿apuntarían contra el sistema electoral?”, se pregunta.

Por otro lado, el politólogo afirma que el sistema actual “es seguro y confiable” y genera confianza en el electorado. Sin embargo, también indica que todavía no fue testeado a nivel nacional con diferencias de votos más estrechas. “Los presidentes en el período democrático actual se han impuesto en primera vuelta y por un margen muy importante de votos. Si la forma de definir la elección fuera menos holgado, habrá que ver cómo responde el sistema”, sintetiza.

Burdman, doctor en Ciencia Política por el Instituto de Estudios Políticos de París, incorpora otro elemento para entender la utilización de este tema por parte de la oposición: “La agenda ‘institucionalista’ es la única que realmente puede unir a los opositores, que compiten entre sí en otras cuestiones, y por eso se abusa de ella. Cuando las confrontaciones se orientan a estos temas se empobrece la campaña, que estaría mejor si estuviese dominada por debates económicos y de políticas públicas”. De hecho, tras la elección en Tucumán se produjo la única foto de la campaña en la que pudo verse juntos a los candidatos opositores más importantes: Mauricio Macri, Sergio Massa y Margarita Stolbizer. Para el docente de la UBA y de la Escuela de Defensa Nacional, esta situación lejos de favorecerlo, atenta contra la posibilidad de una reforma del sistema. “Si se produce un clivaje de partidos alrededor de este tema nunca se cambiará nada, porque lo electoral solo se reforma con el acuerdo de todos”, sentencia.

En la misma línea, Riorda sostiene que para producir cambios de fondo y que una reforma sea “seria”, debe hacerse “tras el propio acto electoral y con la serenidad de lograr el consenso a nivel nacional, incluyendo preferencialmente a los actores de las realidades provinciales”. “Una leyenda cuenta que un emperador en un concurso de canto –donde sólo había dos concursantes–, tras escuchar con espanto a quién cantaba, decidió dar automáticamente el premio al segundo sin saber que tan bueno podría ser. Así, con esta actitud de espasmo se trata a los sistemas electorales creyendo que lo otro siempre es mejor. Y por si fuera poco, es de una irresponsabilidad extrema el propender a una modificación del sistema electoral en el medio de un proceso iniciado, más allá de las bondades de la boleta única o del voto electrónico, tan buenos o tan discutibles como el sistema nacional vigente”, concluye.

Según Tereschuk, en esta campaña se sostiene un importante nivel de debate, más allá del protagonismo que tomó este tema en el último tiempo. “En contra de lo que suele decirse, ésta ha sido desde el comienzo una de las campañas con más nivel de debate de la que se tenga memoria. Esta no es una campaña en la que se dice ‘a triunfar, síganme’ y eso es suficiente. El discurso de Macri la noche del triunfo de Rodríguez Larreta fue una enumeración de políticas públicas. Daniel Scioli hace enumeraciones de políticas públicas (económicas, sociales, de derechos humanos) que va a mantener”, sostiene el politólogo y lo atribuye a la elevación del piso de debate durante los gobiernos kirchneristas.

Compartir: 

Twitter

 
EL PAíS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.