EL PAíS › OPINION

El enfermero de la ESMA

Por Carlos Lordkipanidse*

Jeringa: con este apodo o nombre de guerra interno se identificaba a los enfermeros en la ESMA, así como hubo Pablos, Tommys, Verdes, Gustavos para identificar a jefes de guardia, médicos, choferes...
Dentro del esquema de funcionamiento del campo, cada uno de los represores tuvo una tarea específica y otra polifuncional.
En el caso de Jeringa, su función era una de las más lúgubres y nefastas del centro clandestino de detención que funcionó en la ESMA. La expectativa de supervivencia que desarrollaban los prisioneros a partir de pequeñas señales que vinieran de parte de los represores se veía acentuada por la figura de este personaje, que proporcionaba curas de primeros auxilios a los heridos y torturados y entregaba medicinas a aquellos que padecieran enfermedades.
¿Para qué me curan y me dan medicinas si me van a matar? Entonces puede llegar a ser cierto que me\nos trasladen “a alguna cárcel del Sur”, como prometía el oficial interrogador, pensábamos los prisioneros.
Para eso estaba Jeringa, para hacernos abrigar a los detenidos-desaparecidos una mínima esperanza. Pero también para mantenernos con vida para la eventual nueva sesión de torturas.
Ese mismo enfermero, que diariamente recorría el sector de Capucha con su maletín a cuestas, llevaba en él, además de las medicinas y vendas, las jeringas cargadas de Pentonaval con el que adormecían a los secuestrados a quienes luego cargaban en aviones para arrojarlos vivos al mar.
Ese enfermero, en quien uno depositaba la esperanza de sobrevida al horror, era el que llegaba arteramente una noche y aplicaba, bajo algún engaño, la inyección de la muerte.
Este proceso, repetido miles de veces por la misma persona, a miles de compañeros que se encontraban en un estado de total indefensión, muestra a las claras a una clase de asesino serial sin la menor contemplación por la vida humana que lo único que merece es un castigo acorde a tamaño crimen.
Uno de esos Jeringa es Juan Barrionuevo. Lo vi por la TV denunciado por otros sobrevivientes y me sumaré a las acciones legales que impidan que este asesino asuma el cargo público al que llegó amparado por el anonimato de la impunidad y la complicidad de aquellos que sabiendo quién es lo apañan y sostienen.

* Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos.

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