EL PAíS › MENEM Y CAVALLO E REUNIERON Y PREPARAN UN FRENTE EN LA CAPITAL

Como un chiste viejo pero malo

Gacela Simán Menem, sobrina del ex presidente, generó el nexo y condujo al ex superministro a la reunión que, a solas, mantuvieron en el Hotel Presidente. Cavallo sería primer candidato a diputado. Gacela podría secundarlo o encabezar la lista de legisladores porteños.

 Por Luis Bruschtein

Carlos Menem y Domingo Cavallo se reunieron en secreto en un intento de reeditar la dupla que hizo estallar la Argentina de los ’90. El ex superpresidente con el ex superministro, que lograron la ex superArgentina de aquellos años, aspiran a recorrer ahora el mismo camino, aunque para eso deban remontar las ruinas que dejaron en el ánimo de sus ex votantes. La convertibilidad que introdujo al país en el Primer Mundo, junto con el mayor gesto de amor y reconciliación (con los poderosos): los indultos, han dejado una huella indeleble en la memoria de los argentinos, lo que les asegura una respuesta electoral unitaria en la ciudad, es decir, algo más del uno por ciento.
El primer paso de la operación “Dos potencias se abrazan” lo dio Gacela Simán Menem, sobrina del ex presidente, quien el martes pasado se acercó a las oficinas que desde hace años tiene el ex ministro en la calle Tagle. Fue una reunión de aproximación y tanteo, no hubo ofrecimientos ni se habló de las elecciones. Después de todo, los puentes entre Cavallo y Menem estallaron hace varios años. La pica entre los dos era ya ostensible cuando formaban parte del mismo equipo y saltaron en pedazos cuando el cordobés arremetió en el Congreso contra el empresario cartero Alfredo Yabrán, un hombre cuya fortuna había crecido durante la dictadura, que había apoyado financieramente al menemismo en la campaña del ’89, que esperaba favorecerse en el festival de privatizaciones con el Correo y que finalmente fue acusado por el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas. Cavallo se fue del Ministerio de Economía y Menem se empeñó de demostrar que el “mago” del “milagro económico” había sido él y sólo él, echando paladas de tierra sobre su antiguo colaborador.
Como quien no quiere la cosa, en un momento de la conversación del martes, Gacela vio la oportunidad de introducir el tema: “¿Tendrías algún problema de hablar con Carlos?”. Cavallo está en un momento de su vida que habla hasta con las piedras (aunque sea para pelearse): “no” fue su lacónica respuesta. Sin demora, Gacela marcó el número de su primo y le pasó el teléfono. Tras el primer intercambio protocolar, donde el riojano desplegó su seducción para derretir el cubito, quedaron en encontrarse formalmente para intercambiar figuritas.
El encuentro secreto de los dos pesos pesados, quienes indudablemente reúnen el mayor caudal electoral del país –por lo menos en cuanto al voto negativo, es decir aquel que responde a la pregunta “¿Por quién usted no votaría jamás?”– fue el miércoles a la noche, a solas, sin testigos. El lugar fue la habitación presidencial del Hotel Presidente, bunker tradicional del ex homónimo. En eso, las dos personalidades muestran sus diferencias: Cavallo nunca se alojaría en el hotel Ministro de Economía.
Menem desenfundó primero y fue al grano. Habló de la posibilidad de unirse para reivindicar los ’90, según ellos la etapa más fulgurante del país, aunque por algún motivo que no alcanzan a comprender sea la más desprestigiada en el presente.
Por vías separadas, ambos están empeñados en esa misma e ímproba tarea. Sobre este punto, el acuerdo surgió de manera natural. Es probable que se haya llevado la menor parte de los cuarenta minutos que se prolongó el diálogo. El postre, que abarcó más tiempo, fue el momento de destazar a sus oponentes, en especial al presidente Néstor Kirchner. Cavallo se ha despachado largamente a través de los medios contra prácticamente todo el espectro político, desde Ricardo López Murphy hasta Eduardo Duhalde. Pero al pragmatismo del riojano no le entran las balas y ha intentado sin éxito hacer alianzas con casi todos ellos. En lo que ambos coincidieron fue en las críticas a Kirchner, quien es un terrorista autoritario según Menem y a quien Cavallo acusa de haberse “duhaldizado”.
Con respecto a la alianza, Menem fue claro: explicó que el distrito donde podía materializarse más fácil era en la Capital Federal, donde Cavallo ya anunció su lanzamiento. Y que aquí, él apoya dos listas, la que encabeza Moria Casán y la que en principio llevaría a su sobrina Gacela. Moria ya le puso pecho a la campaña, pero Gacela no puede, por ahora. El problema es que Menem tiene una alianza con el también ex presidente Adolfo Rodríguez Sáa y han lanzado a nivel nacional el Frente Popular, que compite dentro y fuera del peronismo, según el distrito. Durante la semana se hizo el acto formal de lanzamiento de la lista del Frente Popular en la Capital Federal, pero sin lista, sólo con la seguridad de que Gacela formaría parte de ella.
Varias veces se anunció que Menem y el “Adolfo” harían campaña juntos, pero lo cierto es que el puntano no pisa tierras porteñas desde hace varios días y hasta ahora tampoco se menciona gente de sus filas en las probables listas de ese Frente. En caso de concretarse el acuerdo, sería interesante que marcharan juntos los padres de la convertibilidad y del default.
Cavallo debía decidir si hacía pareja con Moria o con Gacela, y al parecer eligió a la sobrina del ex presidente. De todos modos, el Frente Popular tiene plazo hasta el próximo martes para presentar sus listas ante la justicia electoral. En la reunión del Hotel Presidente no se habló de lugar en las listas, una tarea que quedó para los días siguientes. El cavallismo había dejado en claro que el único que aceptaría su mentor sería la cabeza.
Finalmente, ayer el acuerdo parecía sellado y el Mingo será la cabeza de la lista menemista para diputados nacionales en la Capital Federal, en tanto que aún se dudaba si Gacela iría de segunda del ex ministro o encabezaría la nómina para legisladores de la ciudad de Buenos Aires. La estrategia de los candidatos del centroderecha ha sido mostrarse como el factor de sensatez económica, expresada, según ellos, en una buena relación con el Fondo Monetario y los organismos financieros. Esta alianza les arrebata esa bandera porque en las últimas décadas no hubo políticos argentinos más mimados y alabados por el FMI que Menem y Cavallo. De esta manera, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires será escenario de un experimento trascendental que pondrá prueba la generosidad y la memoria de los argentinos.

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