EL PAíS › TRES CONSULTORES DE OPINION DAN SU PARECER SOBRE LOS PRINCIPALES DESAFIOS POLITICOS DEL AÑO QUE COMIENZA

Lo que vendrá

Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM, Artemio López, de la consultora Equis, y Eduardo Fidanza, de Catterberg y Asociados, responden a ocho preguntas sobre la percepción social acerca de los principales asuntos del año que ha comenzado, teniendo en cuenta que en 2005 habrá confrontación electoral y el gobierno nacional pondrá a prueba su popularidad. Los escenarios en Capital Federal y la provincia de Buenos Aires.

 Por Raúl Kollmann

Apenas el uno por ciento de los argentinos cree que las cosas andarán peor en el año que se acaba de iniciar. Eso muestra un clima de optimismo creciente y superior año a año. Existe buena opinión del Presidente, aunque cuando se lo evalúa en cada uno de sus ámbitos de acción las calificaciones tienden a ser buenas, no muy buenas. Sin embargo, 2005 es también un año electoral que prenuncia muchas movidas en el peronismo, la oposición, el centroderecha, centroizquierda y la izquierda, con comicios claves en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Página/12 consultó a tres encuestadores sobre todo lo que se viene en este año presagiado como caliente.
La encuesta que ilustra lo que sucede con la opinión pública en este 2005 fue realizada por la consultora Opinión Pública, Servicios y Mercados, que lidera Enrique Zuleta Puceiro. En total se entrevistó a 1100 personas en todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. El trabajo, coordinado por Julián Lisa e Isidro Adúriz, fue realizado la semana pasada.
El ciudadano común está confiando en que le irá mejor en 2005. La mitad de los consultados dijo que el país va a mejorar y sólo el 1,7 piensa que las cosas van a empeorar. Sin embargo, sólo el 30 por ciento cree que el país está bien, mientras que casi el 70 por ciento evalúa que está regular o mal; hay una mirada realista sobre la situación actual. Mientras que la imagen de Kirchner se sostiene fuerte, cuando se evalúa cada aspecto de su gestión hay áreas en que la calificación es mediocre. Lo que más aprobación tiene es la renovación en la Corte Suprema y la negociación con el FMI. Curiosamente, no hay muchas opiniones positivas sobre el canje de la deuda: entre los argentinos existe una inclinación a pensar que la deuda es fraudulenta y no se debe pagar. También el Gobierno aparece pobremente evaluado en la lucha contra el delito y el combate contra la corrupción.
Tal vez el aspecto que le da más satisfacciones a la Casa Rosada es la intención de voto si hubiera elecciones hoy. Kirchner sacaría más de la mitad de los votos, Carrió se ubica segunda y es notable que, pese a su publicitado retorno, hoy sólo el uno por ciento votaría a Carlos Menem.
Los tres consultores que respondieron a las preguntas sobre el año 2005 que formuló este diario son Enrique Zuleta Puceiro, Eduardo Fidanza, de Catterberg y Asociados, y Artemio López, titular de la consultora Equis.

1 ¿Cómo afronta la opinión pública el año 2005?
Artemio López: Respecto de la perspectiva del país y del hogar hay una mirada positiva. El 70 por ciento dice que su hogar va a estar mejor en 2005, es un clima de optimismo. Sin duda hay expectativas laborales, mayores oportunidades de empleo y de mejorar los ingresos. Hay, además, una sintonía con el estilo presidencial, con el clima de trabajo cotidiano: lo ven como un hombre trabajador. Eso da confianza.
Eduardo Fidanza: En general con expectativas optimistas. La gente percibe una mejora leve, pero efectiva, en su situación económica y, además, al menos seis de cada diez argentinos confían en el Presidente. Junto a ello, creo que la sociedad argentina ha decidido este fin de año ver “la copa medio llena”, o bien se ha decretado a sí misma una suerte de carpe diem, después de tantos padecimientos.
Enrique Zuleta: La gente ve las cosas desde un realismo fundamental. El porcentaje de quienes creen que hay posibilidades de grandes cambios en el futuro ha alcanzado un 72,3. Que dos tercios de los argentinos rechacen la idea de que el rumbo actual se mantendrá y espere cambios abruptos e importantes es un rasgo elocuente del talante de la sociedad. Por el lado de las fortalezas, la opinión pública contabiliza la consolidación delsistema democrático, la estabilización económica, el protagonismo de la sociedad civil, el desbloqueo ideológico y la política de sacrificios compartidos. Al mismo tiempo se subrayan las debilidades institucionales, la ausencia de equilibrios políticos y la persistencia de la emergencia. Prima una conciencia de la reactivación económica y el retorno del país al escenario económico global, vía reestructuración de la deuda.

2 ¿Cuáles son los flancos débiles del Gobierno?
Artemio López: Primero, sin dudas la distribución del ingreso. En términos absolutos, durante los 20 meses de Kirchner se produjo una baja en la pobreza y en la indigencia. Hoy hay 5 millones de pobres menos. Ahora, creció la economía un nueve por ciento y la brecha entre ricos y pobres sigue siendo la misma: 26,9 veces más gana la capa alta que la más humilde. El otro flanco débil es el de la seguridad. El robo organizado, las grandes bandas, los secuestros bajaron notoriamente gracias a la política de mantener en jaque la corrupción de las fuerzas policiales. Pero existe otro delito, más social, los robos, arrebatos, que tienen que ver mucho con la distribución de la riqueza, ese delito no bajó.
Eduardo Fidanza: La gestión. Veo falta de efectividad para bajar a políticas concretas el espíritu y la retórica que caracterizan a este gobierno. Me parece que el Presidente no ha calibrado adecuadamente la importancia de un Estado eficaz para llevar adelante las ideas que expresa en sus discursos. Tampoco veo progresos orientados a hacer realidad “la nueva política” que se predica: el abuso de los decretos de necesidad y urgencia, los súper poderes, la postergación sin fecha de la reforma política, el mantenimiento de leyes secretas son, entre otras, las muestras de esta asignatura pendiente. Finalmente, tampoco me parece consistente la forma en que el Gobierno se relaciona con el mundo: el Presidente pretende quedar bien a la vez con Bush y con Castro, pero eso no es posible ni creíble.
Enrique Zuleta: Las principales fortalezas son a su vez sus principales debilidades. El factor central sigue siendo, sin duda, el liderazgo personal del Presidente, notablemente consolidado desde sus dos indicadores básicos: el nivel de apoyos sociales –que llegó esta semana al 80,4– y el nivel de aprobación de desempeño, que llegó a 71,9. Nuestras encuestas semanales han medido ambas dimensiones a nivel nacional y acreditan la firmeza de una tendencia con muy pocos paralelos en el continente. Aun así, persisten muchas de las debilidades iniciales, ausencia de equipos y planes de largo plazo, inseguridad institucional, escasa o nula incorporación de independientes –indicador clave de la calidad institucional de un gobierno–, excesiva dependencia mediática y dificultades para dejar la herencia recibida en el plano de las políticas sociales. La gente puede postergar todavía por mucho tiempo su demanda de reformas políticas y equilibrio de poderes porque el desprestigio del Congreso o los jueces sigue siendo superlativo. Pero no aguantará por mucho tiempo el protagonismo sindical en la política laboral o la supervivencia de los planes tal como están ahora.

3 Es un año electoral: ¿qué perspectivas ve en la Capital Federal?
Artemio López: En Capital, primero está Mauricio Macri, 24 puntos, y segundos Elisa Carrió y Rafael Bielsa, en caso de que sea candidato, con 19. De todos los distritos es el que más complejidad tiene para el gobierno nacional. Macri está al mismo nivel que tenía hace unos meses y Carrió bajó mucho. Carrió creo que no le encuentra el enfoque a la confrontación con el Gobierno: plantea que todo está mal, cuando la gente está optimista y, además, el ciudadano común no ve el paralelismo que ella hace de Kirchner con Menem.
Eduardo Fidanza: Por ahora en las encuestas, como se sabe, marcha en primer lugar Elisa Carrió. Pero las incógnitas son muchas: ¿Cuál será el candidato del Presidente? ¿Qué hará finalmente Macri, que marcha en segundo lugar en las encuestas? ¿Cómo jugará el ibarrismo, cuyo líder acaba de recibir un golpe brutal el último día del año? ¿Y el radicalismo puede recuperar algo del electorado perdido? Cuando se despejen estas incógnitas podremos hablar con mayor certidumbre.
Enrique Zuleta: Máxima indefinición, en función sobre todo de la ausencia de candidatos y alianzas. Por el momento sólo hay una figura: Carrió. Sin embargo, tanto el macrismo como el ibarrismo están en condiciones de desarrollar campañas exitosas, a condición de afrontar personalmente el desafío. La impresión es que hay resistencia a asumir los riesgos. Lo mismo ocurre con Ricardo López Murphy, cuyo destino político pasa necesariamente por la Capital. Las chances del peronismo y el radicalismo son mínimas. Carecen de identidad, estructuras, candidatos y propuestas. Deberían concentrarse en una tarea de reconstrucción institucional, seria y profunda, que les llevará años.

4 ¿Y en la provincia de Buenos Aires?
Artemio López: Creo que se va a terminar acordando una lista de unidad con Cristina Kirchner como candidata. Les conviene a las dos partes. A la Casa Rosada y también al duhaldismo. Y en ese caso habrá un triunfo holgado del PJ, con más del 50 por ciento de los votos. El segundo lugar puede estar por debajo de los 15 puntos y, a primera vista, me parece que podría ser la UCR. López Murphy está también peleando ese segundo lugar.
Eduardo Fidanza: Si la candidata del PJ es Cristina Kirchner, es probable un triunfo amplio del peronismo en octubre. Pero, otra vez, las incertidumbres son muchas: ¿qué hará Macri, que marcha segundo a considerable distancia de Cristina? ¿Es posible una alianza entre éste y López Murphy, que ya está lanzado? ¿Qué pasaría si la lista del PJ la encabezara Hilda Duhalde, que no mide tan bien como la primera dama? ¿A qué puede aspirar la UCR, que tienen en la provincia su mayor caudal electoral y tradición? Falta mucho para una predicción certera.
Enrique Zuleta: Un escenario de confrontación política creciente que, al parecer, solo la candidatura de Cristina Kirchner puede llegar a neutralizar. Esta semana, por ejemplo, el duhaldismo dio una medida cabal de su fuerza. En el fondo no hizo más que lo que debería haber hecho en el Congreso nacional: negar facultades extraordinarias al Ejecutivo, totalmente injustificadas una vez superadas las condiciones de emergencia que vivió el país. Sin embargo, el país vivió esta polémica sobre el presupuesto como un episodio más de las luchas internas de un peronismo que carece de instituciones y se empeña en trasladar sus querellas al resto de la sociedad. Solá es una figura ascendente, con fuerte arraigo en el nuevo complejo de expectativas colectivas. Su drama es idéntico al de Kirchner: en la medida en que trate de avanzar en un proceso de modernización e innovación social y política, tropezará inevitablemente con el principal obstáculo al cambio, que son las estructuras tradicionales del peronismo. Duhalde es una figura moderna con sentido del gobierno y debería desempeñar un papel arbitral, clave en este proceso. No podemos estar seguros de que lo haga.

5 ¿Habrá ganadores y perdedores a nivel nacional?
Artemio López: Va a haber una especie de plebiscito del Gobierno y va a fortalecer a la Casa Rosada. Van a respaldar a Kir-
chner. La unificación de fechas juega en ese sentido. Además, hay un problema de eficacia, o mejor dicho ineficacia, de la oposición.
Eduardo Fidanza: Claramente. Si no ocurren imprevistos que desestabilicen al Gobierno, Kir-
chner será el ganador, secundado por el PJ, que esprobable que a pesar de sus internas mantenga la unidad. Los incentivos para mantenerse unido serán mayores que los obtenidos en caso de romper. Esa es la inteligencia del peronismo, que desconcierta a sus rivales.
Enrique Zuleta: Las tendencias dominantes apuntan a un afianzamiento de los poderes territoriales. Es un gran momento de gobernadores e intendentes. Jamás vivieron una época de prosperidad genuina como la actual. Impondrán seguramente a sus candidatos y desde este punto de vista todos ratificarán sus hegemonías locales. Los grandes perdedores serán los partidos políticos: afrontaran las elecciones sin instituciones ni democracia interna. Luego, sin liderazgos renovados ni propuestas sociablemente consolidadas. La crisis va mucho más allá del peronismo y el radicalismo y alcanza incluso a las nuevas fuerzas que se estaban gestando en torno a Carrió, López Murphy, Macri o Bullrich. La izquierda crecerá en la medida en que está en un momento importante de renovación y gimnasia movilizadora, aunque sin ideas ni figuras de alguna importancia.

6 ¿Cómo ve la gente al centroizquierda? Elisa Carrió, Aníbal Ibarra, Hermes Binner, Luis Juez, Martín Sa- bbatella, los socialistas.
Artemio López: Del centroizquierda, el espacio más promisorio es el de Sabbatella, porque incluye una gestión importante. Por la forma en que fue ratificado su mandato en Morón, creo que es una de las apariciones más importantes. Binner está en el mismo plano. Gran gestión en Rosario y muy buena ubicación. Ibarra, en cambio, no logra autonomía ni de gestión ni electoral. El centroizquierda está construyendo un espacio y habrá que ver en torno de quién se ordenan.
Eduardo Fidanza: Carrió tiene más imagen positiva que negativa, aunque no alcanza el nivel de popularidad de los Kirchner. Ibarra hasta anteayer tenía buena imagen en la ciudad, pero debe volver a evaluárselo después de la tragedia de la discoteca. Del resto no tengo datos. Me abstengo de hacer sugerencias. El único comentario es obvio: hoy el centroizquierda vive al compás de Kirchner, sea en la versión Lilita, que lo enfrenta, sea en la del resto, que parece acogerse a la transversalidad. El Presidente ha ocupado, con mucha fuerza, este espacio.
Enrique Zuleta: Son figuras interesantes, sobre todo los que se han consolido como gestores locales. El poder local es el andarivel más genuino y seguro de la nueva política. Para ser gobernador habrá que haber sido intendente y para ser presidente habrá que haber sido gobernador. No es el caso de Carrió o de los socialistas pero sí del resto de las figuras indicadas. Se está gestando una nueva cultura progresista, forjada en la gestión pública, con sentido de las responsabilidades y volcada a la gestión. Es un proceso similar al que, en Italia y en España, produjo una renovación sustancial de la calidad de la política. Es una actitud superadora del moralismo olímpico del frentismo en tiempos de la Alianza.

7 ¿Cómo ve la gente a los candidatos de derecha, López Murphy, Macri o Sobisch?
Artemio López: Es obvio que Macri se destaca porque tiene una llegada a los sectores populares y es el único que perfora un poco al peronismo. Sobisch lo logra sólo en Neuquén, mientras que Macri tiene posibilidades fuertes: se ve mucho en el segundo cordón del Gran Buenos Aires. Es obvio que Boca es un espacio de permanente vidriera para él.
Eduardo Fidanza: Macri es un fenómeno algo distinto, pues su popularidad proviene de su carácter de dirigente social y empresario, antes que de su actividad política. López Murphy no está en su mejor momento, pero si corrige y esclarece su estrategia puede recuperar espacio rápidamente. En verdad, es muy importante qué harán Macri y López Murphy: si llegan a un acuerdo potenciarán sus chances; si compiten en el mismo distrito (Buenos Aires) las disminuirán, aunque alguno de ellos obtenga el cargo desenador. No tengo datos sobre Sobisch, pero es claro que prepara cuidadosamente su estrategia para 2007.
Enrique Zuleta: Son casos muy diferentes. López Murphy debe persistir en su designio inicial básico, que es la creación del ala conservadora, un moderno partido republicano, sin duda una de las lagunas más grandes de la política argentina, en la medida en que el radicalismo persista en su propósito un tanto extravagante de constituir un partido socialista estilo años ’80. Todo otro objetivo personal lo conducirá a nuevas y más importantes frustraciones. Macri y Sobisch tienen vocación, fuerza, recursos y una excelente percepción de las nuevas condiciones de la política. Deberán, empero, resistir la tentación funesta que sobre ellos ejerce el peronismo, un movimiento capaz de deglutir cualquier tipo de “entrismo”.

8 ¿Qué espacio ve para la izquierda? Zamora, Izquierda Unida, los movimientos piqueteros.
Artemio López: Es un voto duro, ideológico, que tiende a cristalizarse. No se expande, no agranda su público. En el momento del mayor auge del piqueterismo, hubo allí una posibilidad para ellos, pero si el 2005 termina con 10 u 11 por ciento de desocupación, el espacio les va a quedar todavía más acotado. Ni D’Elía ni Nina Peloso llegan al uno por ciento de los votos. Zamora sigue fuerte en la Capital Federal, siempre entre el 8 y el diez por ciento, e Izquierda Unida también tiene su espacio.
Eduardo Fidanza: La izquierda posee un estable caudal electoral, que probablemente mantendrá este año. Zamora, según nuestras encuestas, aparece disputando el cuarto lugar en Capital, en un escenario hipotético. De Izquierda Unida no tengo datos. Por último, el movimiento piquetero es un fenómeno social y político muy interesante que habrá que seguir. Mi impresión es que si se consolida la mejora económica tenderá a debilitarse, pero si ocurre lo contrario será, ante la desilusión, una herramienta importante de canalización de la lucha política y social.
Enrique Zuleta: El espacio de la izquierda es hoy muy amplio y está abierto a la participación de cualquier fuerza política, movimiento o tendencia. Otro es el problema de los partidos de izquierda que han quedado situados en posiciones fuertemente reaccionarias. Por un lado, tienen todo el espacio social y el poder que pueden llegar a tener, dado el desenfoque y anacronismo de sus posiciones. El poder parece ser para muchos de sus líderes la TV. Sin embargo, dependen demasiado del clientelismo peronista. Son los únicos movimientos de protesta en el mundo nutridos exclusivamente por los préstamos de los bancos multilaterales y las retenciones a las exportaciones, siempre en la medida en que resulten funcionales al peronismo. Sin embargo, no hay que olvidar que su lógica de funcionamiento es muy diferente a la del resto de las fuerzas políticas. Obedece al “cuanto peor, mejor” que tan bien conocemos los que alcanzamos a vivir con intensidad la política de los ’70.

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