EL PAíS › TECNOLOGIA, PRIVATIZACION Y DESEMPLEO EN LOS ’90

“La perreada ya no existe”

 Por Alejandra Dandan

El “Pacha” Emiliano Suárez pertenece a la última generación de petroleros de Las Heras, aquella cuyo trabajo empezó a modificarse y también a reducirse por los avances de la tecnología. El Pacha dejó el petróleo en el ’99 convocado para la coordinación de Acción Social por los representantes del gobierno local. Durante el conflicto de los últimos días estuvo metido en medio de las negociaciones entre el gobierno y los obreros. En diálogo con Página/12, explica cómo eran los petroleros de antes, los nuevos y qué es lo que pasó –a su entender– en Las Heras en los últimos seis años con el nuevo auge del petróleo.

Las Heras tuvo varias etapas. Aquellos orígenes de pueblo ganadero quedaron atrás tras el descubrimiento del petróleo en la zona, durante la década de los ’50 del siglo pasado. Para entonces, la gente más grande aún recorría los pozos a caballo. Las crisis fueron varias y parecen fluctuar a lo largo del tiempo, la última y más recordada fue la privatización de YPF en 1991, que se sumó a los avances tecnológicos que reemplazaron mano de obra.

“Hay cosas que uno necesitaba antes, y ahora no”, dice Suárez. “A la noche, en los yacimientos ahora son suficientes unas diez personas para hacer las maniobras que antes se hacían con sesenta a ochenta personas por campo. Ahora todos esos trabajos están automatizados.” Aunque la mano de obra bajó, la tecnología aumentó la productividad de los pozos. “La famosa perreada, como la llamábamos nosotros en el campo, ahora no existe: antes no podías pestañear porque se te desbordaba un tacho, ahora no. No podés hacer nada porque tenés la tecnología.”

–¿Cuáles son los cambios que produjo esa nueva forma de trabajo?

–Vamos a la realidad. Nosotros cuando estábamos en el yacimiento nos conocíamos todos, pero todos. Hoy por hoy, yo soy secretario de Acción Social y me la paso atendiendo gente que viene de afuera: de Formosa, de Mendoza, de Chaco, de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, que vino cualquier cantidad de gente.

–El impacto de la privatización en los ’90 y los avances tecnológicos produjeron un impacto negativo en la zona. Hubo una crisis de empleo, emigración y los efectos tal vez alcanzaron hasta la ola de suicidios de 1999-2000. Pero la afluencia de migrantes que menciona, parece dar cuenta de una reactivación en el trabajo.

–Hasta el año 2000 los conflictos siguieron en un paisaje parecido. Pero hace unos seis años empezó un nuevo auge del petróleo en la zona: con el aumento del precio del crudo, todos empezaron a perforar. Y se reactivó la mano de obra también porque hay empresas de tendidos de cable, de energía. El petróleo trae muchas empresas contratistas que también se radicaron en la zona.

–¿Cómo impactó en la población?

–En los últimos años entraron unos dos a tres mil habitantes: los que se habían ido volvieron. (El pueblo de Las Heras pasó de unos 15 mil a 6900 habitantes en la década de los ’90.) Ahora somos 15 mil habitantes de vuelta, unos 6000 dependen directamente del petróleo. Hoy por hoy, acá no se consigue una casa, por cada una pueden cobrar 2500 pesos de alquiler.

–¿El resto de la gente de qué se ocupa, del campo?

–El resto depende de la administración pública; el campo de Santa Cruz está destruido, por la erupción del volcán Hudson en 1991. Los campos que están acá cerca se salvaron porque tienen petróleo.

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